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SAN MARCOS - SAN MARQUINO

  • Foto del escritor: Llopis Ivorra-AgustinDiaz
    Llopis Ivorra-AgustinDiaz
  • 2 dic 2021
  • 7 Min. de lectura

Crónica desde la calle cuba de mi Llopis Ivorra

LA ERMITA DE SAN MARCOS O

SAN MARQUINO CÁCERES

La primera iglesia que hay memoria hubo en Cáceres, después de la conquista, es la de la iglesia de San Marcos, que está en la muralla y la Rivera, al pie de la torre de los pozos, en cuyo sitio se dice por tradición, haberse celebrado la primera misa el día de este santo, dos días después de la conquista de la villa.

Debajo de esta capilla principia una mina, que continuando bajo la muralla, sigue hasta cerca de la casa de los aljibes, se dicen la usaban en tiempos de guerra para bajar a por agua a la Ribera, otros quieren que por ella entrasen algunos soldados del rey cristiano Alfonso IX de León hasta la Alcazaba, guiados de cautivos, que traían haces de leña de la vecina sierra, y que tomando las llaves abrieran, y desde dentro abrieron las puertas de la muralla, pero no salgo fiador de esto, ni hay instrumento autentico que explique cómo se hizo la conquista de Cáceres.

La iglesia de San Marcos es cosa de tres varas en cuadrado y en su altar una devota y bien escayolada imagen del santo, de escultura y mucha antigüedad.

(La ermita de San Marcos, las galerías que aluden, era el camino cubierto de tipo militar de la época árabe, para bajar a por agua a la ribera, es decir lo que llaman coracha, acompañado de una torre albarrana)

OTRA DEL MISMO NOMBRE SAN MARCOS

No muy distante de la anterior, subiendo el camino que va a la Sierra de la Mosca, hay otra iglesia de este santo, muy capaz, su imagen de escultura, que acompaña en la procesión semanal de letanías (procesión acompañada de canticos) conducida a la parroquia mayor por su cofradía y clero, y detrás el Toro de San Marcos (el amansamiento del toro braco es un milagro que se le atribuye a san Marcos)

No se sabe que motivo hubo para erigir esta, habiendo aquella y bastante terreno para ampliarla, con que se excusaría la molestia de una elevada cuesta estando la otra en piso muy llano.

En 19 de abril de 1.747 acordó el ayuntamiento no volviese jamás a concurrir por evitar inconvenientes, también por no haber concurrido la villa a esta procesión general de 1.770, habiendo reclamado el alcalde mayor, acordó que, para evitar escándalos, en lo sucesivo asistiese siempre a dicha procesión, pero de cierto no asiste ni se sabe el porqué.

Simón Benito Boxoyo – Noticias de la Villa de Cáceres 1.794



TITULADA SAN MARCOS EL VIEJO.

Se levantaba próxima a la Torre de los Pozos, cerca de la Rivera. Según la tradición popular fue el lugar donde se dijo la primera misa en Cáceres ya reconquistada, esto ocurría el 25 de abril de 1229, por ello su título. Fue el maestro Francisco Encinares, en el año 1722, el contratado para realizar una profunda obra de consolidación en todo el edificio, dado su precario estado. Al igual que otras tantas construcciones religiosas de nuestra ciudad, pasó por muy distintas etapas. Hasta que ya en el actual siglo, año 1964, encontrándose en muy mal estado fue derribada, desapareciendo así distintos elementos de origen romano que formaban parte de su originaria fábrica. Destacar que las dimensiones de esta ermita eran realmente reducidas.

SAN MARCOS O SAN MARQUINO

Está ubicada en la subida al Santuario de la Montaña, recibe el nombre de Marcos o San Maquino, Existieron dos ermitas bajo la misma advocación. Los ruinosos restos del templo primitivo, fueron derribados en 1964, por amenaza de desplome, pero se conserva, sin embargo, un excepcional testimonio, un dibujo de Gustavo Hurtado de 1896, en el que se observa una construcción de única nave, en la que se abrían vanos alquitranados, con techumbre a dos aguas y ábside circular. Al otro lado de la Ribera y, subiendo ya hacia la Montaña, como comienzo de una vía sacra, jalonada de pequeños oratorios devocionales hasta llegar al santuario de la Montaña, nos encontramos otra ermita dedicada al mismo santo, San Marcos el Nuevo, aunque es conocida por su diminutivo, San Marquino. La ermita se halla entre medianeras, estando parcialmente oculta su fachada primitiva del siglo XVI por el avance de una casa vecina. Lo más antiguo que presenta al exterior (ya que fue profundamente reformada en el XVIII, arruinada y recuperada, es la portada de cantería, de arco modulado y levemente apuntado sobre el que se dispone un óculo, todo ello enmarcado por un gran arco granítico que reposa sobre ménsulas. Como es tradición en las ermitas cacereñas, sólo la cantería no está cubierta por la cal. El interior, bajo cubierta a dos aguas, es de una única nave y alberga la imagen del evangelista titular., En el siglo XIX se cerró al culto, con el tiempo fue abandonada y ha llegado hasta nuestros días en estado ruinoso, recibiendo una importante restauración en el año 1994. Pertenece a la parroquia de Santiago. La primera restauración seria que se le realiza es en el año 1597. El nombre originario era San Marcos La explicación la podemos encontrar en que San Marcos es el patrón de León, el reino que reconquistó Cáceres, y no sería descabellado que el ejército leonés se asentara en la falda de la Sierra de Mosca a modo de atalaya desde donde contemplar la sitiada Qazrix, que sería muy distinta a lo que hoy conocemos, un perfil que un cacereño de hoy no identificaría con Cáceres, a no ser que reparara en la cerca, pero con el transcurso del tiempo y motivado sin duda por el tamaño más bien reducido de su imagen titular, se le comenzó a aplicar el conocido diminutivo. Tuvo tres altares, de tamaño más bien reducido, el central que era donde estaba la primitiva imagen de San Marcos, y otro a cada lado. A mediados del siglo XVIII fueron derribados. La barriada cacereña de San Marquino celebra la festividad de San Marcos el día 25 de abril con eucaristía y procesión de la imagen por las inmediaciones de la ermita. Los actos están organizados por la Asociación de Vecinos que se inauguró en el año 2003.



