top of page

LA CALLEJA DE LA MANSA ALBORADA (MANSABORÁ)

  • Foto del escritor: Llopis Ivorra-AgustinDiaz
    Llopis Ivorra-AgustinDiaz
  • 12 ago 2021
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 20 dic 2021

HISTORIAS DE LA VILLA CACERENSE

Tradiciones.

Crónica desde la calle cuba de mi llopis Ivorra

Existen en la villa cacerense, o al menos existían dos tradiciones, una de ellas histórica, de superstición se podrían llamar a la otra, contadas de boca en boca a través del tiempo y oídas mil veces en el trasiego de unos a otros, las historias se van, o bien exagerando o bien mutilando, las dos historia y superstición, están relacionadas o bien se complementan las dos.

Existe o existía en la villa cacerense, un lugar que se diría de los más fantásticos de los alrededores del centro de la villa, y por diferentes circunstancias, el ligar es el denominado de la Fuente Fría, para acceder a este lugar, yendo por el camino de San Francisco, habia que pasar por un arco abierto sobre un tapial, este arco bien pudiera ser de fabrica de árabe, y sin pudiera, es árabe, y que por cuya parte superior va corriendo el agua sirviendo de acueducto, que partiendo del manantial de la Fuente del Rey, o acuífero del Marco, da vida a las huertas y molinos, y cuentas que hasta en más de una legua de recorrido.

Al pasar por debajo de este arco, arco de poco merito a lo que artístico se refiere, se experimenta una placidez y quietud, y soledad, al menos para aquellos que gustan revivir la historia en su pensamiento y lugar, deteniéndote a la sombra de la higuera, y dejante llevar por el ruido del agua correr cristalina por su cauce, prestando al lugar ambiente de frescura.

A la derecha, se alza grandioso el convento de San Francisco del Real, el cual fue edificado a causa de un milagro, hacia la izquierda se extiende la huerta denominada del Tesoro, denominación que ya de por si da a entender algo, de enfrente y a unos metros tal vez cincuenta, se encuentra la calleja de la Mansa alborada, o Mansaborá, como se le ha dado en llamar vulgarmente, esta calleja que corre soterrada entre zarzas y otras malezas, entre las huertas y vallados, va a dar tras describir un ángulo recto a la ronda de las Huertas.

Cuenta las gentes, que en esta calleja desemboca una de las muchas galerías que se suponen que parten del antiguo alcázar de los árabes hoy palacio de las Veletas, y aunque en el transcurrir de los siglos nadie ha visto esta puerta, muchos son los que aseguran su existencia, y como razón de no haberla contemplado jamás, alegan que da entada a una mansión encantada, donde habita una princesa de origen árabe y que en las noches de San Juan, sale a da una vuelta por las cercanías,



¿quién es esa Princesa).

Tradición

Hins Qazrix, la inexpugnable, con las que en más de una ocasión se habia estrellado los esfuerzos las huestes y soldados de la cruz, y que gobernaba la villa un Kaid moro, nunca tuvo Hins Qazrix rey, aunque algunos lo confundan, quizás para dar más empaque a la historia, decía que gobernada la villa un Kaib, este era arrogante, soberbio, y que solo contaba con una hija, por la que se desvivía y rodeada de comodidades y caprichos.

Pero sucedió, que la bella morita, se enamoró de un caballero cristiano, uno de aquellos que acompañaban al monarca Alfonso IX de León, cuando puso el ultimo cerco a la villa en aquel 1229, la mocita para conversar con su amado cristiano, enviaba todas las noches a su aya, a que le dejara paso franco por la puerta de una galería subterránea, por donde el galán subía al jardín del Alcázar, para encontrarse con su amada.

Más pasaban los días, y el cerco que habia puesto a la ciudad los cristianos seguían en el mismo estado, el Kaib a las intimidaciones del cristiano para que rindiera la plaza, contestaba bravucón y con ironías.

Pero el enamorado cristiano, valiéndose del amor que habia conseguido de su apasionada morita, a cambio de juramentos y promesas, obtuvo de la joven muchachita las llaves de la entrada del pasadizo, y en 23 de abril, mientras las mesnadas del Rey Alfonso IX de León, simulaban el asalto a las murallas por el lado opuesto de la población, el cristiano, seguido de escogidos hombres de armas, se presentaron en los amplios salones del Alcázar, donde sembrando el terror y el desconcierto entre el moro, decidiendo la lucha a favor de las huestes del de León.

Indignado el Kaib, cuenta la tradición, por la mala partida de su hija, y vertiendo sobre ella una terrible maldición y condena más horrible que la muerte misma, la lanzó a la bella morita y a sus meninas a la calle de la Mansa Alborada, donde y como castigo de su traición, permanecerían hasta que los seguidores de Mahoma, volvieran a estar en posesión de la plaza cacerense, perdida por culpa de ella.

Y entonces ocurrió, que la puerta de entrada y salida de aquel pasadizo subterráneo desapareció de la vista de cualquier mortal, y como el moro no volvió a conquistar Hins Qazrix, allí permanece la enamorada morita, encantada mediante el conjuro de su padre, acompañada de su aya y sus jóvenes doncellas, convertidas repentinamente en gallinas y polluelas de plumaje de oro y valiosa pedrería, sin más ratos de diversión que los que depara a los seres encantados la noche de San Juan, noche que en la que salen de su aislada mansión, y desde el alto frontero de la Fuente Fría, llorar y suspirar con la mirada perdida puesta en el Palacio de las Veletas, ligar que ocupaba el grandioso Alcázar, pensando en lo perdido y esperando que Cáceres vuelva a llamarse Hins Qazrix.

(Fuente Publio Hurtado-Supersticiones)

(Fuentes Leyendas Cáceres)

(Fuente tradiciones populares)



Agustín Díaz



 
 
 

コメント


bottom of page