EL PUEBLO (lA VIDA CONTINUA)
- Llopis Ivorra-AgustinDiaz
- 29 mar 2020
- 10 Min. de lectura
Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra,
De cómo transcurre la vida en un pueblo cualquiera, en mi pueblo.
Van pasando los años por y para todos y lo mismo para mi Llopis Ivorra como para el pueblo, va oliendo a olvido, solo van quedando los viejos como en aquellos años de terror que en el pueblo solo quedaron viejos esperando la vuelta de los jóvenes del frente para enterrarlos, ahora son os viejos los que vuelven para esperar la hora mala en sus lugar de origen tras muchos años de exilio voluntario para engañar el hambre en tierras extrañas , más allá del rio Tajo, peo la vida sigue en todos lados y como no también en mi pueblo.
Ya no se escucha al clarear el día la caracola del vaquero llamando a reunión a los animales para conducirlos a pacer a la dehesa del común, ni a Telesforo el pastor de las cabras hacer lo propio a penas despuntar el alba, la parca se había llevado años a tras a Blas a pastorear las vacas a otros prados , Telesforo andaba de casa de Forito el hijo, a la casa que las monjitas tenían a la salida del pueblo en la carretera de Coria, era de carácter vivo y una veces se enfada con el hijo y se iba donde las monjitas, otras se enfadaba con las monjitas y volvía con el hijo y otras le echaban las monjitas castigado por un mes por pastorear la hermana Venancia que era bajita, magra de carnes y trancos finos y Telesforo la confundía con Idelfonsa , aquella cabra paridera y de ubres fértiles y que la atropello un camión de cuando entraron los falangistas a saco en Agosto del 36 y recorriendo a toda pastilla la calle del Lagarto atropellando todo lo que se ponía por medio, Telesforo cuando paraba con el hijo le daba la vara y se encabronaba con él, no le hacía caso en como para mejorar la leche de las cabras debía de obrar, a que zonas llevarla a pastar y cuanto debían de caminar, no se daba por enterado o no quería darse que las cosas ya no son como eran, Forito el hijo era propietario de la quesería que por aquel entonces empezaba ya a tener notoriedad en la comarca y fuera de ella , tanto que sus cabras bien alimentadas y cuidadas no daban para tanta demanda de queso, y ya las malas lenguas se afilaban discurriendo de donde saldría tanta leche de tan pocas cabras .

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Benjamín, el hijo de Sisenando el yuntero que le había salido bocón era de esos que se hacía mala sangre cuando hablaba de Forito, y andaba por el pueblo diciendo a quien quisiera hacerle oídos que hacia trampas con los quesos y que la mitad de la leche venían de otros cabras de fuera del pueblo que él lo notaba por el sabor a leche forastera que daba sabor diferente para peor, al comer los animales de pastos no vitaminados como los del pueblo, donde iba a parar. Nunca mejor dicho metiendo las cabras en corral ajeno , Aunque de la misma edad y criados a la par en pueblo pequeño por lo tanto medio familia, se tenían fobia por aquello de miradas de carneros degollados a una linda parvulita de su edad y compañero en el colegio de infantes ,, esta damita de nombre Amalia a la sazón era hija de d. Guillermo el secretario del ayuntamiento y a los que D. Agapito el maestro trataba con dispar fortuna desasnar, toda vez que los chicos eran cabezones como guarros blancos.
Sisenando el yuntero, ya disfrutaba de un merec ido descanso tras una vida de ayuntar bueyes ahora Benjamín ocupaba su puesto y labraba el terreno del común con el cariño que lo hacia su padre , con el avance del siglo los bueyes desaparecieron llegando la moda del tractor con su aire acondicionado y su receptor de radio para escuchar a Iñaki en la SER o Julio Cesar Iglesias en RNE , Colas el pastor, hijo y nieto de otro Colas también pastor descendientes todos de aquel Colas el héroe del pueblo que tomó venganza dando muerte con un bastón que por milagro del cristo de la agonía convirtió en escopeta , a la bestia parda que tenía aterrorizados a toda la comarca comiéndose sin discriminar animales y personas , y contando la historia familiar se pasaba el bueno de Colas los días en la residencia de ancianos esperando que otra bestia parda su bestia parda viniera a por en contarla misma historia una y otra vez y en esconder las pastillas que le daban las asistenta y esperando la visita de Colas el hijo que habiéndole tocado algunas perrinas en un boleto había marchado a vivir a la capital olvidándose de la bestia parda , de la historia familiar, del enorme lagarto y de Colas padre, así mismo como de los demás Colas de la familia incluido el héroe y su hazaña.
Isaías el herrero y Serafina su mujer, tampoco respiraban ya el aire de la dehesa local, se fueron con su fuelle a calentar otros hierros en otras fraguas más allá de la frontera natural del rio Tajo, tras los pasos de su hija mayor Sagrario que caso con un muchacho de la zona y se fueron a intentar la vida por el País Vasco, por la parte de Irún, dejando a los dos chicos al cargo de la magra hacienda.
