EL SACRISTAN
- Llopis Ivorra-AgustinDiaz
- 12 abr 2021
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Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra,
Recuerdo que , aunque hace de esto algún tiempo, conoció mi Llopis Ivorra a un tipo de esos cuando menos peculiares de esos que habitan en el lugar que menos te lo esperas por lo raro, atendía por el nombre de Sinsebuto y era el tan Sinsebuto de profesión sacristán, pero no un sacristán cualquiera , que hacía de su profesión una obra de arte, y de la cual se beneficiaba viviendo aunque con algunos apurillos que otro holgadamente, aunque el sueldo era magro él lo acomodaba con las propinas de bodas, bautizos, comuniones y entierros y alguna misa de difuntos que otra, de estas misas ultimas como a la gente le da por morirse de vez en cuando el redondeaba el sueldo y vivía como cerdo en la montonera, ayudada a que Sinsebuto el sacristán era un hombre simple de gustos simples y ahorrador, tanto que aun tenia guardados los cinco duros que le dio una tía suya cuando tomo la primera comunión, con poco hacia el apaño y pensaba que de lo contrario el señor proveería.
Yo lo conocí en el bar Cervantes del barrio Llopis Ivorra a través de un amigo común, bar que aún existe pero con otro dueño o gerente, donde los Martes Y jueves solía acudir Sinsebuto el sacristán, a degustar una plato de carne de dudosa ubicación y filiación acompañada con una cerveza Gavilán, nunca supimos de que era la carne pero sí que el propietario la tenía horas y horas puesta a cocer en una olla inmensa, como para lavar a un muchachino chicho, por el hedor que aquello desprendía hasta que estaba cocida se podría aventurar que quizás fuera del macho de la yegua, cuando no de burro con matadura de lo viejo, solía para rematar el festín Sinsebuto el sacristán, fumarse un cigarrillo de la marca Bonanza un lujo de los que se permitía humear cuatro al día, lucia el hombre como vestimenta de paisano terna oscura de la que destacaba el cuello por lo de amarillear por el sudor, y de los pantalones mejor no hablar porque a vista de repaso no se discernía si eran oscuros o se habían vuelto oscuros por el uso, lucía una melena de esas que arrancan desde la altura de las orejas y dan vuelta en línea recta al melón, dejando la coronilla con una perfecta tonsura, que para los no iniciado en el personaje daba apariencia de haber sido provocada y no natural como era el caso, melena que le montaba el cuello y donde se podía apreciar más movimiento que en las oficinas del paro, algo así de movimiento como las playas de Benidorm en temporada alta y hasta si prestabas un pelín de atención podías oírlos discutir como señorías en el congreso, y es que Sinsebuto el sacristán tenía más piojos que una cigüeña, y por las comisuras de la boca tenia color amarillo como pájaro nuevo.

Sinsebuto el sacristán lo era de nacimiento, como esas familias que solo traen hijos a este mundo de lágrimas para que ocupen sus puestos en los diversos departamentos de la administración, así podemos ver el nombre de familias que pasan el puesto de padres a hijos de celadores en el hospital desde 1.883 que se creó la comisión de reformas sociales, anticipo de lo que sería la seguridad social actual, lo mismo que en la diputación el apellido de bedeles y de personal laboral corre turno de padres a hijos donde los padres de esos y abuelos de sus abuelos ya estaban enchufados allí, tanto que por el año de gracia de 1.479 cuando los reyes católicos visitaron la ciudad de Cáceres, Diego Cáceres de Ovando capitán afamado y en gloriado, haciendo de camarlengo de sus graciosas majestades al presentarle a un individuo de escasa catadura moral y con pinta de aplaudidor y agradador de poderosos, la I primera de las Isabela le pregunto a D. Diego que cual era la gracia de este sujeto, le digo que se trataba de su jesusero particular, al levantar la real ceja el católico V de los Fernando reyes de Aragón, le dijo que su oficio era ir de tras de él para decirle Jesús cada vez que D, Diego estornudarse y opositor a la diputación provincial, a tan católica reina la I Isabel le cayó tan alcahuete que ordenó que le dieran un puesto de bedel inmediatamente, ya me gustaría dijo D. Diego pero su alteza ignora que hasta el siglo XIX año de 1.836 no inventara el maligno eso de las diputaciones que solo valen para derrochar presupuestos, es igual dijo la I Isabel, que le vayan dando el puesto ya si eso, así está el primero de la lista, pues tal cual,también Sinsebuto el sacristán, ocupó su puesto en la sacristía al igual que su padre y antes su abuelo y antes el padre de su padre y el abuelo de su abuelo.
Era Sinsebuto, el sacristán, todo un portento en su oficio, ya desde muy tierna infancia dio muestras de su calidad como acolito a la hora de ayudar en los oficios divinos, tanto que aprendió a hablar en latín antes que en castellano, llego a ser tan grande su pericia en estos menesteres que cuando el párroco acudía perjudicado por el trasiego del tinto peleón del cual era gran aficionado, él le cubría las espaldas y como si de un ventrículo se tratara y haciendo imitación de la voz del mosén corría con toda la liturgia a sus espaldas haciendo notar su pericia en los latines desde el ¡ In nomine patris hasta el misa et ¡, así que cuando el curilla del pueblo de donde era natural Sinsebuto el sacristán, pueblo que distaba de Cáceres unas 5 leguas, perdió la sotana con una vendedora de fajas de tallas especiales en el mercadillo de los martes, a Sinsebuto el sacristán, lo llamaron a la capital por que dada su fama merecía un sitio de honor dentro de la iglesia y ya lo tenemos en Cáceres si, y en la con catedral ya lo podemos escuchar trinar el ¡ alabare, alabare al señor ¡ y como tocaba las palmas cuando entonaba ¡ ya están pisando nuestros pies las murallas de jerusalennn ¡ ya ven un portento de virtudes este Sinsebuto el sacristán.
