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PELIN DE HISTORIA VI - CÁCERES

  • Foto del escritor: Llopis Ivorra-AgustinDiaz
    Llopis Ivorra-AgustinDiaz
  • 8 feb 2023
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 26 mar

De la villa Cacerense

VI

Crónica desde la Ronda de la Pizarra

Vientos de represalias corrían por el barrio del Carneril, y más concreto entre los parias de la clientela de la Taberna de la Colorá, según el mentidero de las gentes ociosas que se reúnen junto a la Cruz de los Caídos, a la espera de que el día prevea algún camión para descargar, o algún vagón del tren en la cercana estación de ferrocarril, en caso contrario ya beberían del fiado en cualquier taberna de la villa cacerense, y es que los bocones no paraban de hablar de que al obispo, en su visita a las obras la sociedad que el apadrinaba, no le había gustado que en la pedrera donde se ubicaba la taberna de la Colorá, no hubiera entrado todavía la piqueta, y que menudo es el aire para el candil, con la iglesia había topado la taberna.

Y a pesar de la insistencia del prelado por derribar, la taberna aquella tarde, casi noche andaba a rebosar de clientela, tanto que los de la rana, apenas si tenían sitio para lanzar los tejos hacia la b oca de la rana desde la línea de salida, los lindos en sus mesas de costumbre, con el hijoputa del piyayo, haciéndoles trasegar mas vino del que las buenas maneras y el decoro permitían, que entraban en las taberna derechos como palo de escoban y bien arregladitos de ropa y sombreros, y salían dando tumbos y con los ropajes como el de los hermanos Margallo, aquellos que decían ser familia de aquel otro del mismo apellido General de fama, por sus actuaciones en tierras de moros y con calle en la villa.

Matamoros con su cacillo de aguardiente, que desde que tenía papeles no habían sido vuelto a apalizar por los guardias civiles, aunque lo miraban con cara de inflarlo a hostias a la menor ocasión, el tiempo pasaba pero la costumbres en algunos no, Montoya que ya no cantaba coplas, seguía con el encargo de su chica y yerno, de mirar un traspaso de bar o un taxi, que desde que los despidieron de la Seat, los ahorros menguaban a marchas forzadas, el chico seguía en Alemania , bueno me salió el chico, solía comentar, el tío Chivario, ya con los ojos turbios por el vino, y entrecerrados por el humo de la casi perenne parva del tabaco de picadura.

-Venga Chivario, dijo la Eugenia, que ya llegó el chico, sigue con la historia que nos tienes a todos pendientes, mientras hay va una convida que invitan los señores de levita, mirando con cara de felicidad a la lata de Carne de Membrillo de Puente Genil, que le hacía de caja fuerte, y se dejaba escuchar el Clan, Clan, Clan, de los tejos a l chocar con la boca de la rana.

Sucedió entonces, dijo Chivario siguiendo con la historia empezada hace cuanto ha, y dándole un tiento a la pistola de vino que la Eugenia le acababa de servir que, el origen de del nombre de Cáceres, y es que se sabe el emplazamiento de la actual ciudad de Cáceres, corresponde a la llamada en época romana Colonia Norbensis Caesarina, y que ya en el año de 1794 se reconoció sin dudas este nombre por el Pater Simón Benito Boxoyo, historiador local, y encontró este nombre precisamente en el arquitrabe, o dintel empotrado en la muralla y muy cerca de la puerta de Mérida, como complemento a las crónicas de Plinio, y es que Cáceres fue aquella colonia romana, y que esto quedo suficientemente desmostrado y conformado en el año de 1930 al aparecer la piedra fundacional de la Colonia entra las que extrajeron del relleno ante mural derruido con motivo de la construcción de un mercado de abastos, quedando demostrado que Cáceres fue la Colonia Norba Caesarina, y que esta era distinta a los Castros, el de Castra Caecilia establecido por Quinto Cecilio Metello, durante las guerras contra el general rebelde Sartorio, y que el fundador y primer patrono de la colonia fue Lucio Cornelio Balbo el Menor, y que la erigió entre los años 32-20 a.c.

El historiador alemán Hubner, que anduvo excavando en el campamento romano de Castra Caecilia, dijo que el nombre de Cáceres podía venir de la forma Cáceres, tiene relación con el plural Hispano árabe Al-Qärs (Alcazar-Alcazares) más con la perdida del articulo al y el acento en la pronunciación.

Se conoce también que la destrucción de Norba, durante las luchas religiosa surgidas entre Leovigildo y su hijo Hermenegildo, más parece que al poco la reconstruyeron o al menos la rehabilitaron y comenzó a ser conocida con el cognome de Cesarea o Caesarina, ya que así la designa el rey Leovilgido en las monedas o medallas en conmemoración que acuñó de los dos asaltos que la hicieron padecer, pero después de esto, no aparecen noticias de nombre alguno de población o ciudad que se puedan asimilar a Cáceres, así como tampoco existen citas históricas.

