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LA ROSA Y LA ESPINA

  • Foto del escritor: Llopis Ivorra-AgustinDiaz
    Llopis Ivorra-AgustinDiaz
  • 31 mar 2020
  • 3 Min. de lectura

Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra

En un rincón de tu jardín, y en

el centro del rosal, como si la

primavera intuyera, aunque todavía

está por venir, el capullo explosionó y

de él las más hermosas rosas parió,

hermosa rosa, roja que importa el color,

si son los laberintos de la mente y que los

sentimientos adormecen con sus virtudes

olorosas, porque ¡Tienes que amar la espina

si quieres amar la rosa!

De tu jardín quisiera el jardinero ser,

para tener cuidado el rosal y poder

descansar en él, mimarlo, regarlo, podarlo,

para que las rosas crezcan de forma y

manera regular, cuidarla con esmero para

más tarde y llegado su tiempo poder disfrutar,

que ya es mucho y nunca bastante y sin poderlo

remediar, rosas o rojas, qué más da EL COLOR , hay que

apreciarlas por lo que tienen de hermosuras

de tiernas de finas, porque ¡Quien ama a una rosa tiene

también que amar su espina!

Cuando yo la conocí ¡Uy ya hace bastante de eso,

aunque parezca que han pasado pocos días,

era capullo en otro jardín, jardín de alegrías,

no había llegado aún tu primavera, si llegar a ser

todavía la rosa que un día serias, pero recuerdo

aun, aún recuerdo, los buenos y malos momentos,

la ilusión de una vida, y de emociones compartidas

recuerdo, de amor de esperanzas, de tristezas

también, de muchas más alegrías, de compromiso

de amistad de respeto de compresión compartida

y como no el reencuentro después

de la regañina, pero ¡Como amar la rosa si no se

ama también su espina ¡

Del rosal de tu jardín, tres rosas nacieron,

cada una distinta, cada una diferente, y eso

que son rosas criadas en el mismo ambiente,

del rosal de tu jardín tres rosas florecieron,

rosas, o rojas qué más da el color, sin son de bellezas

relucientes. Rosas que dieron su fruto de tu fruto,

pero en jardines diferentes, tierra por otro polen

fertilizado que presentan al mundo sus capullos

en espera que llegue sus primaveras ardientes,

cuanto se les quiere cuanto se les espera, cuanto se

goza cuando se acercan de visita con sus risas, divertidas

escandalosas, pero ¡Como no vas a querer la

espina si forma parte de la rosa

Si algún día, y por alguna casualidad, un

mal viento de primavera, en el rosal de

forma traicionera, y acechando el lugar,

donde la paz de forma recatada impera

hace que penetre el dolor, y el fino tallo

llega a quebrar de una rosa, rosas, rojas el

color que más da, viendo la hermosura

el color, el color ¡Ay no importa, tienes

que luchar contra él, y si hace falta injertar para

ver si en el rosal la rosa prospera, y cuídala

con amor jardinero, aunque el dolor el alma

te llene, aunque el corazón de tristeza rebosa

porque, ¡Como no te vas a tragar la espina si

forma parte y amas la rosa!

Cuando mires hacia atrás, haciendo

memoria del tiempo transcurrido, y

tengas noción de a dónde vas después de

lo mucho vivido, y de lo que te queda por

vivir. a pesar de los baches y trampas del

camino, contigo quiero llegar y descansar

en tu jardín para apreciar despacito el aroma

de las flores, rosas, rojas el color que más da,

si estoy contigo en tu rosal admirando tus rosas,

crecidas en el jardín en completa disciplina, ¡Como

no vas a querer coger esa rosa, si ya te pinchaste con

su espina.

Cuando vuelva el capullo, a convertirse otra vez,

y otra y otra primavera más en rosa, quisiera estar a

tu lado y extasiarme con el perfume que se elevan de

tus rosas, rosas, rojas qué más da el color, con nubes olorosas porque

¡Cómo no voy a amar tu espina amando tanto a mi rosa ¡



Agustín Díaz

 
 
 

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