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EL ESPECTRO DEL RINCÓN DE LA MONJA

  • Foto del escritor: Llopis Ivorra-AgustinDiaz
    Llopis Ivorra-AgustinDiaz
  • 23 dic 2021
  • 8 Min. de lectura

Andaba yo atareado en m cocina lavando, pelando y cortando la verdura para hacer un arroz de verduras con champiñones, cuando se me vino a la memoria sin saber cómo, imagino que será una de esas cosas que las guardas en el rincón que la memoria tiene para el olvido, una historia de aparecidos que en mi mente infantil se paseaban por la calle Cuba de mi Llopis Ivorra, espectros, fantasmas, almas en pena, y demás aparecidos de cuentos de terror explicados más que contados en noches de brasero de picón, de aquellos inviernos sin televisión, atrapados y sumergidos en las tragedias sufridas en sus últimos años de sus atormentadas vidas, vidas de paisanos que quedaron en el olvido o recordadas muy de tarde en tarde dejando madurar el olvido en el tiempo, donde apenas quedaran grabadas en el poso de los años hasta que nadie las recuerde. Historias de gente corriente, de paisanos desconocidos que nacieron, crecieron y murieron entre las piedras de la ciudad feliz de la Villa cacerense.

Corría el mes de Mayo. Mas cerca de la segunda quincena que de la primera, no recuerdo con seguridad pero ya habían explosionado los olores y colores de las flores con toda su intensidad y las abejas ya andaban poniendo nervioso al personal revoloteando entre ellas, los nidos de los cernícalos en los tejados con los polluelos ya nacidos y apunto de emprender su primer vuelo, y el crotorar de las cigüeñas que como saludo de celo han dejado paso al aleteo de los cigueñinos en sus imponentes nidos, las calle rebosando de alegría que el buen tiempo hace que la gente desperezándose aún de un largo invierno abandonaran el letargo, para echarse a las calles con sus parloteos , conversas y risas, se veía a la gente por toda la ciudad feliz, incluido como no, en la calle Rincón de la Monja de aquella primavera de mil y quinientos, recién comenzado el sigo XVI.

calle Rincón de la Monja

Sí, es ahí, en el rincón de la monja donde y según cuentan los más atrevidos e intrépidos del lugar y en noches de lunas llenas aparece entre las piedras de los muros el espectro de una dama vestida con un sencillo habito, de color pardo, ceñida la cintura por un cinturón de cuerda de pita, más su cabeza no está cubierta por velo ni toca y puede apreciar el observador un rostro demacrado de mirada perdida en el infinito, olvidada de todos y dejada al abandono por la crueldad de un padre. Un padre de familia de posibles y de aquellos tipos mal encarados de pelos como espinas de cactus y unicejos, de los llamados por estas tierras tíos zamarros, de los que querían que el sol saliera solo para ellos, de esos que se arriman a los pucheros, cazuelas y sartenes, puestos en el hogar sin dejar a nadie que caten las perrunillas, era de esos tipo adinerados que en lo único que creía era en el dinero.

Si el cague o acojono no te ha hecho salir corriendo todavía a estas alturas podrá seguir observando el mirón, como sus pies apenas cubiertos por unas ajadas sandalias levitan sobre el empedrado suelo cuando da comienzo el macabro paseo en que con lágrimas negras llora su tétrico destino, y su libertad perdida de verse obligada a elegir entre un matrimonio de conveniencias obligada por su padre apenas cumplidos los diez y seis años, años con los que se llegaba a la mayoría de edad y depositaria de la honra familiar, y que para salvarla solo le quedaban dos opciones , o el matrimonio impuesto por su padre o el convento, ella eligió entregar su vida a la oración, y el recogimiento en la tranquilidad del convento.

El 23 d Abril de 1,229, la fortaleza almohade de Qazris es tomada por las huestes del Rey IX de los Alfonsos de León y Galicia, otorgando a la ciudad los fueros que constan de 504 artículos regulando las conveniencias de la gente de este sitio con lo que había que poblarla, entre otras cosas destacan en este fuero los derechos de la mujer en la época medieval.