(Fuentes Boxoyo, González Gaitán, Rubio Ramos)

Más, existe la superstición sobre el toro de San Marcos, toro que como hemos visto y según nos dice la tradición logró amansar San Marcos, y que el cronista nos cuenta que existía extramuros de la villa de Brozas, una ermita dedicada al evangelista, y en ella una cofradía fundada de remotos tiempos, en posesión por dadivas hechas al Santo Patrón, de gran cantidad de reses de vacuno.

Y ocurría que, llegada la víspera de la festividad, iban el mayordomo y seis cofrades ya confesados y comulgados, a buscar a la ganadería al toro que habia de representar, el papel de protagonista en la función religiosa, y acercándose al animal designado con mucha fe y devoción, le decían, dándole con una varita “anda a ca.. Marcos, que ya es hora”, y oyendo esto el toro, que siempre solía ser escogido el más “feroz” de la manada, se apartaba de esta y los seguía hacia la ermita, lugar donde les esperaban clero y pueblo. Daban comienzo inmediatamente las vísperas, a las que asistía el toro con mucha tranquilidad, “como si fuera un vecino más con todo su entendimiento”, según afirma más de un cronista local, después iban con el cuadrúpedo, recorriendo toda la villa pidiendo limosna de casa en casa, hasta que llegaba la noche y entonces y entonces encerraban a la fiera en un cercado.

A la mañana siguiente, volvía a por él el Mayordomo, llevándolo a la iglesia y en devota procesión salía de esta con sacerdotes revestidos, dirigiéndose al punto hacia el monasterio de franciscanos descalzos e Nuestra Señora de la Luz, y durante cuyo trayecto le colgaban en los cuernos los devotos rocas de pan anisado, guirnaldas de flores y otras ofrendas.

Recibido el toro y el acompañamiento por la comunidad, recorrían la iglesia, y el claustro, volvían a la capilla mayor, subía el toro sus gradas oliendo y besando la peana del Santo, y saliendo después del convento, tornaban toro y sequito a la ermita de San Marcos en donde se decía misa, durante la cual el toro se mantenía en total mansedumbre, y entonces ocurría que mientras el sacerdote pronunciaba “ite missa est” , el Mayordomo hacia una señal al toro, dándole con la vara, el cual salía con tanta braveza de la ermita que ponía en fuga a todo el mundo, volviendo a la vacada ¡milagro!

Pue era cosa muy parecida que la sucedía en las Casas de don Gómez que, siendo algunos años el toro novel y poco avisado del ceremonial, arremeta contra clero y los fieles, y se convertía la iglesia en una plaza donde lidiar vaquillas.

Más avisado el obispado de la escandalosa y contraria a los cánones marcados dentro de la decencia, el Papa Clemente VIII, por medio de un rescripto (carta o Cedula, a petición de alguna persona), condenó tal ceremonia, la que estaba muy acreditada en varias naciones del cristianismo.

Y con fundamento de dicho rescripto, el obispo de Coria, la suprimió tambien en sus diocesis cacerense, dejando aquellas representaciones para los circos.

Por ser su festividad a principio de otoño, se citaba el aforismo dedicado a la meteorología, de que, “San Marcos llena los Charcos”, época en que suelen llegar las primeras lluvias por estas tierras. Habiendo muchos pueblos en que los labradores y gente de campo, acuden para que, acudiendo a él como intercesor del altísimo, para que tengan una buena sementera.

Y se da que, todo se vuelven alabanzas y gracias cunado el Santo los escucha y los atiende en sus plegarias, habiendo lugares donde no recibiendo el chaparrón rogado, embullen sus imágenes en las charcas y abrevaderos, ahora, para que le atienda en sus peticiones, ahora por venganza de su deliberada sordera.

En el pueblo de Alía tiene por costumbre dar con el Santo en una alberca, ubicada en los límites del pueblo, y hacían con el Santo lo mismo que en el pueblo de Santiago del Campo, al que daban buenos chapuzones en la charca llamada de San Pedro.

(fuentes Publio Hurtado-Suportaciones)

(fuente Benito Simón Boxoyo-Noticias)

(fuente González Gaitán)

(fuente Rubio Ramos)



Agustin Díaz

 
 
 

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