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Genero el alcalde, había marchado ya con rumbo desconocido a algún lugar sin retorno y a presidir plenos en el sitio principal del cementerio municipal, al lado de su padre y su abuelo y los padres y abuelos todos alcaldes y todos de nombre Genaro, hasta última hora no quiso soltar la vara de mando, su pena no haber tenido hijo varón, pero se la dejó en herencia a un yerno casado con Casilda su hija mayor y que la casualidad quiso que también se llamara Genaro , de profesión rentista y camarero de la virgen de la Bellota.
D. Guillermo el secretorio municipal, con los años ascendió de categoría, y por lo tanto tuvo que largarse a hacerse cargo de la secretaría de otro ayuntamiento de más alcurnia y un día partió con su hija Amalia la que hizo con sus miradas infantiles enemistar a dos muchachos de buen corazón aunque cabezones como Forito y Benjamín por quien era gallo principal en tan incierto gallinero. Ahora D. Guillermo tras mucho potosí por mirar para otro lado y no darse por enterado de lo que le rodeaba, más cuando era necesaria su firma para cometer algunas tropelías y no hacer asco a los dineros que aseguraba a Amalia la dote para la boda con un muchacho de la zona de Marbella hijo de un notario y bragueta bajada de profesión , ahora a D. Guillermo después de disfrutar de muchas prebendas le llega la hora mala, y anda de hospede por los calabozos y visitas al juzgado siendo noticia en periódicos y abriendo telediarios , por no sé qué de malversación de fondos y tal, echando de menos el pueblo y maldiciendo la hora que se fue en busca del dorado para su niña,, Amalia la hija que jamás se haba agachado ni para ponerse la bragas ahora anda de chica para todo en casa de una señora de bien que pasa los meses cálidos en la zona, del hijo del notario no supo más, en cuanto le pidió al muchacho que le prestara algo de dinero para abogados de su padre, que ya había gastado todo lo ahorrado y lo por ahorrar, el chico le dijo que esperara que iba a acercarse al banco a por efectivo y anda esperándolo como Penélope a Ulises.
D. Justino el páter, tras las reprimendas del obispo ordinario de su diócesis Coria-Cáceres, hace vida a parte de Blasa su ama de llaves y compañera desde que se ordenó a mayores, y de la que todo el mundo sabe que D. Justino quedo preñada hasta en dos ocasiones, y aunque por orden del Sr, obispo no hacen ya vida en común en la misma casa, D. Justino y la señora Blasa si duermen en la misma cama, los hijos ya volaron a otros nidos el mayor a la guaria civil y anda por Huesca , el menor que ya apuntaba desde pequeño ayudando a misa a D.Justino y era avanzado en los latines ingreso en el seminario, nadie se extrañó que una mano anónima corriera con la dote para la ordenación a mayores del chaval, aunque todo el mundo sabía que había sido su padre D. Justino el párroco de mi pueblo.
Doña Visitación, la beata oficial, después del escándalo que formo cuando corrió la noticia de la condición de Vito el alguacil, propagada por los lenguarones y desocupados del lugar la noticia, que lo habían visto paseando cogido de la mano de un muchacho del pueblo d al lado cuando la romería del Cristo, Doña Visitación no pudo soportar tal escándalo y anunció que se iba a vivir a la capital, a Cáceres y abandonar aquel antro de pecado en el que se había convertido el pueblo, al tiempo se supo que andaba de patas abiertas con un corredor de fincas de la provincia de Ávila y andaban viviendo en pecado en una casita que tenía el corredor en Baños de Montemayor , en el límite de la provincia de Cáceres con Salamanca , de cuya cama salían lo justo, doña Visitación para sacar lo atrasado y el corredor por acompañarla que algo sacaba en limpio, por ser más viajado y experto en el arte de la coyunda que ella , queriendo el acomodo del bolsillo bien repleto y abultado desde que el padre de la doña volvió de Cuba, al poco tiempo se supo que lo de doña Visitación y el corredor de fincas no era cosa nueva que el lio venía de lejos y de ahí las horas que ella echaba en el confesionario pidiendo perdón por el pecado de la carne , y atando cabos los más listos del pueblo discurrieron que ya les extrañaba que el corredor de fincas se acercara tanto al pueblo cuando las fincas que había en él se recorrían en un momento y sobraban cinco minutos .
