top of page

WOLFRAMIO - CÁCERES

  • Foto del escritor: Llopis Ivorra-AgustinDiaz
    Llopis Ivorra-AgustinDiaz
  • 20 nov 2022
  • 7 Min. de lectura

Actualizado: 26 mar

Crónica desde la Ronda de la Pizarra

Hoy en la Taberna de la Colorá, reina cierta alegría, aun que sea mayor la envidia, entre tanto miserables hay uno que ya no lo es, la suerte o el arrojo lo han convertido en un potentado, lo envidian por no haberse atrevido ellos, a pasar las madrugadas en vela, en territorio comanche, tratando de burlar a los Guardias Civiles por una parte y a los Guardiñas por la otra, para ganarse el sustento primero, y hacer una fortunilla después con el estraperlo y el contrabando de Wolframio, o Tusgteno, ese mineral que antes andaba tirado por esos montes y que ahora los participantes en la contienda mundial se peleaban por poseerlo, el tío Ratón, era una de aquellos que lo vieron venir, y aunque siempre con el miedo de “alto quien vive” o el bannng de un fusil en sus espaldas, se arriesgaban noche tras noche a cruzar la frontera con su tesoro a cuesta, Clan, Clan, Clan, sonaban los tejos al pasar por la boca de la rosa, los jugadores de la rana a lo suyo, sin prestar atención a las conversaciones ajenas.

El tío Matamoros, andaba en la temporada de las carboneras, tardaría un tiempo en volver por la taberna, Montoya, andaba echando peonas con los albañiles a cargo del tío Chaparro, y haría su aparición mas anochecido, de los habituales, los de las ranas y el tío Chivario, este último atento a lo que contaba el tío Ratón de sus peripecias, para engañar a unos y a otros , además era el que pagaba las convidas, y aunque solo fuera por eso movía la cabeza asintiendo de cuando en vez, con la mirada medio extraviada por que quizás ya habían visto demasiado, tan solo Eugenia, mostraba su sonrisa mas cordial desde que entraron los nacionales en Cáceres, sabia que el tío Ratón, le iba a alegrar la noche, como hacia cada vez que aparecía por la taberna, que se bebía y comía a servilleta prendida.

-Toma Chivario, otra azumbre de vino, que hoy tiramos con pólvora del Rey, dijo al punto la Eugenia, y tu mozo, siéntate que hoy te voy a poner citrania, y a ver que le cuentas hoy Chivario al chico.

-Pues saca el cuadernillo, ¿a qué no sabes de que habla el tío Ratón?, dijo Chivario.

-Mientras la Coloró recorría el local sirviendo vino y aguardientes, y seguía sonando el soniquete del Clan, Clan, Clan, de los tejos al entrar por la boca de la rana.

El wolframio es un mineral escaso en el mundo, comenzó Chivario con la atención puesta de los parroquianos más cercanos a él, con una gran dureza, es el más duro tras el diamante, y el que más aguanta el calor, con una temperatura de fusión de 3.400 grados centígrados. España, principalmente en el oeste de la península (Galicia, León, Zamora, Salamanca, Cáceres) fue durante el siglo XX la principal productora

DESDE LA PREHISTORIA

La minería ha sido siempre uno de los principales motores del desarrollo del oeste ibérico, y por supuesto del territorio cacereño. Los tartesios, los distintos pueblos celtibéricos, los romanos, los visigodos, los árabes y todos los moradores de esta zona, hasta el día de hoy, han aprovechado los ricos yacimientos de hierro, cobre, plomo, cinc, oro, plata, wolframio, fosfatos, antimonio, uranio y estaño existentes bajo la superficie, y la elevada disparidad de rocas y minerales industriales.

Los minerales que arrancaban los mineros fueron un material básico en las dos guerras mundiales. Aunque en un principio el wolframio fue utilizado para la fabricación de los filamentos de las bombillas y herramientas cortantes, tuvo un protagonismo estratégico en las dos grandes contiendas. Fuente de suministro para la fabricación de tanques y proyectiles. Usado en todo tipo de armamentos, para balística y el blindaje

Aunque resulta un capítulo no tan conocido, la fiebre del “oro negro” convirtió a Extremadura en una pieza clave en la carrera armamentística de Hitler, el régimen de Franco adquirió una singular relevancia al poseer, junto con Portugal, las explotaciones más asequibles de Wólfram para los nazis.

El Wolframio o Tungsteno, que según parece se da en abundancia en la región cacerense, y en muchos lugares casi sin necesidad de mina, ya que puede recogerse en la superficie, ocurriendo que en algunos de los pueblos de esta magnífica región se empedraban las calles con este material, al que con anterioridad nunca se le había prestado la debida atención, más en la década de los cuarenta, recién salidos de aquella horrible guerra civil, rondando el hambre y la miseria entre los paisanos, pasándolas más puta que canuto, el ingenio empezó a surgir, aunque solo fuera para asesinar el hambre.

Surgió la noticia como todos los secretos guardados, de que era pieza de gran cotización las piedras de Wolframio, tanto como para durante la gran guerra, la potencias en conflictos mandaran a sus agentes a la busca y captura de este mineral, ya que la propaganda del golpista de Franco decía que proporcionaba el Wolframio a los países del eje, mayormente a la Alemania de Hitler, más ni una sola piedra a los aliados, estando así las cosas estos aliados y mas concretamente Inglaterra envió a sus agentes a que pillaran el Wólfram que pudiera aunque tuviera que pagarlos a mejor precio.