Así las cosas, la primera mención que aparece procede de Al-Idrisi, que nombra a la desaparecida población Hin Qras r,s, tiempo después Ibne Sahibe Acala la de Qasris, que toma la forma d Cacres, pero todo esto es en relación a los castros, pero se relaciona con castris, y que al pasarlos al romance a través del árabe da en castellano antiguo características de Alcázar, que según los especialistas viene del término árabe Qasr derivada a su vez del latín Castrum.

El que la mencionaran Cáceres en el siglo XIII según el cronista, tal vez se pueda justificar en los castros romanos Castra Caecilia y Castra Servilia, destruidos y abandonados desde hacia mucho tiempo, recordemos que Castra Servilia a pesar de más de 2030 años todavía no ha sido encontrado, y que la antigua ¡Norba tuvo también sus fortalezas y el emplazamiento de su colonia era sitio estratégico, así lo vieron los árabes que, rehicieron sus muros sobre el basamento romano, como defensa del ataque del cristiano durante el siglo XII, elevando en el centro de la posición y en el sitio más elevado del cercado y culminante un Castillo o Alcázar, que la hicieron inexpugnable, la existencia de esta fortaleza y su emplazamiento, están bien documentada y surgió el nombre de Hins Qazris.

Según nos explica don Carlos Floriano, Cáceres, fue el llamado Qasris por los árabes y que este nombre tiene difícil adaptar la fonética al romance, y que según parece los escribas tardaron mucho tiempo en concretar una escritura determinada, y aparece hasta en nueve formas diferentes de escribir el nombre de la villa cacerense, a saber:

Caziris, figura en las crónicas árabes que, siguió en su historia durante la denominación arábiga y que conservó las cuatro consonantes de las letras que transmitió el geologo Al-Idrisi siglo XII.

Cancies, que figura en las copias de documentos, de las que se valió el cronista para la publicación de Anales Toledanos, aunque tal vez fuera Canceres.

Cazzeris, primera mención procedente del documento original como el Cacris de las crónicas y que aparece en el documento rodado de Fernando II fechado en mayo de 1184, donde se concedía a Pedro Peláez dos villas.

Canceres, que aparece en un documento en que contiene la avenencia entre Alfonso XII y los Caballeros de la Orden de Santiago, fechado en Galisteo en el mes de mayo de 1229.

Cancres, en el que figura un privilegio con fecha de 31 de mayo de 1229.

Cáceres, es la grafía en que aparece en más ocasiones, aparece en la que otorga a la Orden del Hospital, la propiedad de Villaruz, en abril de 1225

Cazzeres y Cazeres, aparece la primera en un documento fechado en 19 de enero de 1184, y de la segunda en documentos de 27 de marzo y 26 de noviembre de 1225.

Carceres, aparece en un mandato de Alfonso XII en 18 de julio de 1222.



Y que según parece y donde están de acuerdo los estudiosos, es que los árabes por ser Cáceres un recinto fortificado en torno a un Alcázar o Fortaleza, la denominación Qasris como la llamó Al-Idrisi, y que seguramente los cristianos adaptaron el Cazeres o Cáceres o el Cacres de la época medieval

El territorio de Cáceres, histórico, era el baluarte que a principios del siglo XIII hizo que se consolidara para las huestes cristianos-leonesas, el dominio en la vertiente meridional del Tajo, y que comienza a desarrollarse a merced a la personalidad política otorgada por su fuero sobre un amplísimo territorio.

Y es que si se toma la línea del Tajo, que uno los dos puentes romanos el de Alcántara y el del Alconetar, y se remonta el curso del Almonte hasta el Tamuja, y siguiendo por la parte meridional de las sierra de Santa Cruz, Montánchez, y San Pedro, y volviendo al punto de partida por la vertiente del Salor, tenemos la delimitación del verdadero territorio asignado a Cáceres.

Más tanto terreno debía de dar escasos productos espontáneos que esta tierra pobre daba, por tanto la verdadera colonización histórica, de la existencia de población sedentaria que vivían de la tierra, no aparece hasta el momento de la romanización, ya que el romano era pueblo agricultor, los legionarios abandonaban sin pena la vida militar para establecerse en colonias y vivir del trabajo de la tierra.

Eran villas rusticas, las que se establecieron en las Vegas del Guadiana, en Mérida también supieron aprovechar las buenas tierras, al igual que en tierra de barros, pero al pasar al Norte, al atravesar con la Vía Lata la provincia cacerense, no crearon nada de lo anterior, si no que crean dos campamentos los castros Servilia y Caecilia, y se asentaron al Norte junto a las tierras del Ribero, durante las guerras Sertorianas, y en los primeros días del imperio romano fundan la Colonia Norba Caesarina.

(Fuentes Floriano Cumbreño-Villa)

(Fuentes Orti Belmonte)



Agustin Díaz Fernández




 
 
 

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