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ISABEL ( La Fólica )

  • Foto del escritor: Llopis Ivorra-AgustinDiaz
    Llopis Ivorra-AgustinDiaz
  • 1 feb 2020
  • 7 Min. de lectura

Actualizado: 14 abr 2021

Crónicas desde la calle cuba de mi llopis Ivorra,

Pero pónganse en pie y digamos ora pro nobis, que vamos a empezar a contar la historia de la gran Isabel Gómez.

En Cáceres hubo una vez, hace algunos años un sucedido que aunque de corta duración en tiempo, sobresaltó a los 7.500 u 8.000 paisanos que por entonces figuraban en las listas de padrón, eso sí contando curas monjas y militares sin graduación, y es que para no tener envidia de nadie también nos dejamos invadir por las hordas napoleónicas, corría el año 1.809 cuando el general Perrin glorioso general francés, que empezó en las artes de la guerra como tambor y dada su gran capacidad estratega, fue subiendo en el escalafón hasta llegar al generalato, bajo las órdenes directas del mismísimo Napoleón Bonaparte, al frente de 2.000 hijos de la gran Francia, entre soldadesca y oficialidad ,hicieron su entrada en la ciudad feliz, paseo de Cánovas abajo, por entonces Cáceres no era más que un pueblo pequeño, y sus casas se terminaban dónde empieza hoy  el paseo citado subiendo por San Antón, y así llegaron hasta la plaza mayor tomando la ciudad,  se hizo sin ruidos y sin grandes esfuerzos, ya sabemos que la ciudadanía de Cáceres es tranquila y pasiva, tan solo el enfado de algún funcionario protestando no le dieran el día libre para ir a festejar.



Ordeno Perrin el general Galo, que la artillería acampara en el conventual San Francisco, donde se bebieron hasta el agua de la Ribera del Marco, y se comieron hasta al hermano sacristán con patatas, después de bien comidos y mejor bebidos se dedicaron al saqueo del convento y hasta exhumaron las cadáveres de los  monjes, mezclando los restos de estos buscando tesoros escondidos, a la caballería ordenó acampara en la plaza mayor sirviendo los soportales como pesebre para hombres y animales, la infantería se repartió entre las casas del vecindario de dos o de a tres según las circunstancias y holgura, la oficialidad se instaló en los diversos palacios y casas fuertes y la joya de la corona el palacio de los Golfines de Abajo, lo ocupó con su plana mayor el general Perrin, bebieron y jodieron sin límites tanto que dieron fin en tan solo un día de las provisiones de vino de la ciudad y hubo que ir a buscarlo a las poblaciones cercanas, las casas de lenocinio y las timbas no daban abasto, tanto que de ahí les viene el horario a las tiendas a los chinos, las putas no cerraban las piernas las veinticuatro horas al día y si lo hacían era para darse una agua a los bajos y seguir haciendo funcionar la máquina de hacer perrinas, toda la ciudad era un desenfreno donde las mujeres no se atrevían salir a la calle, y tanto tocaron los huevecillos que algún despistado durmiendo la borrachera jamás llego a tener resaca, el paisanaje aprovechaba curda para afeitarle el pescuezo y limpiarle los bolsillos .



Palacio Golfines de Abajo

Isabel Gómez, una chiquilla apenas nacida allá por 1.780, y que gozaba de tener una rentas bien saneadas con su negocio de piernas abiertas.Grandes putas ha dado la historia y con escándalos y entre las que sobresalía Isabel Gómez, “peliforra de alto precio que vivía en la discreta cuesta de Aldana en compañía de La Lagarta, su eficaz dama de citas corteses. Isabel era en 1.809 maturranga de fijo del Marqués de Lorenzana”. De nombre don José Quiñones y Contrera.

Por aquella época, pues, Isabel Gómez, lucía sus más que preciados y arrebatadores encantos a lo largo de todo su físico y a los que daba prestación a los demandantes sin rubor alguno, por las excelencias de su cuerpo, a cambio de señaladas y caras cantidades de dinero.  mayúsculos, como Lais de Corinto, o Anne de Lencos que tenía en su cuenta más de cinco mil amantes, Agustina Otero, alias la Bella, que se lo hacía con nuestro Alfonso XIII y con Eduardo VII rey de los hijos de la Gran Bretaña, o como no Lola Montez, que tenía en su currículo más de cuatro mil tíos en sus camas, entre ellos al padre del conde de Montecristo el gran Alejandro Dumas y Luis I de Baviera ,que tuvo que abdicar de la corona por ella, otra gran puta fue Catalina II la emperatriz de todas las Rusias y decían de ella que entre las piernas lo tenía como si fuera bebedero de patos,  que no había quien pasara con pantalones por palacio que ella no se los bajara, pero no hace falta irse tan lejos teníamos a la Manuela la de Calatayud que era nieta de dolores ,y más puta que su abuela, y las locales como la Cañona, la Aviluche, la Merenga, la tía Freja o Inés la picha, ilustres del puterio Cacereño pero ninguna se semejaba ni a las suelas de los zapatos de la gran Isabel Gómez.

