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  • Foto del escritorLlopis Ivorra-AgustinDiaz

EL PECADO DEL CURA DEL ESPIRITU SANTO

EL PECADO DEL CURA DEL ESPIRITU SANTO


Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra.

A pesar, o tal vez por eso del tiempo transcurrido, y ojeando papeles antiguos de esos que se guardan sin saber por qué, como diciendo ahí te esperas por el acaso, me acordé de repente y sin que los mencionados papeles tuvieran nada que ver, o al menos eso creo yo, de cuando íbamos los chiquillos a recibir la doctrina a la parroquia del barrio del Espíritu Santo, a la que pertenecía eclesiásticamente el barrio del antaño Carneril, y nos obsequiaban con un vaso de leche americana o leche en polvo, como guste a cada cual, o chocolate con pan, eso sí duro como piedra, el chocolate me refiero bueno y el pan también, y algunos a los más necesitados doña Elia, de la sección femenina de la falange, vestía con ropas de segunda mano, pero de buena presencia, como decía sin saber por qué, indujo a mi mente aviesa el recuerdo del presbítero, cura o mosén, que un día fuera el alma espiritual de estas dos populares barriadas del entonces incipiente Cáceres, tal vez como digo algo que leí o algo que recordé, me sirvió como hilo conductor para este relato, todos necesitamos a un Virgilio que nos indique el camino como el hizo con Dante como nos cuenta en su divina comedia o una Ariadna con ovillo de hilo que ofrecer a su Teseo que le abra el camino hacia la salida del su laberinto particular, más vamos a la historia, disfrútenla y recuerden que solo es un relato de la verdad de lo acaecido, o no.

El barrio del Espíritu Santo se extiende cuatro calles enfrente y otras cuatro al lado derecho de la parroquia que presta su nombre al barrio, al lado izquierdo se encuentra la reserva acuífera de Cáceres, la Fuente del Rey, que bien a su manantío y a la entrada de aguas procedentes del regato Plata, otrora con un gran caudal de agua lo mismo en invierno que en verano, conferían la auténtica riqueza de las huertas de la Ribera del Marco y por consiguiente de todo Cáceres desde tiempo inmemoriales, y que ha estado, en el olvido durante varios decenios hasta su destrucción casi total, al punto que autorizaron una fábrica de aceite junto a la fuente del Rey o charca del Marco, como prefieran, y donde vertía sus residuos y miasmas, destruyendo todo en poco tiempo, todo lo que había costado construir dos mil años o más.

Por aquella época el barrio del Obispo Llopis Ivorra, no todavía no, todavía no había el prelado dado su nombre al barrio, calculo yo que por entonces seria monaguillo, cuando menos todavía no había tomado la primera comunión, y andaría el que con el tiempo seria obispo matando pajaritos como cualquier zagal, por aquellos años el barrio terminaba en la calle Ecuador, la parte de abajo de la calle, la de arriba todavía no estaba construida, y la parte de arriba de la calle Cuba estaba en construcción y se llamaba barrio de el Carneril, nombre de la finca donde estaba ubicado.

Separaba ambos barrios la carretera de Medellín frontera natural y línea del corte de las peleas entre chiquillos, los pisos de los policías armados llamados así por entonces y los hornos de la cal y algunas chabolas y basureros, El Llopis Ivorra también pertenecía a la colación del Espíritu Santo, con lo que por entonces signaba el poder de la iglesia sobre todo ser humano, bueno como casi ahora, y todo vecino solo por nacer en estos barrios quedaba empadronado en esta parroquia con el consiguiente pago anual, para mantenimiento y cuidado de la iglesias y sus santos que posesionan todas las semanas santas.

