DE PENSIONES Y MIEDOS
- Llopis Ivorra-AgustinDiaz
- 27 mar 2020
- 6 Min. de lectura
Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra
Hace algunos años, cuando mi Llopis Ivorra se dedicaba a la farándula, pongamos veinte o más que conforme se van cumpliendo años y al mirar la vista atrás todo parece que las cosas que pasaron fue hace veinte años, no recuerdo la fecha pero debía de correr la mitad de la setentena del siglo pasado si recuerdo que andaba por los insultantes 16 añitos , me toco actuar en diversos pueblos de la provincia Cacereña entre ellos en Navalmoral de la Mata distante de la capital en unas 25 leguas, ya provenía de actuar en la puebla de Guadalupe población esta distante en 33 leguas o más y como las carreteras de la época se encontraban de aquella manera había que hacer fonda en el lugar, se dio las circunstancia de que en Guadalupe estaba petao de gente , no por aquello de que el gentío es presagio de guerras o de entierros no, que era porque se andaba construyendo una base de observación militar en las sierras de las Villuercas sitas estas en el término municipal de puebla de Guadalupe, y excepcional mirador de la tierra Extremeña al ser este el punto más alto de la región.
Al estar tan lleno de gente y distinta calidad y procedencia las pensiones y casa de huéspedes al uso estaban que no cogía ni el tabardo o pelliza de un huésped más ya que se iba guardando sitio por correturno y al que no le importara dormir en la todavía cama tibia de anterior inquilino, buscamos acomodo en una casa particular de dos plantas donde madre e hija, viuda la una soltera la otra daban cobijo a gente forastera como era el caso por una módica cantidad pecuniaria, nos colocaron en la segunda planta o planta alta de la vivienda que aprovechando la aglomeración del personal en busca de refugio habían habilitado a zona diáfana y sacar dos enormes habitaciones en la cual habían colocado dos camas en cada una dos enormes una normal y una cuna o poco más o poco menos, al ser el más joven de la partida me quedaron el último en la elección y si, si fue la cama más pequeña la que me quedaron en el reparto, cama que más parecía cuna para infante que cama para pollo en crecimiento todavía y no fue poco el tiempo que la cosa se dilató por más de tres meses de lunes a sábado , las habitaciones tenían un poco de pendiente hacia la paredes de la fachada y las camas estaban colocadas en la parte más alta, la que me tocó en suerte era una de aquellas llamada camas turcas y con ruedines el resultado era que cada vez que me movía salía la cama disparada hacia la pare de enfrente y entre subir la cama al origen y trabar las ruedas pasaba unas noche toledanas de aquí te espero, probé a dejarla en la parte de abajo pero era como dormir de pie.

Fue a principios del año setenta y cinco cuando nos llamaran a actuar en Navalmoral de la Mata y si se venía de un aposento regular no metieron en otra que a poco que hubiéramos aguantado nos hubiera quitado el pellejo a base de hacernos pasar hambre y mugre, y por consenso de obreros que no de jefes decidimos cambiar de hospedaje y caímos en manos de la señora Duvi que por ese nombre atendía la patrona, Eduvigis imagino seria su nombre nunca pregunte nunca me lo dijeron , por lo menos en limpieza mejoramos y en comidas algo mejoramos también unos más que otros ya que el jefe que no quería el cambio engordaba a ojos vista y es que la señora Duvi no tenía reparos en rebuscar con el cucharon en la sopera los trocitos de jamón para echárselos a él , tenía dos habitaciones en la zona familiar para huéspedes y tres en un espacio adaptado para su uso dada la también aglomeración de personal en esta localidad, hay que recordar que eran tiempos de bonanza para los de siempre de cuando se construyó la central nuclear de Almaraz y la comarca estaba repleta de gente venida de tierra extraña y no había una habitación libre en muchos kilómetros a la redonda, en la zona familiar se instalaron el jefe y otros tres compañeros de los más mayores, en el zulo nos metimos nueve repartidos en las tres habitaciones.
Gente joven, trabajadora bien pagados y de buen humor se acostumbraba a salir los jueves a tomar una copichuela por aquello de ser mitad de semana y ser día de bullicio en el pueblo ya que todo el personal se echaba a la calle, hasta ahí todo norma el problema es cuando se le calentaba la boca y no había mesura a la hora de beber y se llegaba perjudicado a la hora de la recogida, en las habitaciones había un armario pequeño para colgar el corto equipaje menos en una que había un enorme armario de esos de luna y de tres cuerpos, en uno de ellos había un uniforme de guardia civil propiedad del finado hijo de la patrona, y en el altillo en una gran caja la corona de flores con la que fue acompañado en el sepelio, en aquellas noches de jueves ya e había desfilado por la habitación con el uniforme de la benemérita libreta en mano y tricornio en la testuz simulando arrestos y multas al personal medio dormido por no ser horas ya de quimeras, hasta que una noche de jueves al llegar del bullarengue estaba dormido ya el compañero Vic ente hombre aprensivo con la cosas de la muerte y parecidos, solía dormir boca arriba y con los brazo sobre el pecho así que la ocasión la pinta calva y el diablo que no para de enredar puso en las entendederas de los borrachines juerguistas hacer la broma fácil y pensado y hecho, se le colocó a Vicente la corona de flores por encima y se le despertó, este malhumorado empezó la protesta y al incorporarse de la cama vio su reflejo en la luna del armario, al verse con l corona rodeándole el cuello estuvo punto de hacer uso de ella le entro un estado de nervios tal que nos costó calmarle el resto de la noche, a la mañana siguiente cogió en coche de línea y no volvió más por el lugar, de aquella pensión algunos nos tuvimos que r por no poder dormir con el cachondeo y marchamos a otra al Calos V de recién inauguración como la demanda era grande rápidamente se llenó, tanto que las noches volvían a ser de escándalo y de dormir poco y de comer menos el remate fue que un compañero que decidió pasar allí el fin de semana se encontró con su habitación ocupada y es que aunque nos cobraba la reserva del fin de semana en cuanto salíamos con la maletas las volvía a realquilar, como el pollo fue grande y ya no podíamos seguir allí n os cambiamos buscando tranquilidad al hostal Gran Via , comer bien pero el dormir gensanta vaya noches toledanas, resulta que se hospedaban en la misma planta las chicas de alterne de unos cuantos puticlub de la zona, llegaban de madrugad casi amanecido con gran alboroto de risas y charlas a voz en grito y e espectáculo que formaban los huéspedes insultado a las féminas era de órdago, y así que íbamos de mal en peor metiéndonos las cabras en corral propio.
El destino o la casualidad que así lo llaman algunos, quiso que en un momento dado parase la actividad por esos pueblos de dios y se regresara al origen y quiso el destino o la casualidad que me enviaran junto con otro compañero a hacer nuestro trabajo al primer tanatorio que se instaló en Cáceres, para poder coger agua y para mi negocio se necesitaba mucha agua al día, había que pasar por un almacén donde se encontraba almacenados los féretros en espera de cliente para llenarlo que ya saben que clientes en una funeraria nunca faltan, había un individuo trabajando allí que más parecía un muerto desenterrado que hombre viviente por su apariencia seria por hacer juego con el negocio, viendo el respeto con que mi compañero iba a darle o a cortar el agua decidió al verlo pasar meterse en una caja de difuntos y justo al volver levantar la tapa, fue tal la descomposición, fu tal el alboroto que todavía hoy se recuerda el gran susto recibido y todavía sigo esperándolo que aparezca., y es que el miedo es libre y termia cuando tu mente se da cuenta de que es ella la que cría ese miedo.

@agustinbotines
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