Isabel, pelirroja y guapa a rabiar contaba en aquel 1.809 con 19 o 20 años que los sabia administrar, con el contoneo de sus andares para no pasar desapercibida, siempre la respuesta fácil en los labios a los piropos y hábil en los requiebros, gustaba de conversación en la calle pero en la cama eran pocos los elegidos y siempre el que tuviera más hinchada la bolsa de los dineros, gustaba pasear por la plaza mayor haciéndose notar entre la tropa allí acantonada ,y volviendo loco de admiración con su figura y donaire a más de un militar francés, mucho lo intentaron pero ella jamás recibía en su cama a gente del común, estos franchutes observando el juego de la muchacha, y como se las ingeniaba para salir de los lances de amor, la pusieron la “ Folica “ que según me dice un amigo que estuvo un mes en la vendimia en Francia, significa más o menos loquilla ,y así se la empezó a conocer desde entonces Isabel Gómez “ La fólica “ para sufragar los gastos y vivir como una reina en el exilio contaba con un amante fijo, y una dama de compañía, tesorera, administradora, secretaria, alcahueta, confidente, la encargada de cobrar los emolumentos del negocio de su ama y hacer guardar colas,y que no se les desmadrara la cosa con escándalos de algún caballero celoso, así como tener preparada una palancana con agua para el aseo de los bajos de nombre la tía Lagarta, los historiadores no se ponen de acuerdo en el porqué de este nombre yo tampoco haré elucubraciones al respecto, el salido fijo que acudía cada atardecer era Jesús Quiñones y Cabrera, marques de Lorenza y viudo de doña Vicenta Aponte y Ovando, hija de los quintos marqueses de Torreorgaz, que habiendo acudido a la capital Cacerense a hacer un mandado y habiendo visto pasar a Isabel Gómez “ la fólica” quedo prendando de tanta hermosura, y como el talego de los dineros no escaseaba, decidió pasar más tiempo del debido y deseado en la villa, se hospedada con el cuñado que lo tenía recogido en el palacio del Marqués de Torreorgaz, una noche de amor y desenfreno en la cama de Isabel la “fólica” andando en la jodienda ,se escuchó gran algarabía  de voces y loza rotas y al poco la puerta de la habitación donde yacían ,se descolgó de los goznes con gran estruendo, sorprendiendo al marques con el culo al aire en el momento más álgido de la coyunda, de pronto irrumpieron en la estancia un sargento de gastadores, y tres lanceros de dragones, estos por la mañana y encendidos por el contoneo de Isabel la siguieron hasta averiguar donde vivía, y así con el estómago encendido por el vinaco agrio y el cerebro enturbiado por el alcohol, decidieron asaltar la casa de la calle Cuesta de Aldana donde residía Isabel,   el marqués de Lorenzana siendo sorprendido con el arma en prevengan no pudo ejercer su defensa y los franchutes lo apresaron, le cortaron la coleta,si la de arriba, y lo ataron a una silla para que viera y por riguroso orden violaban a la  muchacha, al Marques de Lorenzana no le dolió tanto lo de la coleta que era un agravio, y gordo y más en aquella época ,si no que parece que Isabel la “fólica” no hacia ascos a los franceses más al contrario parecía que disfrutaba y hasta tuvo que oír desde su trono de honor como llamaba ésta a la “Lagarta” que les sirviera vino a los violadores, trato de protestar el marques y solo consiguió que le dieran otra paliza, y lo echaran a la puta calle de casa de la puta y desnudo, suerte tuvo el marqués de Lorenzana que habiendo impuesto el toque de queda, no se encontrara con nadie por las calles de aquella guisa, en una mano la coleta que le cortaron y en la otra mano la coleta de abajo para protegerla de la mirada curiosa desde alguna ventana entreabierta, tan solo se cruzó con el cura y el monaguillo que iba con el viatico a confortar algún alma con billete a ningún destino a la altura de la calle Olmo, pero el sonido de la campanilla lo puso sobre aviso y pudo esconderse por la calle Orellana para salir al callejón de la monja y de allí a la calle ancha donde se ubica el palacio de los marqueses de Torreorgaz unos trescientos metros desde la casa de Isabel Gómez “la fólica” en la cuesta de Aldana.


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Casa de Isabel Gomez " la Folica " en la calle Cuesta de Aldana

Tres días tres, llevaba el marqués de Lorenzana, lamiéndose las heridas,la de la frente la que mas le dolia , donde creía que se  notaban crecer por minutos la cornamenta, que las otras la del cuerpo ya sanarían, lo mismo que le crecería la coleta, en  los aposentos que le tenía prestado su cuñado también marqués de Torreorgaz, cuando un sirviente le aviso de una visita y quedándose mudo del asombro, al recibir a la misma Isabel Gómez la “fólica” interesándose por su salud, haciéndole entrega de un presente que llevaba bien envuelto, el marqués al desenvolverlo pudo ver su contenido y es que explico Isabel, que para evitar males mayores ,decidió poner cara complaciente ante aquellos violadores y antes de que se fueran los culmino a la noche siguiente para cenar y beber juntos ,y después lo que se terciara, con su doña la Lagarta ingeniaron un plan, y así aquella noche prepararon vino con polvos jalapa, cuando estuvieron debilitados y  derrotados por la cagarrina les raparon los mostachos, que aquella gente gustaba largos como español en tercio de Flandes, si el de arriba cortaron y los de abajo también, era el pelo lo que contenía el paquete que el marqués de Lorenzana tenía ahora en sus manos, por lo que dio por satisfecho su honor y le sirvió como desagravio, pasaron la noche juntos y escucharon a la hora que despunta el alba al tambor llamar a reunión ,y poco después el toque de marcha, y por allí van las hordas francesas por la Vía Lata, de los romanos , dirección al rio tajo para llegar a Portugal por Alcántara después de 12 días de invasión, todos menos un sargento de gastadores y tres dragones de lanceros, estos se quedaron para siempre en Cáceres, en el fondo del pozo del corral de la casa de la cuesta de Aldana de Isabel Gómez “la Folica” .




Palacio Marqueses de Torreorgaz

·* historia y personajes reales, contada de otra manera *

Agustín Díaz .

 
 
 

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