Fueros de la ciudad de Cáceres

( Derechos de la mujer)

Se caracterizaba por su discriminación jurídica y socio económico respecto al varón, la mujer aparece como sujeto pasivo que depende en una elevada medida de resignarse a su voluntad de momentos claves como el matrimonio. La mayoría de edad a los quinces años para ambos sexos sí, pero a la vez las diferencias empiezan a acusarme más ente el papel masculino y femenino, diferencias que en lo sucesivo no harán más que agrandarse, el matrimonio era una unión heterosexual basada en un negocio de la parentela, en el fuero de la ciudad se consideraba esencial e consentimiento de lo padres si no lo había sencillamente a la mujer se la desheredaba. En los fueros se detallan los esponsales de la boda, la boda era básicamente un contrato entre el novio y el padre de la novia, sin tener en cuenta para nada la opinión de esta.

Como dato curioso del fuero de la ciudad, la mujer viuda podía casarse con quien quisiera pero pagando seis maravedís( 96 € ) tres para el concejo y tres para los alcaldes , con la prohibición de casarse hasta transcurrido un año de fallecimiento de su anterior esposo a no ser que estuviera embarazada, al ser a si tenía que pedir autorización a los alcaldes, si estuviera gestante y recibiera varón quedaba desheredada y la mita de sus bienes pasaba a la familia del difunto y la otra mitad para el concejo, la ruptura del lazo solo podía hacerse por parte del varón, el adulterio era delito solamente femenino en ningún caso masculino, el adulterio como la violación tiene la misma transcendencia para la honra de la familia, para una mujer casada puede llevar a la muerte si no lo estuviera no se la ejecutaba pero deber de pagar una multa de 300 maravedís (4.800 € ) que para la época ya era dinero, jamás se condenaba al violador la gravedad del delito siempre recaía en la mujer. Po suerte las cosas van cambiando poco a poco es la verdad y lenta muy lentamente, fíjense en la fecha de los fueros 1.229 siglo XIII en el siglo XXI todavía estamos luchando por la igualdad de género y por las condenas a violadores y maltratadores, es mas ahora se eta promoviendo un pacto de estado contra la violencia de genero triste y tarde muy tarde con tantas mujeres maltratadas y asesinadas por el macho ibérico que sigue pensando que es el puto amo.

Fueros de la ciudad de Cáceres

En estos y otros menesteres andaba la moza cuando le llegó el día de tener que elegir entre la tiranía de un matrimonio no deseado o la reclusión en un convento menos deseado todavía, pero para burlar al destino pretendido por su padre, ingenió la fémina sacar un fervor por los rezos desconocidos en ella hasta la fecha, y con una devoción tal que el padre no tuvo menos que dar consentimiento al matrimonio de su hija con el hijo de dios, por primera vez vio la muchacha cumplida su voluntad procesando como novicia en el convento vecino.

Pasó el tiempo como pasa todo en la vida y la chica pasó de novicia con poco compromiso a monja con poca convicción, más, una vez tomados los votos solo le quedaba su tiempo a rezos, visitas a los enfermos, y a hornear dulces, y sucedió que, como seguía sin llenar su vida con la contemplación,y una vez pasado un tiempo prudencial, se las ingenió en pedir licencia a la madre superiora para pordiosear fuera de los muros conventuales para los más necesitados, y así pudo husmear y darse por enterada de lo que se cocía en el siglo que ella había voluntariamente abandonado, ¡vamos por la voluntad de su padre!, dudando de su fe una tarde de salida a limosnear allá por el veranillo de san Miguel, aprovechando la feria que se hacía en honor a este santo y en el baile en el local d la Rosa, en el paso de Cánovas, dio en entrar con su cazillo de pedir limosna, y aprovechó para para bailar un pasodoble muy conocido por estar de moda en aquella época, el Gato Montes, se llamaba la pieza, interpretado fabulosamente por la orquesta Cámara, su pareja de baile era un mancebo de mucha prestancia y figura de fina estampa, un cara linda que oficiaba en las caballerizas de D, Diego Cáceres de Ovando, en su solar de la torre de las cigüeñas, llegando el atrevimiento del mozo a convidarle después del baile con un Miranda de naranja y un paseo por los jardines que verdeaban en el patio que tenían en la trasera del local.

