CONFUSIONES
- Llopis Ivorra-AgustinDiaz
- 30 mar 2020
- 5 Min. de lectura
Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra.
hoy toca hablar de confusiones, de esas confusiones que aun siendo molestas pasado el tiempo lo piensas bien y te hacen cuando menos gracia, siempre claro está que las confusiones no te creen contratiempos desagradables, esto viene a cuento a que paseando por mi calle Cuba, un paisano me ha confundido con uno de la familia Quiñones, familia por otra parte larguísima de Cáceres y aunque conozco a varios de sus miembros no tengo nada que ver con ellos, he tratado de sacarle de la confusión pero parece que el hombre no se dio por satisfecho, venia ya de vuelta rumiando la cosa cuando me acorde de algunos equívocos o confusiones, que en mi la dilatada carrera por esta vida de trampas he padecido en mis carnes, unas simpáticas, comprometedoras otras.
¡ Músico, Vd., es el músico verdad ! eso fue hace unos añitos en un pueblo, cuyo nombre no diré por aquello del acaso, solo les diré que pertenece a la comarca de los cuatro lugares, obviamente porque son cuatro los pueblos que la componen, cierto día, un día, al entrar en un bar de unos de estos pueblos buscando donde podrían darme de comer, un parroquiano dijo,- tu, ponle una caña al músico a mi salud, oiga no que yo, shiiii, tómese la caña y no se hable más- pero oiga que yo-, tómese la caña, me dice el camarero todo preocupado, que no se enfade el tío Catolo tengamos la fiestas en paz, ( por lo visto era el camorrista del pueblo y todo lo arreglaba a palos, de eso me entere en visitas sucesivas a la localidad por motivos de trabajo ) no me tomé esa me tomé unas pocas más, pues toda la parroquia del bar se moría por invitarme, yo bebía y contestaba como podía a las preguntas de aquellas buenas gentes y solo pensaba en largarme, pensando la que se iba a liar si le daban por entrar allí a los músicos de verdad, tengo que decir que al día siguiente comenzaban las fiestas patronales del pueblo, y de ahí lo de los músicos, que por otra parte estaban los hombres montando su tinglado, afortunadamente en un descuido pude salir pitando, sin que en mi persona sufriera la ira del pueblo.

En otra ocasión me confundieron con un Veedor, que después me entere que son esos curanderos o sabios que van de pueblo en pueblo curando a la gente, con galletas o simplemente como el todo poderoso con la imposición de manos, imagínense entrar en un bar a por una botella de agua , en el pueblo de Cañamero, y en el salón comedor encontrar al menos a cincuenta personas esperando la salvación eterna, y al empezar a disculparme diciendo que yo no curaba, ver las caras y la forma de levantarse de las sillas aquellos enfermos y familiares y salir corriendo todo fue uno, la del bar me decía, oiga señor su agua, désela vd. a los enfermos verán como curan le decía yo desde la calle ya,por supuesto .Estos curanderos o sabios, yo no sé si curarían pero daño tampoco creo que hayan hecho mucho, al menos a uno que conocí José " el Sabio " muy conocido en Cáceres y comarca, un tipo analfabeto, criado en el campo, como antiguamente se solía, no como ahora que les ponen autobuses para asistir al colegio, este José el "Sabio" con las tonterías se levantaba tres mil euros a la semana y más en B que la caja del PP, cuando terminaba la consulta frecuentaba un bar que yo también frecuentaba, llegaba miraba algún jamón colgado y decía ese pártelo y venga vino "pa tos" allí se quedaba en un rato cincuenta o sesenta mil pesetas de los antiguos Euros, le costaba poco ganarlos, era un hombre sencillo de trato ameno, la gente le tenía mucho fe en poner remedios a sus males, pero tuvo una pega que aquel sabio que curó a tanta gente no supo curarse el.
Otra vez y en el pueblo de Guadalupe, me confundieron con el que arreglaba las máquinas tragaperras, por lo visto el hombre llevaba una semana sin aparecer desde el aviso y al entrar yo en el garito las voces se escuchaban por todo el pueblo, después me dijeron que el parecido era razonable, bueno podría ser, lo mismo es que la gente solo busca excusas para reñir, como aquella vez que me confundieron con el novio de una muchacha y el padre me apuntó con la escopeta por la ventanilla del coche, ¡ gen santa que susto ! ¡ Ah, ya de esto escribí un relato sobre el asunto, pero el miedo todavía me dura..
Otra vez, un jefe del que también he hablado, tuvo la desgracia de siendo albañil y del montón tener hijos pijos, y una de ellas, la mayor creo , compró un piso, a la hora de la entrega, al que solo le faltaba la cedula de habitualidad para ello, se le antojó que no le gustaba y quería cambiarlo todo por dentro, en seguida el padre como buen padre, lo organizó, y allí mandó a albañiles , fontaneros, alicatadores, electricistas y a mí con dos ayudantes y un plano que había hecho la misma hija, porque valía para todo, decía el padre, nos dio un juego de llaves y.. venga a tomar por saco , tiramos todo y lo hicimos como nos habían dicho, las cosas como son, nos quedó de cine, se sacaron dos cuartos de baños más, cocina más amplia salón estupendo y tres habitaciones regulares, dos meses de trabajo de al menos seis operarios cualificados, aquello ni contar tiene que costó un potosí , el día que terminamos nos invitó a comer, poco, porque fue escaso ,pero a comer, y a felicitarnos por lo bien que había quedado todo y lo contenta que estaba su hija y su yerno. Pero a los dos meses de haber cobrado los trabajos, se presentó el susodicho padre, mi jefe, a decirnos que teníamos que devolverle el dinero que le habíamos cobrado esos dos meses porque ,jajajajajaja, ¡ que escándalo, que barbaridad, si a mí todavía me duele el estómago de las risas cuando me acuerdo, y eso que han pasado unos días eh,, ¡ porque señor, porque este tío estaba tan tonto,! ¡Porque, si yo solo iba a ganarme el pan, porque estuve trabajando casi veinte años con este tipo! ¡Por que! porque nos habíamos confundido de piso y en vez de arreglar un tercero "B" arreglamos un segundo "B", y no tenia en cuenta que fue el, el, el que nos dio la llaves y la dirección .

Agustín Diaz.
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