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NO ES LO QUE PARECE

  • Foto del escritor: Llopis Ivorra-AgustinDiaz
    Llopis Ivorra-AgustinDiaz
  • 6 nov 2020
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 7 jun

NO ES LO QUE PARECE

Crónica desde la calle cuba de mi Llopis Ivorra.

Fue aquella mañana cunado iba yo, o tal vez venia, quizás a hacer algún mandado o de hacerlo, pensando en mis cosas, me cruce con un conocido, dadas las circunstancias el saludo breve y guardando las distancias, por aquello de la prevención contra el Covid, me quede pensando como se llamaba el que acaba de saludar, el despiste es de medalla de oro, como seguía en el sitio al mirar hacia un lado me fije en La calle donde estaba y me vino a la mente algún sucedido o chascarrillo de tiempo ha, sucedidos que pueden llevar al equivoco, es que hay cosas que no son lo que parce.



Muchas páginas en la prensa escrita, abriendo portada de los noticias ya sean en el televisor así como en los boletines de la radio, abrieron con la noticia de que aprovechando que el rio Pisuerga pasa por Valladolid, se instaló como ocupa en sus orillas, se hallaron restos y pistas, hasta la cama del caimán dijeron hallar, buscaron orilla arriba y orilla abajo, pero el lagarto viendo el dispositivo montado, dijo que estaban verdes cuando las segaron, y marcharía, digo yo, a Tordesillas , que dicta hasta siete leguas de Valladolid, a platicar con dona Juan I de Castilla, la que llamaron loca, el caso fue que del lagarto jamás se supo. Y es que, entre las orillas verdes, no es lo que parece.

Al poco y por no ser menos, de animales hablando, se apareció una madrugada y como venido del averno una pantera en Granada, tal cual, el felino tuvo atemorizada al vecindario durante una temporada, ha mordido a un niño, casi un brazo le ha arrancado, a una panadera ataco cuando la dama ejercía su profesión, tanto fue el jaleo que brigadas especiales fueron a la caza y captura de tan terrible animal, que tras tanto susto y tanto miedo padecer el vecindario, resulto que el monstruo no era fiera, era tan solo un gato, bien comido si quieren, pero al fin gato, y es que la mente nos confunde, y a veces resulta que no es lo que parece

Otro sucedido de más antigüedad en el tiempo, es lo que cierta mañana, y en lugar cercano a la Villa cacerense, separada ambas un par de leguas y media, un espectáculo sobrenatural, y sobrecogedor, sorprendió a los vecinos de este pueblo, nada más empezó a despuntar el alba, y cuando llegando la clara, se divisó nadando en la charca del termino una ballena, se dio la voz de aviso, se llamó al apellido, formaron las fuerzas vivas para atajar semejante peligro, más cuando el sol empezó su diario viaje, y dio en iluminar la resplandeciente charca, vieron que no era ballena, si no del burro las albardas, de allí salieron chascarrillos, hasta los publicaron los papeles, ‘quimera de mucha gente, y es que casi nada, es lo que parece!.



Otro sucedido, que en su día conmovió toda una comarca y que dio pie a una popular leyenda, este episodio ocurrió en lugar un poco más lejano a la villa cacerense y es que dista de esta en unas trece leguas, del cual como en el anterior callare el nombre por aquello de los localismos exacerbados, no vaya a ser que moleste y nada más lejos de mi intención. De resulta que habiendo aparecido un monstruo como salido del fondo de la madres tierra, por los campos del término de este pueblo, devoraba según la crónica cuantos rebaños e incluso al pastor si no estaba este avisado, tanta era su voracidad, que en poco tiempo diezmo terriblemente los ganados e incluso el censo de poblacion, ya que esta bestia no hacia asco a animal o persona que con ella se topara, en esto cierta mañana de primara un pastor, Colas se llamaba, cuidando su rebaño en la dehesa del común y muy cerca de la carretera que lleva, o trae, según donde te encuentres o donde vayas o vengas, en un poco trecho a la ciudad obispal de Coria, se dio de bruces el bueno de Colas, el pastor, con el aligátor , que de tal monstruo se tratara, en vez de salir corriendo y ponerse a buen recaudo, como la prudencia aconsejaba dejando el rebaño al acaso, Colas, el pastor, se encomendó al cristo de las Angustias, cristo de gran veneración en la zona, pidiendo con gran devoción se convirtiera en cayado que usaba como herramienta de su oficio en escopeta, y dicho y hecho, el Cristo de las Angustias le concedió la gracia, y de un certero tiro, dio fin con el monstruo hambriento, sostienen como cierto en el lugar el episodio, tanto que al monstruo embalsamaran y en una urna lo tienen, en la iglesia, como milagro, y ahí lo pueden ver, al lagarto, que tal era el monstruo que mató el pastor Colas, ¡ las leyendas nacen y crecen pero no es lo que parece!.



Pero lo que me dio el recordar estos sucedidos unos más otros menos cercanos en el tiempo, fue que en el punto que me encontré con el conocido, fue en mi Llopis Ivorra, y a la altura de la calle Ecuador, esto fue lo que dio pie a este post, y es que cierta ves conocí a un tipo, de muy buen aspecto y planta, sin llegar a dandi pero por ahí resoplaba, de aspecto mujeriego, de mucho léxico y fino verbo, siempre la sonrisa en la cara y simpatía sin igual, educado como si hubiera estudiado en colegio de freires, muy amable en el trato y trazas de don conquistador sin par, se le veía de conversa o en tertulia por bares y tabernas, ora con jóvenes, ora con veteranos, ora con ricos , ora con pobres, por lo que su estampa era muy conocida en la Villa cacerense , tenía mujer guapa y mucho y al menos tres hijas y un hijo, que habían heredado lo mezcla delos genes de sus procreadores, habiendo heredado estos lo mejor de cada uno de ellos, el defecto del caballero si es que pudiera tener alguno, eran los celos, tantos que no dejaba a la mujer pisar la calle, cuando el no pisaba la casa, cuentan los lenguarones de la vecindad, que habia, algarabías día si día también en aquella casa que el demonio de los celos tenia convertida en un infierno para la mujer y los hijos. En esto empezó a correr un rumor, rumor imposible de creer, pero como decía un radiofonista el rumor es la antesala de la noticia, y el rumor al final se confirmó, y es que en llegando la anochecida, daba el casi dandi, en usar lápiz de labios, rímel de ojos, bolso mediano, zapatos de medio tacón, collares de perlas finas a juegos con las pulseras, y desde entonces ya no le dicen que se parece a un don Juan, desde entonces dicen que se parece a Juana la loca ¡ cabalero de fina estampa, que con el tiempo reverdece, en esta vida nada es lo que parece!.



Agustin Díaz

 
 
 

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