Mateo y la Míguela la viuda guapa sin hijos , se casaron al día siguiente de morir la madre de Mateo que era el impedimento para ser felices, que con eso de ser el hijo ejemplar del pueblo no quiso darle tamaño disgusto a la madre, y más cuando le decía que en cuanto se casara se moriría y así se fueron pasando los años de juventud y de madurez y hasta el autobús se le marcho a Mateo y el arroz se les pasó a la Míguela, ella que deseó con tanta fuerza quedarse viuda para arreglarse con Mateo que cuando le fueron a avisar que su marido se había ahogado al cruzar el rio árrago que venía crecido de agua tanto como el marido de vino , y según cuentan los que siempre cuentan estas cosas , la Míguela rio, y rio, rió como si le hubiera entrado un repentino brote de locura y hasta se permitió un pasodoble cuando Aquilino el cabo de la guardia civil le comunicó de forma oficial la mala nueva, y rió cuando lo llevaron a casa con la mortaja y rió cuando lo velaron y siguió riendo hasta que lo enterraron, de los nervios decían unos, de los nervios decían los otros , tanto rió que hasta D. Primitivo el farmacéutico viudo de doña Josefina, le quiso administrar un sedante y visto la negativa un cordial al menos a lo que la Míguela se negó , alegando que estaba mejor que nunca y D. Primitivo que era sabio además de farmacéutico y viudo de doña Josefina, dijo que bien estaba que solo era cosa de tiempo, de dejar pasar el tiempo que ya le llegaría el bajón y que mejor dejarlas para cuando estuvieran maduras y entonces ya verían, pero nadie se tomó la molestia de averiguar la verdad y era que se reía de felicidad, de que si no se hubiera muerto de agua se hubiera muerto de cuchillo antes de que el vino se lo llevara, que desde el estreno de la cama del dote de la boda , había vivido para dar mala vida a la Míguela y que ahora ya podía descansar en paz vivir en paz y buscar la felicidad , pero la dicha jamás es completa y menos en casa del pobre , la ilusión de ella era tener hijos , y en aquel pueblo y época aunque todos sabían o del lio con Mateo, estaba mal visto que una señora en estado de viudedad se vieran en trances de tener amoríos , hasta no haber guardado el luto riguroso lo que iba más cerca de los cinco años que de los cuatro , así que entre unas cosa y otras cuando la madre de Mateo dejo de poner impedimento a lo suyo con la viuda se las siguió haciendo desde el cementerio, porque Mateo estaba para poco y la Míguela ya no recordaba cuando se le paso la edad de cambiar pañales .
D. Agapito el maestro, por fin dejo de buscar a la bella Lucia, su novia de toda la vida que cuando embarco en el puerto de Sagunto se llevó con ella la perdida de la república y el amor de Agapito con rumbo desconocido, ya no recordaba cuando le prometió que la buscaría y pasado los años ya empezaba a colocarla en el rincón del olvido después de tanto tiempo de ausencias, ayudo que cierto día por el baile de los quintos acompaño a Angelines a casa , que ya había anochecido y estaba mal visto que una mujer soltera anduviera sola por la calles al anochecer, esto dio pie para que al poco pidiera permiso al padre e la muchacha para hablarle y sacarla a que se aireara y con el beneplácito e D. Primitivo viudo de doña Josefina y farmacéutico del pueblo, al cual le volvió la sonrisa a la cara, cosa que no ocurría desde que Angelines se fugara de casa con aquel que resulto ser viajante de comercio especializado en fajas y sujetadores de tamaño extra grande, en vez del príncipe azul del cuento de Angelines , que tras quince días de recorrer mundo , entiéndanse mundo por recorrer los cuatro `pueblos de la comarca , la dejo abandonada en Coria, con los disfrutado y lo puesto y una maleta de viajante llena de muestras , prendas que jamás podría lucir por ser Angelines enjuta de carnes , ahora suenan campanas de boda , con prisas que a lo que se ve D. Primitivo viudo de doña Josefina tendrá en breve un mancebo para la farmacia.
Pasa el tiempo inexorablemente para todo y para todos y como no también para el pueblo , cuando llega el estío los niños que no son los mismos niños de entonces pero si parecidos a los de antaño, siguen bañándose en el recodo del rio bajo la mirada atenta de sus madres, de otras madres tan atentas y cariñosas como aquellas otras que ya no lavan la ropa en el mismo cauce del rio que no en el mismo agua donde van a sofocar la calorina de las tardes de los meses de verano .

No, ya no se lava la ropa a mano y menos en rio, pero se sigue escuchando en la canícula el estruendo de los cantos de las cigarras entre los sembrados y la arboleda de toda la vida. la culebra sigue con su danza macabras erguida hipnotizando a los pajarillos , el Milano en la espera en su vigilancia desde los cielos para ver si se descuida mama perdiz y apresar algún polluelo, ya no se escucha en la lejanía el martillea rítmicamente sobre el yunque de Isaías en su fragua , pero lo que no ha cambiado es que se sienten las risa de los niños jugando entre los árboles frutales de vuelta de bañarse en el rio .

Agustín Díaz
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