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HISTORIAS DE LA VILLA DE CÁCERES-COMPARSAS DE COMEDIANTES

  • Foto del escritor: Llopis Ivorra-AgustinDiaz
    Llopis Ivorra-AgustinDiaz
  • 8 abr 2020
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 24 jul 2022

(3) HISTORIAS DE LA VILLA CACEREÑA

COMPARSAS DE COMEDIANTES

En El capítulo anterior, dejamos al pueblo cacereño disfrutando de una corrida de toros tras haber participado en una de las mil procesiones que recorrían la ciudad, y hoy es el omento de asistir a una farándula o comparsa de comediantes que con motivo de las fiestas llegaban a la Vila.

De entrada en la ciudad, el autor o director de la comparsa, solicitaba del Corregidor, permiso para representar sus farsas, el Corregidor sometía la petición al Consistorio, esta discutía la discusión del permiso, haciendo cómputos para ver si la diversión teatral podía perjudicar a las devociones cuaresmales o de Semana Santa, contrastar con algún motivó de aflicción nacional o local, o dar ocasión a que la aglomeración de gente pudiese propagar alguna epidemia, si era Si, pues a cargar con los bártulos y hacia otras tierras de promisión, que era No, pues adelante, al escenario, pero mucha cuenta con los pasillos y mojigangas que se representaban, por si a los actores, gente toda de poco más o menos, se les antojaba dar gato por liebre, el regidor comisario de festejos, había de conocerlos de antemano y pasarlos por el tamiz de su censura, no muy saturada d preceptiva dramática, pero sí de prejuicios y meticulosidades.



Las primeras obras escénicas que en la localidad cacerense se representaron, fueron como en todas partes, los autos sacramentales, obras dramáticas en un acto, que solían tener por tema el misterio de la eucaristía. No hay noticia de que en Cáceres, se celebraran ninguna representación dentro de las iglesias, que solían ser los sitios donde en un principio se ofrecieron a la curiosidad de sus fieles, pero si que el lugar ordinario de que se representaban en el siglo XVI y un en el XVII, era en la puerta de la parroquia de Santa María , en la llamada de los pies, junto a la plaza de Golfines, en una extensión de seis u ocho metros por siete de fondo, espacio que se cerraba por la parte posterior de la fachada de la casa de los de Malgarrida, más tarde convento de las monjas de Santa María Jesús, este reciento se iluminaba como i de dia fuere, se utilizaban para ello, hasta 400 hachas de era, y el público se colocaba en aquella parte de la plaza de Santa María, que confrontaban con el escenario, hasta la casa de los Mayoralgos, a la intemperie, porque esta representación no tenía más que un día de la festividad del Corpus, o de Nuestra Señora de la Asunción , que siempre se celebran en época templada, ( el primer autor de comedias que lo representó fue Juan Carrión, en 1.570, después un tal Vergara en 1.609, y más tarde Diego Monserrate en 1.612, en 1.676 Diego Gil ).

Las comedias de índole profana, que corrían en aquellos tiempos por cuenta del Municipio, el cual cuando no acudían motu proprio los cómicos a la población saliese a buscarlos donde estuvieren, como ocurrió en 1.681 que el ayuntamiento mandó a Badajoz a Diego Carvajal y Moscoso, para que trajese a la compañía que allí trabajaba , dándole para ayuda de costas hasta 500 reales. El templo donde se tributaba culto a Melpómene y Talía, y se ofrecían al pueblo cacerense las cómicas y trágicas lucubraciones de nuestros clásicos dramaturgos, estaba situado en la casa número 3 de la calle Tiendas, que por tal razón se llamaba por entonces calle de las Comedias, hasta que terminado el Hospital de la Piedad ( hoy audiencia territorial) se trasladó a su patio el escenario, como más capaz y a propósito para tales funciones , y por cuya ocupación daban al Ayuntamiento un quinto del producto de las entradas como limosnas para el benemérito asilo.






Viendo la necesidad de ensanchar y mejores los moldes en que se desenvolvía el arte del teatro, y darle un local apropiado y permanente, en atención al contingente de familias linajudas y señoriles que vino a aumentar el antiguo vecindario, las personas calculistas y emprendedoras empezaron a barajar números y diseños con el propósito de construir un teatro, más que como centro de asociación y recreo como negocio. Y para tal propósito el primero que propuso al ayuntamiento su edificación , fue un Mauricio Garrido, a quien la corporación dio licencia a para que los construyese para el 12 de septiembre de 1.787, con un año de plazo para la ejecución de las obras, pero aquel año paso y el Mauricio no puso ni una sola piedra, diez años después en 5 de Diciembre de 1.798, de otra solicitud suscrita por Ventura Carlés y Busquets, un catalán industrial y comerciante, y en el mes de Noviembre de 1.801quedo terminado el Patio de Comedias, que eran como se denominaban entonces los teatros, y es el de la calle Peña,( donde años despues estuvo la panadería de la Romalda, y hoy en ruinas ) muy hermoso y bien dispuesto de decorados en aquellos días.



Varias veces hizo uso de el Municipio, para dar funciones por su cuenta para equipar con sus productos, a las milicias locales, asa mismo también lo utilizaron asociaciones y a particulares con fines caritativos. Más al comenzar el último tercio del siglo XIX, saltó llegado desde el Pirineo e invadió la escena española, una clase de literatura dramática denominado, genero bufo, anacronismos, inverosimilitudes, y chufleterías , tanto más aplaudida a por el vulgo, cuanto más disparatados, y ya en la rampa decadente, como secuela filial de aquel, surgió luego el género chico, arsenal inagotable de sainetes liricos de trama raquítica en general, sembrados de insulseces que cifraban su éxito en la desnudez de las actrices, y lo agradable de la parte musical.



Pus para cultivar este género, un maestro de obras llamado don Francisco Escandón, construyó en el sitio del atrio del Corregidor, (Hoy Foro de los Balbos), en 1.884 un teatrillo de tablas, adosado a la fachada del ayuntamiento, donde con cuatro actores y otros cuatros músicos divirtió al público y gano dinero. Esto excito el apetito de otros empresarios y así, otro teatro surgió en la Plaza de la Concepción, otro en la calle Matadero, llamado de teatro de Matos, y hasta doña Juana Elguezabal, una solterona, heredera de un notario, ahorrativo, beato, y meticuloso, invirtió las peluconas que este le había dejado en construir en 1.886, otro coliseo en un corral de la casa número 5 de la calle Nidos, con entrada en la calle Moros número 8, ¡ Si don Saturnino llega a sospechar el destino que iba a darse a los centenes u ochentines acumulados, y acariciados y contados por el día tras día, antes se los deja al mismísimo demonio que a su sobrina.

Esta denominó el teatro Variedades, el cual competía con el de la calle Peña, hasta 1.914, en que se demolió, por haberlo dejado su propietaria en testamento de 29 de agosto de 1,911 para construir en las escuelas católicas, por estas fechas y desde 1.903 sigue en construcción de otro teatro este en la calle San Antón, cuya obra está paralizada y no sería hasta 1.929 que no tuviera su estreno con el nombre de Gran Teatro.

(Fuentes Publio Hurtado –Ayuntamiento)



Agustín Díaz

 
 
 

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