EL GATO Y EL VELATORIO
- Llopis Ivorra-AgustinDiaz
- 31 mar 2020
- 5 Min. de lectura
Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra
Antes, hace algunos años pero no tantos como pueda parecer, ¡que las cosas que pasaban ayer parecen que pasaron hace mucho tiempo! cuando el personal se moría , vicio que no somos capaces de quitárnoslo cuesta más que deja de fumar ,los velatorios a los difuntos se hacían mayoritariamente en casa de los finados y sobre todo si el óbito se producía de muerte natural, por cosas de la edad, por larga enfermedad y ya esperada, o bien por que la ciencia no pudiendo hacer nada más, te enviaban a casa de los centros hospitalarios, para que te murieras con los tuyos y al ser posible en tu propia cama.
En ese sentido, las cosas como todo en esta vida tan bien han cambiado y en mi humilde opinión para bien, pues llegando la hora que a todos nos tiene que llegar en la que la vida iguala a los seres humanos, aunque hayas sido el peor tipo del mundo vas a parar al mismo sitio, siempre se recuerda aquello de que ¡¡al final de la partida el Rey y el peón se guardan en la misma caja!!, en vez de velar al difunto en casa se velen por los deudos en los Tanatorios, donde si no eres muy allegado pasas a ver a la familia, le das el pésame y con la excusa de que calor hace aquí o cuanta gente hay te sales fuera y con disimulo te largas, eso sí ,habiendo cumplido con el trámite, que las normas de urbanidad y protocolo más elemental exigen para la buena la convivencia, porque lo que es consolar a la familia eso es muy dudoso, lo de acompañar en el sentimiento es una falacia más de los seres humanos, cuando sales y te vas al bar. ¡La mayoría de las veces no conoces al difunto! solo a parientes del mismo, a ver en que sentimientos le puedes acompañar, eso sí en este país aunque haya sido un tipo cruel hay que hablar bien del finado, y recordar que en España enterramos muy bien Recuerdo que murió un familiar de un jefe que tenía, no me acuerdo de si suegro o padre, pero si recuerdo que era persona mayor, bastante mayor, que aunque también se mueren dan menos lástima que si fuera una persona joven, ¡ coño eso habría que preguntárselo al muerto! , tenía por entonces un compañero que era muy cumplido para estos menesteres, tanto que tenía dos o tres entierros por semana, y que ya pasó a ser protagonista de otro relato el pésame " quisiera recordar , cierto es que Cáceres por entonces era ciudad pequeña y nos conocíamos todos, pero leches este tipo además era amigo de todo el mundo, era tan cumplido que cierto día después de salir de trabajar nos hizo ir a dar un pésame a casa de un conocido y cuando llegamos todavía estaba el presunto difunto viendo tranquilamente el televisor en el comedor de su casa. Pues este nos convenció de que deberíamos ir unos cuantos compañeros al casa del fallecido al velatorio, que por regla general es de un día completo cuando no un día y dos noches, llegamos y nos entraron en un gran salón anexo a la casa donde se encontraban para la ocasión los hombres, las mujeres velaban en el salón principal de la vivienda separados por sexos y en el centro del mismo la caja con el difunto, dentro de la caja claro está.

A es de las diez de la noche el personal empezó a desfilar cada uno a sus menesteres, este compañero se prestó a que fuéramos cada uno a nuestra casa a cenar y nos presentáramos de nuevo a las doce para velar toda la noche, por no dejar solo a nuestro jefe que era al que conocíamos de los deudores y a si lo hicimos. Nos colocaron en el salón anexo a la vivienda que daba aun patio con salida a la calle de atrás, En el centro de la pieza había un brasero de picón grande, hermoso como plaza de toros bien provisto de la rama de la encina quemada, y sillas arrimadas a la pared, seriamos unos veinticinco más o menos y, un gato, avanzada la noche y como el fresquito arreciaba se dispusieron las sillas en corro alrededor del brasero y cada poco se iban arrimando más, conforme el picón se iba consumiendo, mientras el gato daba vueltas acomodándose donde se le dejaba al calor de cualquier regajo que se lo permitiera, ya de madrugada sacaron café bebidas espirituosas y dulces, que no había duelo que se preciara si no se sacaba algo para el sustento del cuerpo, para el alma ya rezaban las mujeres por todos los que estábamos allí.
El gato al olor de los dulces y como había cogido confianza pues casi se mete en la bandeja de los mismos, alguien no sé quién y con disimulo clavo al pobre gato un bolígrafo en los cuartos traseros y ¡Ay ¡! El pobre gato comenzó a saltar y a maullar la fierecilla ,y ya mosqueado siguió buscando acomodo, el salón donde estábamos tenía una ventana que daba a un cuarto de baño del interior de la vivienda, esta ventana tenía una poyata y allí después del sofocón se instaló el minino, sobre unas bayetas para el polvo, para limpiar el polvo quiero decir, y se quedó tranquilo, ya casi de amanecida el jefe, mi jefe, preguntó a un habitante de la casa a la sazón sobrino y también compañero de trabajo, donde se podría afeitar y le dejara los apaños necesarios, lo hizo y le indico el baño junto donde estábamos y allá que fue, como el brasero ya estaba a la cuarta pegunta fuimos arrimando las sillas más y más, hasta formar el corrillo que la cantidad de gente permitía sin dar a la nadie la espalda, gesto por demás grosero y de mala educación, en fin un corro perfecto ya casi habían cesado las conversaciones por tantas hora de vela estando el personal amodorrado, de pronto ¡ Ay ¡ amigos se oye gran griterío y más sonora si cabe en el silencio imperante, y al compás del grito se abre la ventana donde estaba adormilado el gato ( luego nos enteramos de que el griterío venia de que después de afeitarse con cuchillas a lo cual no estaba acostumbrado por hacerlo normalmente con maquinilla, se roció con loción para después del afeitado de la marca “Floyd” loción para machos muy machos, que escocia una exageración y que abrió la ventana para regañar al sobrino por habérsela dado).Ese gato con el griterío y el susto de la ventana pego tal salto, que.. ¡ Oh, qué horror, Si lo han adivinado en todo el medio del brasero fue a aterrizar el pobre animal, ¡ figúrense, imagíneselo, veinticinco tíos al unísono saltando alrededor del brasero, como los indios del gran Toro Sentado ejecutando la danza de la guerra alrededor de una hoguera, así estábamos nosotros ,sacudiéndose las cenizas y las brasas de encima, y ese pobre gato oliendo a chamusquina intentando salir a la calle sin conseguirlo el personal chillando el gato atacando sin compasión a todo los allí reunidos, cuando la mujeres llegaron para reconvenirnos por el escándalo y abrieron las puertas, el gato salió disparado como alma que lleva el diablo y yo creo que todavía no ha parado de correr.

Las mujeres nos empezaron a increpar por las voces teniendo al familiar de cuerpo presente, nosotros tratando de justificarnos pero al mirarnos ¡el que más y el que menos tenía la cabeza y el cuerpo llena de cenizas!, algún agujero de quemadura en la ropa y algún arañazo del gato, eso era el despiporre, que vergüenza nos tuvieron que echar porque no había forma de parar de reír. A lo largo de los años he estado en algunos duelos divertidos y ocurrentes pero este, este no se me olvida fácilmente.
Agustín Díaz
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