Sucedió que el pueblo en su sabiduría, comenzó al punto con el estraperlo, para lucrarse del negocio, y ya que el Ingles pagaba mejor y que no podía ejercer en España, se pasaba el mineral a Portugal, más como era dinero ganado fácil y tanta la necesidad, algunos lo gastaron con más facilidad aun, aunque también los hubo que con este negocio junto una buena fortuna. Pronto se desempedraron las calles, para cruzar con ellas la frontera, donde en la misma raya las compraba el Inglés.

Andaba de calle en calle, y de plaza en plaza, un paisano conocido como Chato de los Metales, Chato por tener la nariz poco prominente, y de los Metales, por ser chatarrero de oficio, que también se dedicó un tiempo a estos menesteres del estraperlo, y según parece ser, le debió ir de maravillas, ya que nos cuenta el señor García Mortales (Ventanas de la Ciudad), lo veía encender los puros utilizando billetes de veinte duros (cien pesetas) en el la cafetería exclusiva de y parta lindos, Avenida, aquella que tuvo dos barras, una para ricos y otra para pobres, más a este hombre poco le importaba vender el wolframio a cualquiera y sin tener en cuenta que había sido de aquellos voluntarios de la División Azul.

-Venga Chivario, saltó Eugenia al escuchar aquello, no te hagas mala sangre y tomate otra.

Hasta los de la rana, pararon en su incesante Clan, Clan, Clan,

-venga a beber y comer dijo el tío Chato, que aquí no pasa nada y si pasa se le saluda

La 250 Finheit Espanicher Frewillger, más conocida como la División Azul, se enteró el trapero, por un camarada de los que habían estado dando café desde los primeros tiempos del golpe militar y que ya le empezaban a mirar mal hasta los propios porque no se fiaban de su locura, viendo el vacío decidió alistarse en la división azul, para aliviar la gazuza, paya que se fue a putear a los ruskis, pero mucho ruso en Rusia y en la misma estepa dieron a algunos divisionistas matarile y al chatarrero en el hombro, y se le veía ir y venir con el brazo en cabestrillo por el hospital de campaña de la Wehrmacht.

Mientras iba y venía a primeros del 1.944 el propio Hitler con un apretón de la mano sana le impuso la Verwunetenabzichen, vamos la medalla a los heridos en combate y aunque no quería el billete de vuelta para Cáceres, y así lo volví a ver cuándo iba o venía con su saco a cuesta por las calles de mi llopis Ivorra, pasado unos años y como agradecimiento por haber vuelto con vida decidieron hacer entrega a la Virgen de la Montaña del metal militar con la documentación pertinente, pero las cosas no son tan sencillas como pueden parecer y ya en el año 1.962 un tratado España-Alemania acordaron pensionar por parte de esta última a los propietarios del medallero de guerra con lo cual le correspondía un pico mensual y de por vida, un pico con el cual podría vivir como un potentado porque el pico era como de cigüeña por lo grande, así que un día cuando iba o venía del menudeo de hierro y trapos viejos porque ese era su oficio, decidió subir al santuario y pedir a la virgen le devolviera la medalla sin tener en cuenta que la virgen es muy suya y que le contestó , santa Rita, Rita lo que se da no se quita.



Pero volviendo a la picaresca del pueblo, se tuvo noticias de que se llegaron a formar peleas de una parte de la frontera y otra, donde los contendientes se apedreaban hasta quedar rendidos, y ya sin proyectiles que disparar contra el enemigo firmaban la paz hasta el siguiente día, se retiraban los españoles a sus cuarteles mientras los portugueses recogían las piedras, que rea naturalmente de Wolframio y se marchaban a venderlas, repartiéndose los dineros entre los dos bandos.

Más, cuando me dedicaba a la farándula, en uno de mis viajes a Zarza la Mayor, alguien en la posada donde me hospedada, me contó que hubo y todavía había un hombrecillo en el pueblo, que con la escusa de tener un huerto más allá de la raya heredado desde el principio de los tiempos, pasaba la frontera con una bicicleta pillada por el ramal, con unas albardas, donde se suponía llevaba los aperos para cultivar el huerto, llevando hasta las trancas de piedras de Wolfran.

Eugenia ha vuelto a servir otra convida por cuenta del tío Raton, y con el trapo al hombro limpiando las mesas advierte de que ya no hay más, que de acabando la consumición a llorar a la puta calle, cuando se abre la puerta y entra Montoya

-Venga Montoya a ti solo la última, y porque eres tu, dijo la Colora-y como llegas tan tarde.

-en preguntar lo que sabes, contesto Montoya

El tiempo no has de perder

Y a preguntas sin repsuestas

Quien te podrá responder.

-Pos venga Montoya a la puta calle, sin beber y por gilipollas y los de las ranas, ya se acabó, salto la Eugenia

Mientras sonaban los tejos al tropezar en la boca de la rana, su última melodía del día Clan, Clan, Clan,



Agustin Díaz Fernández


 
 
 

Comments


bottom of page