Sinsebuto el sacristán, era regular conversador, amigos de sus amigos que, aunque pocos bien elegidos o al menos eso decía el, disfrutaba riéndose de los chistes ajenos y lo que es peor, de los propios que no tenían ni puta gracia, y daba gloria verlo entonar los latinajos minutos antes de devorar la ración de carne de caballo.
In nomine patris, et filio et espiritui sancti, amen, introibo ad altare bei.
Y como entre bocado y bocado entonaba el Gloria patris et filio et espiritui sancti.
Para rematar con un largo trago al quinto de cerveza Gavilán para empujar la carne del caballo ¡ Sient erat en principio et munc, et Semper et in saecula saeculorum, amen ¡
Y con que gracia sacaba del bolsillo del pantalón el julio romero para pagar la convidada con un ¡ domine vobiscum ¡para acto seguido soltar un sonoro regüeldo y terminar con solemnidad un grandioso, Amen
Sinsebuto el sacristan, llevaba ya algún tiempo en la ciudad viviendo en castidad cuando cierto día el vicario de su diócesis le pidió le acompañara al convento de las hermanas Ursulinas donde una vez a la semana acudía para reconfortar en el confesonario a las monjitas, y allí trabo conocimientos con una moza que era natural de la parte de la Sierra de Gata de nombre Ludivina, de familia humilde pero muy limpia y honrada a la que los padres la habían enviado con las hermanas de Santa Úrsula para que estudiara o si no se diera el caso que aprendiera algún oficio, que a ellos ya le venía bien quitarse una boca que alimentar y si por añadidura les mandaba algo de lo que sobrara pues miel sobre hojuelas, y allí andaba la moza en el patio del convento aprendiendo mientras rezaba el rosario a bordar en fino que para eso las hermanas ursulinas tenían buena mano, y así entre latines y rosarios se veían e incluso hablaban, cierto día al salir de la sesión de familia del cine Norba al cual Sinsebuto el sacristán, la invitaba domingo si domingo también ,y eso que con una perra gorda de pipas y las dos pesetas de la entrada supusiera un vilipendio para el magro ingreso del sacristán.

Cierto Domingo de un mes de Junio, la moza se armó de valor y sentándose en un banco junto a un militar de Segovia y una niñera del pueblo Torrejoncillo, Luzdivina poniéndose de repente colorada como gallina ponedora le soltó a palo seco al bueno de Sinsebuto el sacristán, que estaba de buena esperanza y que había que arreglar papeles que ella era muy honrada y sin papales ni hablar del peluquín, al bueno de Sinsebuto el sacristán, al escuchar aquel improperio de boca de mujer tan piadosa le entro un tabardillo que lo tuvo impedido en cama más de mes y medio complicado con unas tercianas que le vinieron a ultima hora y que a punto estuvieron de cantarle el miserere.
Sinsebuto el sacristán, una vez recuperado y para purgar su pecado y remediarlo, solicito a su superior pidiera audiencia en su nombre a el prelado de la diócesis a la sazón el obispo Llopis Ivorra, este que andaba acojonadito preparando una visita del generalísimo a la ciudad con motivo de la inauguración de un pantano y viendo como hacía para sacarlo de paseo bajo palio después de misa mayor, y por ser miembro destacado de la comunidad recibió a Sinsebuto en un aparte, ¡ oiga ilustrísima que vengo a pedirle licencia para desposarme ¡ cómo es eso rapaz, a que tanta prisa, es que no sabes lo ocupado que estoy preparando la visita del caudillo y vienes a molestarme con estas tonterías, por el acaso has cometido el pecado de la carne ¡ no su ilustrísima ni mucho menos jamás mis manos se posaron en portadora de tantas virtudes ni un beso casto siquiera ¡ ¿ entonces garañón ¿ debe haber sido el espíritu santo , pues ella jura y perjurar no conocer varón – Ave María purísima , ora pro nobis, Miracula habemus , Llopis Iborra, como obispo ordinario de la diócesis mando llamar a un curilla de esos de los de sotana inquieta, de los de que pensaban que siempre fue preferible morir por la bragueta que por el hurto de una peseta, este gordo y colorado como buen comedor y buen bebedor, era muy aficionado a visitas nocturnas a locales de dudosa reputación, donde paseaban las señoritas ligeras de ropa y fumando y que más de una madrugada le habían sorprendido los parroquianos madrugadores por la calle tiendas abrochándose la sotana con prisas que llegaba tarde a misa de 7,00 , al final de la semana envió un informe a su ilustrísima, donde detallaba que no había milagro en forma de paloma, que lo que había era un palomo de la calle Sergio Sánchez y licenciado en clases pasivas de nombre Herminio a casa del cual, acudía la moza dos veces por semana para hacer limpieza, a la casa y a los bajos de Herminio, a lo que Sinsebuto el sacristán , una vez enterado contestó – Misa et.
Agustin Diaz
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