EL CURA Y EL BARBERO
- Llopis Ivorra-AgustinDiaz
- 11 abr 2020
- 4 Min. de lectura
Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra,
Recuerda un sucedido que aconteció hace algunos días, es verídico como todo lo que cuento y que mis amigos que leyeren estas cosas mías, podrán contactar su verosimilitud a poco empeño que en ello pusieren, pero como sé que a nadie le va a interesar, y si por un casual alguien hubiere que le interese, sé que se fin de mi palabra pues miel sobre hojuelas , En primer lugar quisiera agradecer, porque es de bien nacidos el agradecimiento, la fidelidad con que algunos de Vds., le prestan a mis relatos, todos ellos como digo verdaderos como la vida misma, guardados en un rincón de la memoria unos, otros en un rincón del alma, unos más gratos otros menos, unos con un pelín de humor otros con rabia de ver lo que nos están haciendo, algunos ajustados a la realidad otros con un poco de hipérbole y licencia por parte del autor, agradecido a las muchas visitas de los dos blog que suelo usar para estos menesteres, ambos con el nombre de Llopis Ivorra, pero de diferentes plataformas y que pasan de las ochocientas visitas mes, agradecido por ello y perderles perdón, perdón por no hacer uso del corrector de escritura con las consiguientes faltas de la gramática y por no leerlos una vez terminados y antes de publicarlos, pero es que yo soy así de valiente, y perdón también por alárgame más de la cuenta cuando mi intención es publicar relatos cortos, ruego tengan en cuenta que solo soy un obrero de la construcción en paro, y malamente asistí al colegio. Ven ya me estoy enrollando esa es otra historia y tal vez una día la cuente, así que muchas gracias y les ruego su perdón, a este su humilde servidor @agustinbotines, el seudónimo así como mi avatar en la redes sociales es para que no me reconozcan andando por la calle y no me apedreen. El relato de hoy, viene a cuento a que muchas veces en esta vida cruel, al pasar ir o venir por esos mundos de dios o del diablo, dependiendo en lo que crea cada uno, te encuentras con equívocos una veces graciosos, simpáticos, amenos, otros de asombro o de acojono como cuando me quisieron matar de un tiro al confundirme con otra persona, relato ya publicado y que amenazo con recuperarlo y actualizarlo, pero como décia hay confusiones o equívocos que una vez pasados te provocan la risa, hilaridad o curiosidad ,estupor o admiración , al igual que el gitano Melquiades producía a Aureliano Buendía. Cierta vez y en un pueblo al ir a buscar posada me confundieron con uno de los músicos que actuaban por la tarde en las fiestas del pueblo, y hubo gran tumulto de chiquillería pidiendo fotos, o confundirme con el recaudador de las máquinas tragaperras, y el más ideal. cierta vez que y en un pueblo de la sierra Cacereña me confundieron con el veedor, o sabio, o curandero de los que antes iban de pueblo en pueblo curando al personal con la imposición de manos los unos , con una galleta los otro, en fin timadores de poca monta, para gente que busca se panacea que remedie sus males, como el capitán Akab buscaba su ballena blanca, y más muchos equívocos mas, pero me alargaría bastante y no era esa la intención, todo esto viene a cuento a … Sucede que estos días de atrás recién pasados, y estando de visita en el hospital de Cáceres por motivos que no vienen al caso el relatar, entró en la habitación del paciente al que fui a cumplimentar con mi visita, que no con mi grata presencia, que esa es otra, como digo estando de visita al igual que varios familiares del enfermo y teniendo por medio una , de esas que se tienen en los hospitales, y ascensores, que no llegan. ni van , ni vienen de ningún sitio ni a ningún sitio, cuando de repente se abre la puerta y entra un señor, con una bata blanca algo parecido a un alzacuello y una cajita en la mano, muy amable si, se interesó por la salud del enfermo en cuestión, si, muy amable el señor, al rato de conversa dijo que tenía que continuar con su ronda y si necesitaban de sus servicios, y ciencia para el sería un placer el actuar en consecuencia .

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.Hasta hay bien, pero como no sería la sorpresa cuando el enfermo se puso pálido, al borde del colapso, malo, muy malito, realmente malo, y a voz en cuello pidió que el hombrecillo se fuera de la habitación, dado que el había sido el causante de la crisis del paciente, el hombre como digo educado y muy amable, pidió perdón y se retiró rápidamente, tan rápidamente como si le hubieran vertido agua caliente en la cocorota, nos quedamos igual que cuando Colón se enteró de que había descubierto un continente, y no un bar de copas como iba buscando, al preguntar al enfermo el porqué de la cuestión, contestó el ínclito, que por que había ido a verle el páter del hospital con los oleos y cosas propias de administrar la extremaunción, allí fue el escándalo, allí fue el alboroto, allí el cachondeo, fue mayor risas van ,y risas vienen, con el consiguiente mosqueo del personal trabajador del establecimiento pues es sitio de reposo y silencios , ¡ Ah, quieren saber , el por qué, pues bien no era cura el de la visita, a fe que si lo parecía, pero era el barbero y la caja que llevaba en la mano era la propia de los útiles para el rapado de barbas y cocorotas, eso si ,no llevaba el yelmo de Mambrino, o al menos yo no lo vi...pahabernosmatao....

Agustín Díaz
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