MI PUEBLO - CALZADILLA (cáceres)
- Llopis Ivorra-AgustinDiaz
- 27 mar 2020
- 5 Min. de lectura
Las Crónicas de la calle Cuba de mi Llopis Ivorra,
Se propuso emprender un viaje por parte de la provincia de Cáceres, hasta llegar a un lugar emplazado en el valle del Alagón, y aunque no conste en ningún papel puesto que los archivos municipales fueron quemados por los franceses durante la guerra de la independencia diríamos que un día de principios de 1.810 que pasaron en desbandada quemando y arrasando todo lo que caía a pelo en su huida perseguidos por las tropas del General Cuesta, que a su vez quemaban lo que quedara por quemar y robar lo que los franceses no habían robado, hasta tal punto que el populacho ya no sabía que era mejor sin los invasores o los naturales, pues pasaban unos en sus correrías y se llevaban lo que encontraban y al día siguiente pasaban los otros en su persecución y se llevaban lo que los otros no habían encontrado y así en una rueda infernal iban mirando al mañana y rezando para que se quedaran como estaban con traje viejo un día y con alpargatas viejas y otro con el culo al aire, pero ambos días con más hambre de que una lima sorda, que tanta pena daban que al volver unos en táctica envolvente al enemigo en vez de llevarse le quedaban, lo mismo que se llevaban los que viendo las maniobras de los otros y para que nos los coparan cruzaban el pueblo rápidos como el rayo y apestando a suelas quemada de alpargatas , con el tiempo justo de echar un trago de agua en la fuente de la plaza y un meada en la calleja del chivote, llevándose con los incendios de los campos de trigo el pan del mañana a la vez que el de ayer.
Calzadilla de la Cuesta era su nombre original, cruzaba por sus calles la calzada romana que unía Coria con guijo de Coria, de la que todavía quedan restos entre otros lugares en la sierra de la calleja de Chinago, pero se remonta a épocas más antiguas quizás celtas, además de la zona denominada el chivote donde existen minas de oro de época romana, mi pueblo esta bañado por el rio Arrago afluente del Alagón y custodiado por las sierras del Serrato, San Blas o Sien, como se puede apreciar a simple vista mi pueblo es de esos repartidos por la geografía Cacereña que o hicieron en mitad del campo.
Colas, si Colas se llamaba el pastor y héroe de la comarca, el gran Colas fue el que acabo con la leyenda convirtiéndose en leyenda el mismo, y es que sucedió que una bestia parda tenia acojonada a toda la comarca del Alagón y seria por el siglo XVII siglo ms o siglo de menos, que corria por estos parajes una fiera de tamaño colosal, como si hubiera salido directamente del averno para atemorizar a Tirios y Troyanos, lo lugareños no se atrevían a sacar sus rebaños a pastar pues la bestia daba cuenta de ellos a dentelladas, dando el fin con casi todo el ganado de la zona incluso se atrevió con algún paisano despistado o poco avisado que iba o venia del pueblo a la era o de la era al pueblo denominado a la bestia como de cuatro metros de largo y unos dientes afilados y horribles por lo grande, el monstruo pues así o había denominado uno que lo había visto de cerca, no se sabía de donde ni cuando había aparecido en la zona ni tampoco por qué habiendo pueblos más ricos y con más rebaños cerca muy cerca, esta bestia asesina era nada ms y nada menos que un horrible lagarto de enormes proporciones , sucedió que cierto día que la horrible bestia se ensaño con el rebaño de Colas quedándolo mermado en un porcentaje muy alto, quedo rendido a os pies del cristo de la agonía y a la sazón muy venerado en la zona, que ojala se le convirtiera e callado en potente escopeta y tal como lo pedía y con qué devoción le fue concedía la petición y así pudo librar de la tiranía del lagarto a la comarca, los festejos en honor del cristo de la agonía se celebran el tercer o cuarto fin de semana de Septiembre dependiendo de cómo caiga el domingo.
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Cristo de la Agonia
El día que mi padre me llevo a conocer no el hielo como el padre de Aureliano Buendía y de a mano de D. Gabriel García Márquez llevo al que andando los años seria el coronel más famoso de Macondo, no mi padre no me llevo a conocer el hielo me llevo a conocer mi pueblo, pueblo en el que nací hace ahora precisamente un montón de años, tanto que dan para recordar mucho y mucho más para olvidar , un pueblo al que mis padres llegaron cierto día por asuntos de trabajo y mi madre dijo pues aquí mismo, pueblo que no conocía ya que cuando salí de él no me quedo nada para recordar ni tampoco olvidar ya que los pocos años no daban para más, así que mi Llopis Ivorra se fue de viaje , cosa rara pues nunca viajó más allá del regato plata situado a quinientos metros de mi casa, así que en una moto Guzzi carretera y manta me llevo recorrer la geografía cacereña y especialmente la caseta de camineros diseminadas por esas carreteras de dios o del diablo, al llegar a mi pueblo la cogida fue de regular respeto por los vecinos y fuerzas vivas , cariño y afecto pude apreciar había vuelto el “capatrac” aunque solo fuera de visita, saludos y parabienes entre vasos de vino y queso y patatera más algún lomo d matanza casera que apareció sacado de donde se guarda lo mejor de cada casa y para ocasiones excepcionales, al dar la vuelta por la plaza en la puerta de la única taberna del pueblo me presentaron al cura que me bautizo el cual todavía le quedaban algunas rozaduras del dia de mi bautizo, quiso que la circunstancias consideraran oportuno que fuera el día de nochebuena y desde el día ocho se fueron sucediendo los festejos de mi nacimiento, verbenas fuegos artificiales y vino mucho vino , vino como para que la noche anterior al bautizo padre, cura y padrino se cayeran por las calles hartos de tanto trasegar de la botella a la pellica y al día siguiente e presentaran a la iglesia como tres ecce homos, allí echamos un rato de coversa y al despedirnos quiso el ex páter presentarme a tres e sus hijos mayores en edad que yo, al ver mi cara de perplejidad me comento en apenas un susurro ¡ más vale pecar por la bragueta que por robar una peseta ¡ Transit Gloria Mundi.
Al pasar por la puerta de la caseta del caminero y en la cuesta de salida del pueblo distante en un kilómetro y medio o apenas dos, y detenernos despedirnos y agradecer las patatas con bacalao que nos preparó para comer el caminero en aquel día luminoso de primavera, mientras los pajarillos se afanaban en decentar sus nidos y las abejas en su búsqueda de las mil hojas para fabricar la miel, se escuchaban en repiqueo del martillo sobre el yunque de la fragua de mi padrino Isaías.

El Lagarto Y Colas el Pastor
@agustinbotines
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