Historia

Se dice fue convento de templarios, y parece que se comprueba con algunos vestigios, en la habitación del ermitaño, hay un enlosado del antiquísimo de ladrillos, que denota fue patio, a la entrada de la iglesia existe una lápida sepulcral y de relieve, un báculo pastoral y jarra de flores, igualmente en una cantería labrada con una cruz

Consta que en Cáceres , en 5 de Marzo de 1.252, y ante García Benito , escribano, se celebró una conciliación entre el maestre y freiles de la caballería del Temple y el concejo de Cáceres, para evitar hostilidades varias , muertes y robos de y por ambas partes, por la de Cáceres se nombraron compromisarios a D. Lope Pérez , comendador de capilla, y don Miguel Navarro , comendador de Alconetar, freiles del Temple, por estos y su Maestre, nombraron a D. Pedro Yáñez y D. Ximen Sánchez, caballeros y vecinos de Cáceres, que debían concurrir en Alconetar el día de San Juan Bautista ( 24 de Junio ) y por tercero en discordia D. Rodrigo Flores, para otorgaron ambas partes dos cartas partidas por A,B,C, y y selladas con los sellos de Cáceres y del Temple , Estilo en aquellos tiempos , tomando cada parte la mitad de la escritura, partidas y que uniéndolas después conocían si habían sido falsificadas o no, cuya precaución tuvo en principios de 1.191, lo que comprueba que tuvo el Temple, conventos por estas inmediaciones y que bien pudo serlo esta iglesia.

El 25 de marzo de 1.493 se fundó la cofradía del Espíritu Santo y celebra su festividad en pascuas de pentecostés (31 de mayo).



Llego cierto día una curilla joven de los de sotana almidonada sombrero de picador y manteo, el cual cambiaba de una mano a otra con un arte sin igual, de nombre Antonio, al poco de hacerse con la parroquia y de cristianizar y dar la doctrina a todo ser viviente en ambos barrios y al estar estos alejados del centro, las comunicaciones muy malas, poca luz, vehículos ninguno, determinó el mosén y a si lo propuso a la feligresía el comprar un vehículo a motor para en caso de enfermedad de cualquier miembro de la comunidad, y más si esta se mostraba por la noche, poder subir a avisar a los doctores de guardia en el hospital provincial, único centro hospitalario por entonces en Cáceres, y nada más que hablar, así se hoz, y entre todos los parroquianos se aportó el dinero suficiente para la compra una Moto-Vespa, el curilla no dejaba de comentar que la moto era de todos los vecinos, puesto que entre todos se había pagado, pero ya por entonces se apreciaba que la única que disfrutaba de la moto-vespa era una monjita joven, que cuidaba de los santos y los vecinos mal pensantes decían que del cura también,

Con el tiempo no mucho, no vayan a creer, dijo el cura que la mota-vespa era anticuada y había que comprar un coche, por aquello de que era mejor subir al enfermo al médico que esperar a que el bajara, “jamás me enteré de que ningún vecino hiciera uso de este derecho pero en fin”, cosas de los curas y de iglesias” y se compró un SEAT-600 con el dinero también de la parroquia, cochazo por aquellos entonces, y volvimos a lo mismo la única que hacía uso del vehículo era monjita, que iba siempre muy recatada y ufana al lado del párroco don Antonio, con la ventanilla bajada y melena al viento, hasta que la monjita cierto día empezó a engordar y tener mal color de cara, y desapareció de la parroquia sin dar cuentas a nadie y eso que preguntaron, los más maliciosos se daban con el codo señalando al cura, pero el cura se limitaba a sonreír y callar, al poco el páter don Antonio también desapareció, gran escándalo, no olvidemos que erala mitad de los años 60 o así, el párroco suplente D. Ángel, anuncio con cara de circunstancias que al párroco le habían enviado del obispado a impartir cursillos de cristiandad y calmó a las malas lenguas, pero nunca volvió a aparecer ni el curilla ni la monjita , ni volvimos a tener noticias de la moto-vespa ni del SEAT 600, se los llevo como tantas cosas la hojarasca.

Hasta que cierto día y sin saber cómo ni quien, ya saben, la gente que cuando están aburridos les gusta soltar la lengua, y empezaron las murmuraciones y a decir que a don Antonio, el cura, trabajaba en la hacienda pública y se le solía ver por las tardes en el paseo de Cánovas jugando con un chiquillo y paseando con una mujer con un parecido razonable a la monjita que cuidada de los santos.




Agustin Díaz


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