PASAN LOS AÑOS
- Llopis Ivorra-AgustinDiaz
- 31 mar 2020
- 3 Min. de lectura
Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra
Pasan los años y al compás pasa la vida, la propia y la de los conocidos, familias y amigos, a través de ver pasar la vida ajena sientes que la propia les hace compañía en el camino, camino tal vez incierto, pero que en la mayoría de los casos ese camino parejo no conduce ninguna parte, en todo caso a la cima de ver pasar todo lo que acompaña el paso del tiempo.

Pasan los años y con ellos la vida, aunque tu como protagonista de tu historia, de la historia de tu vida, no te des cuenta de ello, pero también pasa para ti, sobre todo cuando al llegar a la cafetería de que acostumbrabas ya no te saludan con cordialidad y te dicen pase Vd. amigo a su mesa de siempre, aunque el local este medio vacío que no es lo mismo que medio lleno, porque ya no está el propietario que conocías ni los camareros de toda la vida con los que te unía cierta amistad y alguna complicidad también, ahora te encuentras a un tipo mal encarado como dueño que no te da ni los buenos días y unas camareros jóvenes con la música a tope que no te dejan echar un rato de conversa con otros parroquianos , y notas que eso que antes te daba casi lo mismo ahora te molesta y en cantidad .

Pasan los años y empiezas a darte cuenta cuando en el bar de la esquina, donde sueles para a tomarte un vinito antes de subir a tu casa ya no está el fundador de la empresa que era de tu edad y que ahora regenta un hijo desde que a él le dio un tabardillo, y anda por ahí con el cuerpo medio arrastra, con la mitad del cuerpo inmovilizado y la otra mitad casi que también, se niega a dejarse vencer sin ofrecer batalla aunque muera en el intento, por la mala vida le dijeron y tanto digo yo, se levantaba a las seis de la mañana para dar los desayunos y seguía con los aperitivos y el medio día y la tarde, hasta las doce de la noche que cerraba, quitando una hora a mediodía que le relevaba la mujer para comer y los jueves que se iba de pesca al Tajo, que yo ceo que esos ratos deben ser los de la mala vida y eso.
Pasan los años y quizás te des cuenta cuando el chiquillo del quinto ,nieto del Abelardo te diga pase Vd. cuando coincides en el portal, buen chico y educado por cierto, o cuando ayudas a la vecina del tercero con la compra porque la ves mayor y después te das cuenta de que es de tu edad y que cuando la conociste ,cuando os hicisteis vecinos teníais poco más de veinte años, o que digan que repites las cosas y te has vuelto regañón con los niños, o cuando piensas que tienes en casa una viuda con el marido de cuerpo presente porque ya no chifla la cosa o chifla poco, o cuando vas de paseo y pasa algún conocido y piensas joder , lo que ha envejecido fulano, muchas arrugas y ese andar cansino y tal, y vas viendo a amigos y conocidos como el pelo les huye hacia atrás, dejando la frente despejada y la coronilla con tonsura como de cura de posguerra y o la cabeza del color de la piel del zorro plateada.
Pasan los años y quizás empieces a ser consciente cuando comienzas a echar de menos a algún habitual, y al preguntar te digan, ese, a ese le dio un Ictus, o tabardillo ,pero de esos de pobres, y la mujer lo ha internado en una residencia asistida, ya sabes cómo es, esa aguanta poco menuda pieza, ¡ como si fuera fácil tratar de un enfermo en esas condiciones y en casa sin conocimientos ni herramientas para ello, o cuando miras la nómina de los que ya no volverán, que tras acompañarte en gran parte del camino y tras el descanso de la jubilación a los pocos meses se les atraganto el asunto y entregaron la chuchara a la parca, o cuando te das cuenta de que ya no conoces a nadie cuando antes eran todos conocidos , o cando haciendo un pelín de deporte llega el pollo de turno y dice que no cubráis al abuelo, ya se cubre el solo, aunque le estés dando un baño o tal vez por eso, el cabrón si puede ser tu hijo, hasta tu nieto, no sabe el malaje que esas cosas de la juventud se curan cuando pasan los años.

Agustín Díaz
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