palacio Diego Cáceres de Ovando

casa de los Duran-Rocha

Al poco la monjita dio en notar que en todas y cada una de las salidas del convento de las hermanas Clarisas, su morada monjil, para su labor de mendigar para los necesitados, el muchacho se hacia el encontradizo y lisonjeando a la muchacha comenzó a pelar la pava y engatusar a la chica con palabras de amor.¡Yo conocí a la muchacha allá por el mil y quinientos uno un día que me encontraba cogiendo arromazas para el potaje por la cercanía de la cuaresma en la cerca de las retamas donde se ubica la cueva del conejar de unos 70000 mil años de antigüedad muy cerquita de mi Llopis Ivorra y que acompañando a su padre para coger unos espárragos, la muchacha aprovechaba el tiempo bueno, para airear del olor a bacalao de sus faldas faldones y sayas y echarse un gua a los bajos si era menester con las finas agua del regato e la plata.

convento de las Clarisas

Fue tal la insistencia, pasión y desenvoltura que en cosas de amor propuso el mozo, que ella rendida entro en el juego y sin remedio, quedó prendida y loca de amor por el joven galán y allí se las dieron todas que verdes las han segao, ya que dicen que el amor es ciego y nadie vería mas que la pareja, pero fue tan fuerte la pasión de los jóvenes enamorados que se les dejo de entrever en las miradas y en las caras de felicidad y al poco de la caída de la bella, el pueblo que es malo de suyo y las comadres aburridas dieron en hacer lengua en los corrillos y en la fuente del Concejo, donde se acudía para hacer acopio del agua de boca, no se hablaba de otra cosa que de los amoríos de la monjita y el caballerizo, la lengua que es rápida se dio tres cuarto al pregonero y ya en boca de un lenguarón lacayo de la casa Duran – Rocha ubicada en la esquina de la calle Rincón de la Monja, envidioso y mal perdedor con el alma podrida de rencores contra la dicha ajena, dio en publicar lo que era secreto a voces y tanto aireo las cosas de amor de la monjita que más pronto que tarde llego a oídos del padre de la mocita, y este sintiéndose burlado y engañado y con la honra perdida, ciego de rabia y colérico decidió descubrir donde la pareja hacían su nido de amor y, cuando la monjita atravesaba la puerta de salida del convento, la siguió sin ser visto, y llegó a tal el desvarío de su mente al pillar a la pareja de enamorados encamados que solo pensaba en la manera de buscar su desagravio para tal deshonra, soltó dos mandobles al joven caballerizo que no era otro que el hijo de aquel Bolaños que tuvo charcutería-salchichera en la calle Colombia de mi Llopis Ivorra, que de no hárbelos esquivado le hubieran segado la vida y eso que tiró más bien hacia abajo, donde re cuelgan los cojumbrillos, y asi y todo estuvo a punto de que le cantaran el miserere de un tabardillo que le dio. los médicos no se atrevieron a pronosticar si fue del susto o de un aire que le pillo por andar con el culo descubierto, salió el padre del lugar arrastrando a la joven por el pelo la llevo hasta su hacienda y encerrándola en la habitación que había sido la suya de toda la vida mandó tapiar puertas y ventanas y quedándola en el abandono de su destino, y maldiciéndola por haber mancillado el apellido y linaje de la familia, y así al llegar las noche de luna llena el espectro de la monjita comienza su paseo fantasmal, buscando la tranquilidad nunca encontrada de su alma pecadora de amor, maldiciendo su suerte, su mala suerte,y a su padre que por la sinrazón consintió que sus huesos quedaran en el olvido de una habitación y sus cenizas condenados al olvido de la memoria en el tiempo

panoramica Cáceres


Agustin Díaz


 
 
 

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