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MALDITA POLITICA

  • Foto del escritor: Llopis Ivorra-AgustinDiaz
    Llopis Ivorra-AgustinDiaz
  • 31 mar 2020
  • 8 Min. de lectura

Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra,

Quiere hoy comentarle la historia de un buen hombre que junto a su familia o pedio todo por culpa de la maldita política

En la entrada donde antes estaba el zaguán, un zaguán amplio había colocado una barra para servir chiquitos y tapas al personal que iban de paso, entrando por una puerta revestida de piedras de canterías rematada en arco de medio punto y casi de cincuenta centímetros de grosor donde pasabas siguiendo un recto pasillo a dos habitaciones una a cada lado partes del pasillo para comer de tapeo medio sentado o medio de pie, y separado este por otra puerta idéntica a la primera el salón comedor principal con unas veintenas de mesas, la cocina los aseos y en un rincón una chimenea de fábrica de piedra de cantería de medidas y proporciones regulares, donde ardía un fuego de leña de encina, por el hogar se adivinaba antigua y bien cubicada por el maestro artesano y bien compensada en altura y anchura, pues a pesar del fuego vivo, no se apreciaba ninguna voluta de humo en el salón que antes fuera cocina y patio de la casa, solo se perciba el olor de la leña ardiendo y un olor delicioso a comida bien elaborada que se escapaba por una rendija de la puerta de la cocina, las mesas colocadas de forma tal que daba la impresión de haberlas tirados al revuelo y habianlas quedado allá donde cayeran, dando un cierto aire como de dejadez pero con gracia y Esta es la entrada de la vivienda, lo que antes se llamaba zaguán, y aquí coloque una barrita para servir a la gente que solo pasaba a tomarse unos zuritos con una tapita, cruzamos una puerta recubierta con piedra de cantería terminada en arco de medio punto para separar lo que era el zaguán y el interior de la vivienda a través de un largo pasillo central, al pasar había dos huecos del tamaño de dos habitaciones una a cada lado del pasillo, en estos huecos cuatro mesas a cada ladoal poco de ocupar una, te dabas cuenta que aunque en un salón común tenían un algo de privacidad e intimidad .

Esto me lo contaba Txomin, (Domingo) adaptó el nombre cuando por circunstancias de matar el hambre emigró al país vasco siendo casi un chavalín en edad de correr tras los gatos más que en buscarse la vida, nunca soplaron vientos de alegría de grandeza en la casa de los pobres en Extremadura. Estábamos su pueblo que omitiré no porque no recuerde el nombre, sino porque es y soy aun conocido por aquella zona y el por ser natural de allí yo por mi trabajo. Nos habían mandado a hacer unos trabajos propios de nuestro oficio a una localidad cercana a la capital en unos cuarenta kilómetros más o menos, íbamos tres un tal “Rizos @botines” con un ayudante y un aprendiz, cuando llegamos y por aquello de buscar una salida rápida en caso de que el enemigo trate de coparnos dimos una vuelta por la localidad, conociéndola y dándonos a conocer, al peguntar a la autoridad competente que nos acompañaba, es decir el alcalde, donde podíamos comer nos dijo – déjalo de mi cuenta yo reservare mesa, solo hay un sitio que den de comer y hay que avisar, así fue cono conocí a Txomin, (Domingo) íbamos por un mes pero al final nos tiramos de corrido más de tres, se conoce que gusto nuestro trabajo.

El primer día, nos tenía reservada una mesa junto a la chimenea, que al poco adoptamos para el tiempo que allí estuvimos como propia, empezamos la comanda y nos sirvieron unos platillos, así como de aperitivos, atún con tomate, tosta de anchoas, mejillones en vinagre, calamares fritos, atún en tomate y cosas así muy ricas, pero en platillos muy pequeños para tres muertos de hambre, yo les dije a los compañeros, espabilad que hoy vamos a andar suaves con la comida, al poco apareció una tortilla de patatas de esas gordas y bien apañadas de patatas cebolla y huevos muchos huevos, vamos mejorando dije para mí, después de los platillos y de la tortilla y de dos hogazas de pan de esas de pueblo cocidas con leña y unos tientos al tinto, ninguno nos esperamos el remate, una olla entera para los tres de judías con perdiz de campo, ni que decir que exquisitas y en su punto de cocción, para rematar con un chuletón por cabeza de al menos medio kilo, ni que decir tiene que no había quien pudiera con aquello, y encima se presentó Txomin (Domingo) en la mesa diciendo que si no nos gustaba la comida, que les parecía que habíamos comido poco, todo estaba riquísimo y de comer algo se, y después de pasar tiempo comiendo allí en su honor tengo que decir que todo seguía estando espectacular solo que en demasiada cantidad, al comentárselo me dijo que de su casa podrían decir muchas cosas pero que jamás nadie había salido con hambre, un ejemplo tenía una máquina de asar pollos y una vez a la semana, todos los días cambiaba el menú, nos ponía pollo asado pero después de los platillos de ezquisrreces de riggor y algún arroz con verduras, nos ponía un pollo por cabeza, pan y vino todo por 500 pesetas.

