DIARIO DE UN LOCO (II)
- @agustinBotines
- 25 feb 2021
- 4 Min. de lectura
DIARIO DE UN LOCO (II)
(En la Casa de los Locos)
Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra-
Mi Llopis Ivorra, se sigue debatiendo entre la cordura y la locura, entre lo real y lo irreal, ente lo maldito y lo maldecido, peguntándome el porqué de muchas cosas, de tantas que no recuero cuales eran, solo sé que era un soldado de fortuna, y la fortuna me dejo extasiado , fuera de juego maltratado y vencido, hacía tiempo que había entregado mi armamento al enemigo y abandonado mis posiciones en las trincheras, me tenían derrotado y sumiso, callado, manso y lo que es peor sin moral para seguir en la batalla, yo que era valiente, sin miedos ,y que hacía como Napoleón Bonaparte al entrar en batalla me ponía la camisa roja para que en caso de que me hirieran no sofocar en demasía a los míos, por el color y aparato de la sangre, derrotado sumiso, desarmado, aborregado pero vivo, cometieron ese error, el error de no rematarme cuando tenían la ocasión, cuando tenían mi nuca en el cañón de sus pistolas , me dejaron vivir para que solo y abandonado muriera de vergüenza, por no haber sabido defender los derechos y libertades adquiridos en esta democracia de tercera que nos dimos y que ahora padecemos, ahora vuelvo otra vez a tomar posiciones para no dejar pasar y hacer frente al enemigo común, cometieron ese error, y ahora otro más gordo todavía han tocado y amenazado a los míos, y estoy de vuelta en las barricadas y armándome para hacer causa contra el gigante Goliat... hasta la derrota total, o para que este soldado de fortuna salga con los galones de general...
Mi Llopis Ivorra amanece en el manicomio después de otro larga noche de insomnio y cansado de andar vagando por el mundo admirando tantas y tantas batallas históricas, pero amanece en la sala común de terapia de grupo con una niebla que no me deja ver más allá de un paso, ando con los brazos por delante para no tropezar y poder esconderme en el rincón más recóndito de la sala, siempre paso inadvertido y yo sé que es porque soy invisible, que me hago invisible cuando quiero y no pueden verme, pero hoy es distinto el médico de la cabeza anda buscándome y preguntando por mí, para distraerlo pongo en el " picú " de la sala común un disco y después de la publicidad " coñac fundador una coñac que esta como nunca " Bebo Valdez le da al piano las nota de entrada a Diego Cigala, “ y aunque tú, me has dejado en el abandono “ el doctor de la cabeza viene a sentarse a mi lado en el suelo, no sé cómo me ha encontrado con tanta niebla, tan espesa que te puedes hacer con ella un bocadillo, aunque sabe a poco, pero se puede masticar y la mezclo con mis chicles de regaliz sin que me vean para que no me riñan por comer las cosas de todos, ahora sé cómo me ha encontrado, se lo debe haber dicho Julián, un loco que siempre está paseando por los pasillos, es un alcahuete y vasallo de políticos, está aquí interno por ellos, por creer en ellos, por creer que por votar una vez cada cuatro años, ya teníamos todo resuelto, sanidad, educación, vivienda , trabajo, en fin que el estado del bienestar crecía en los parques y jardines de las ciudades y que con solo un pelín de cuidado estaba todo en orden, ya ven si está loco, yo le digo que sí que tiene razón, pero que no se soluciona solo con votar una vez cada cuatro años, que tenemos que estar siempre vigilantes y "botar" a tanto malvado de la política, a tanto delincuente y que debemos quitarles los privilegios que nosotros mismo les otorgamos, que esto que vimos en este país no es democracia que no tenemos listas abiertas, que un voto no vale lo mismo dependiendo donde vivas y de donde se presenta la opción que elijas para darle tu voto, ahí en ese mismo lugar, es donde me mira mal, con cara de loco y tengo que refugiarme entre la niebla, pero me ha visto y se ha chivado. El doctor de la cabeza me dice que no, que él me ha encontrado porque me ha visto que no hay niebla que la niebla solo existe en mi cabeza y ... puede ser carajo. Mientras Diego y Bebo siguen a la suyo en el Picú “Aunque tú has matados mis ilusiones, en mis sueños te colmo, en mis sueños te colmo de bendiciones.”.
El doctor de la cabeza me habla ahora al oído, no quiere que se enteren los demás internos de lo que hablamos, no sé el porqué, me dice que es mentira que yo por mi dependencia de los chicles de regaliz y del pegamento de las dentadura ando pillao, que estoy loco, que yo jamás salí del manicomio, que por las noches jamás abondo mi habitación, que es cosas solo existen en mi alborotada cabeza, yo le miro y me pregunto qué siendo así cómo es posible que yo ayudara a Ulises a espabilar por las escaleras a los pretendiente de Penélope, ni que tampoco fui yo el que ayudo a Teseo a salir del laberinto de Ariadna, como tampoco llevé los clavos a los Aqueos para construir el caballo de madera a las puertas de Troya, también dice que es mentira que una noche decidiera internarme en el castillo de IF, para pasar de llamarme Edmundo Dantes, a convertirme en el Conde Montecristo al morir el Abate Farías, llegado a este punto me interno más en la niebla de mi cerebro no entiendo nada y quiero seguir siendo invisible aunque solo sea para mí mismo, el médico de la cabeza, se levanta despacito para largarse sin hacer caso a los demás internos, y ya desee la puerta me dice a gritos, "tu no pudiste hacer todas esas cosas, sabes el por qué " sencillamente porque el que el que hizo esas proezas fui yo," ¡jodio loco! en ese mismo momento empieza a sonar en el Picú, a los acordes de la guitarra de Fito "después de un invierno malo, una mala primavera"..

Agustin Díaz
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