Como digo entablamos buena amistad y ni decir tiene que cuantas veces volvía por el pueblo iba a su casa a comer, me trataban con deferencia lo mismo Txomin (Domingo) que su mujer Olaia (Eulalia) que también adapto su nombre al lugar de residencia, que, aunque natural del pueblo X se conocieron y se enamoraron en un baile que organizaba la casa del pueblo Extremeño en Baracaldo, tenían ayudándoles en el negocio a un camarero de comedor y a una chica en la cocina, más una hija que se había venido de Baracaldo con su hijita porque el marido le había salido zángano de nacimiento que solo levantaba la mano para echar carta al tapete, el codo para las litronas y el brazo entero para maltratarla a ella y a la hija, una tarde noche que llego pasado de todo e intento lo que otras veces porque no le daba más dinero porque no tenía más le golpeo con una botella en la cabeza y lo tiro escaleras abajo, y antes de que el hijoputa llegara al último escalón ya estaba la hija en el pueblo en casa de los padres, al mes o a si se presentó a por ella y a por la hijita diciendo que no lo volvería a hacer, que estaba muy arrepentido, Txomin (Domingo) lo agarro por la pechera le dio dos hostias y lo tiro al medio de la calle, y le dijo que claro que no iba a volver a hacerle nada, salió detrás de el con el hacha de cortar la leña hasta la carretera nacional y no llego a Baracaldo detrás del tipo porque la Olaia ( Eulalia) lo detuvo, y hasta más ver que aunque buena persona Txomin es muy suyo, como digo entablamos amistad buena gente este Txomin y esta Olaia,.

Pasado el tiempo mis obligaciones me llevaron por otra parte de la geografía extremeña, hasta que cierto día y en Cáceres me encontré al Txomin (Domingo) entablamos conversación en torno a un vino, al preguntarle por la familia vi en su contestación que algo no iba como debía, y es que venía de hablar con el director de la caja de ahorros, por un asuntillo del restaurante, había tenido que cerrar y los intereses de un préstamo que le concedieron cuando abrió le estaban comiendo por los pies, me dijo que lo había tenido que cerrar por la política, casi se le caían las lágrimas, viendo mi incredulidad me dijo de nuevo por la política si, - pero si tú mismo me dijiste que de política no querías saber nada, que con lo de las huelgas en Baracaldo ya habías superado el cupo – y así es, ni hablaba de ella solo iba a votar cuando tocaba ni más ni menos, hasta el día aquel que vinieron a pedirme permiso para hacer una reunión en mi local y al poco y en puertas de elecciones otra vez para que les dejara dar un mitin, yo los deje porque eran hora de poco trabajo y alguna copa que otra caería, pero ni eso, ni para pagar la luz, me dijo que la política ya le había jodido la vida dos veces, al mirarle sin entender me lo explico.

Con apenas catorce años tuvo que salir a escape huyendo del hambre, las pocas fanegas de labranza del padre no daba para la familia paterna y dos hijos, así que el decidió irse con un hermano de la madre a quitarse el pelo de la dehesa a Baracaldo, entro de aprendiz en los altos hornos de Vizcaya y con el tiempo se ganaba la vida más que bien y formo un hogar junto a Olaila (Eulalia), paisana pero que la conoció en tierra extraña, ella trabaja en la cocina de un restaurante cercano donde él iba de vez en cuando a engullir alimento, así me lo explicaba el, por el poco tiempo que les daban para comer y lo mucho que había de comida, más adelante y en el baile de la casa de Extremadura fue donde se pusieron hablar y hablaron tanto que se convirtió en noviazgo y poco después en boda, él vivía allí solo en un piso arrendado con dos compañeros también emigrantes, ella con su madre y una hermana mayor, así que los tramites del noviazgo los acortaron tanto como mandaba la decencia y se casaron, se compraron un pisito circa de la madre de ella, hasta que llego Felipe González, y aquella reconversión industrial lo quedo en la calle, ella Olaila al llegar la primera hija dejo la cocina ajena, el con un par de horas arreglaba lo que ella cobraba en el día y vivían de maravilla, pero Felipe González llego para fastidiarle la diversión, después de algún tiempo en paro y viendo que los ahorros bajaban, Txomin (Domingo) le dijo a Olaila (Eulalia), - porque no cogemos los trastos y taca, nos plantamos en el pueblo- al pueblo dijo Olaila, ¿ y que vamos a hacer en el pueblo? Que que vamos a hacer en el pueblo pues, proponerle a mis primo y hermano que nos vendan la parte de la casa de la abuela Genera – y para que queremos la casa de la abuela Genara, que esta para tirarla toda – pues eso mujer, ahí va la hostia, tiramos lo que este mal conservamos lo que esté bien y la arreglamos – pero para que queremos arreglarlas Txomin – a veces pareces tarda pues, la arreglamos y montamos una sidrería ahí va la hostia,- con los ahorrillos y un préstamo de la caja de ahorros lo hicieron y le iba de maravilla hasta aquella aciaga tarde que dijo sí.

Y es que es este pueblo, la mitad es de un partido de derechas y justa la otra mitad del PSOE, y cuando llegan las elecciones sean cuales sean, el resultado es siempre el mismo la mitad de votos para unos y la mitad de votos para otros, quitando los votos justo para un concejal independiente que es el que reparte la alcaldía a Tirios o Troyanos, según venga el año o se empeña en gobernar el con apoyos puntuales, así sucedió que los que le pidieron les dejara el local eran habituales de otro local más pequeño y menos aparente situado en la plaza del pueblo, y una vez efectuado la reunión y el mitin jamás se les volvió a ver a ninguno cruzar el escalón del zaguán, los otros que eran más habituales dejaron de ir por haberles prestado el local a los unos y los independientes no iban por que nunca fueron, resultado que un local que tenía que engrandecer por su cocina al pueblo entero tuvo que echar la llave y decir hasta nunca, un hombre trabajador y encima acuciado por las deudas y por la ingratitud de la vida y la política.

La última vez que los vi, volvían derrotados a su tierra de acogida, con la intención de regentar el restaurante donde trabajaba Olaila de moza, el dueño se jubilaba y se lo había ofrecido a ella en traspaso, ahí le perdí la pista, ojalá triunfen donde quiera que estén, la familia se lo merece, y ojalá la política no le vuelva a traer desgracias.



Agustín Díaz

 
 
 

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