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ERMITA DEL ESPIRITU SANTO- II CÁCERES

  • Foto del escritor: Llopis Ivorra-AgustinDiaz
    Llopis Ivorra-AgustinDiaz
  • 20 sept 2023
  • 11 Min. de lectura

ERMITAS CACERENSES

IGLESIA DEL ESPÍRITU SANTO II

Crónica desde la Ronda de la Pizarra

Se encuentra a unos mil metros aproximadamente, de distancia del que fue Convento de San Francisco El Real, en dirección a Miajadas, durante muchos años, o mejor dicho siglos, numerosos investigadores han manifestado, a la vista de su peculiar estilo arquitectónico, y dada su gran belleza que afortunadamente se ha mantenido hasta nuestros días, que en su origen pudo llegar a ser una mezquita, tal y como deja constancia la orientación del edificio, mientras que otros investigadores defienden la postura de construcción mudéjar, ello por elementos de este estilo que aún quedan a la vista.

Según estudios realizados por el presbítero D. Simón Benito Boxoyo, historiador, esta ermita fue utilizada y sin duda arreglada por los nobles caballeros de la Orden del Temple, quienes tal y como han afirmado en distintas épocas nuestros investigadores, es más que probable que se asentasen en Cáceres, más cierto es que de esto no se conserva documentación escrita, pero si objetos y variadas pruebas que en su día pudo estudiar el Sr. Boxoyo, entre otros. En esta apasionante historia no podemos pasar por alto la tradición oral que hasta hoy ha llegado, en lo referente al cementerio que existía en las proximidades del Espíritu Santo, donde aparecieron distintos objetos muy interesantes, así como hasta hace poco tiempo continuar llamándose todo aquel terreno, así como la charca que existía en sus proximidades, espacio todo incluido dentro del denominado Calerizo, al que se le llamaba desde antiguo a toda aquella zona tierra de los Caballeros del Espíritu Santo, y, tal y como se conoce la denominación de Espíritu Santo va estrechamente ligada a la de templarios, tanto en lo referente a edificios como a cualquier otro elemento.

Del mismo modo Boxoyo tuvo ocasión de poder contemplar, así como estudiar las ruinas de un edificio existente en las inmediaciones de la ermita, que podría muy bien ser considerado como el Convento de mencionada orden.

Igualmente, distintos investigadores han encontrado en los libros de cuenta de la cofradía varios asientos de copra de útiles considerados de cocina, así como platos o cubiertos, ello en gran cantidad, algo muy lógico para ser utilizado por un grupo de personas. En lo que verdaderamente coinciden la inmensa mayoría de los investigadores en fechar la construcción de la primitiva ermita entre principios del siglo XIII y finales del XIV.



Ermitas cacerenses

Al igual que ocurriese en las otras ermitas, en esta también existió su correspondiente cofradía, que se fundó el 25 de marzo del año del Señor de 1493, celebrando su fiesta principal el domingo de Pentecostés. Y fue la propia cofradía la encargada en 1514 de reedificar la capilla principal, dejando constancia eterna de ello con la inscripción que se conserva dentro del templo en la que están el año y el nombre de Francisco Ponce Bracero, que era el mayordomo de la cofradía en aquellos días. En el interior está dividida en tres naves, no longitudinalmente sino a lo ancho, utilizándose en la división dos arcadas de tres arcos de ladrillos, que descansan en octogonales pilares de granito. Los arcos del centro son mayores que los otros. Posee ábside de planta poligonal con bóveda de crucería de piedra.

Los muros son de mampostería encalada.

Si observamos detalladamente los documentos que hasta nosotros han llegado, referentes a esta ermita, podemos encontrar una gran cantidad y variedad de imágenes que se han guardado y expuesto al culto en el Espíritu Santo, ello en sus mejores tiempos principalmente el siglo XVIII, llegando a coincidir hasta un total de más de media docena de tallas, ellas de muy distintas advocaciones (vírgenes, cristos y santos), cada una con su correspondiente retablo o altar, así como con sus cultos y devotos.

Pero como consecuencia de ser acondicionado el templo y sus dependencias adjuntas para hospital general de las tropas llegadas hasta aquí en la guerra entre Francia e Inglaterra, ello a finales del siglo XVIII, todas las imágenes y objetos de valor fueron evacuados de la ermita, para ser guardados en muy diferentes lugares de la ciudad, desgraciadamente muchos de ellos no volvieron nunca más al Espíritu Santo.

En la Guerra de la Independencia, las tropas francesas la quedaron completamente en ruinas, motivo por el cual fue restaurada en el año 1833. Por estas mismas fechas desaparece la cofradía como tal. En el año 1950 se le realizan unos trabajos de restauración en su práctica totalidad. Por Decreto del Sr. Obispo de la Diócesis de Coria-Cáceres, el 10 de noviembre del año 1958 es nombrada parroquia, dependiendo de ella el denominado oratorio del Buen Pastor.

(Alonso J. R. Corrales-Ermitas)



En el año 1513 se reedificó la capilla principal, dejando constancia de ello la inscripción que se conserva dentro del templo en la que están el año y el nombre de, Francisco Ponce Bracero, que era el entonces mayordomo de la Cofradía, que sufragó los gastos:

“SE IZO ESTA CAPILLA AÑO DE MILDLIII SIENDO MALLORDOMO

FERNANDO PONCE RACERO”.

En el acta de la visita del licenciado Lorenzo González, el 27 mayo del año 1595se la denomina como “hermita y cofradía del Spiritu Sancto de la Fuente del Rey

Ábside

lo coronan sendas cruces de forja, entre las piezas muebles que se conservan en la ermita, destaca en su interior una imagen de vestir de la Virgen María Corredentora, que ejecutó en 1960 un tallista local, Venancio Rubio, hizo esta imagen de clara inspiración salzillesca. En los últimos años se ha restaurado e incorporado al patrimonio de la Cofradía la imagen, denominada en Cáceres del indiano Martín Carrasco, que la donó en el siglo XVII, de Cristo en el momento de la flagelación, bella imagen de clara factura barroca Sevillana. El 22 de marzo de 1961, el entonces obispo de Coria-Cáceres, don Manuel Llopis Ivorra, autorizó el culto de esta imagen en el monasterio de San Francisco el Real, que más tarde fue trasladada al templo del Espíritu Santo, donde recibe culto en un altar del lado de la Epístola, delante de un dosel en terciopelo granate con la “M” mariana, confeccionado en 2001 en los talleres debordado de la Cofradía de la Vera Cruz de Mérida (Badajoz). Como curiosidad cabe decir que desfiló bajo palio entre los años 1982 y 1989. La expresión de la Virgen es de imploración al cielo, suspirando con las manos abiertas, en cuyas uñas se aprecia una policromía rosácea. Fue restaurada en 1998 y en 2010 por la empresa cacereña Foro. María Corredentora tiene tres mantos. El primero, con el que sale en procesión, fue bordado en hilo de oro sobre terciopelo granate por Asunción Silos, Dolores Landecho y Eduarda Romero, hermanas de la Cofradía. En 1973 el Hogar de la Santísima Trinidad confeccionó otro y, en 1989, una hermana de la Cofradía bordó el tercero. En su ajuar se custodian, bordados en hilo de oro sobre tisú o de chantilly granadino, entre otros, varios vestidos, sayas y tocas de sobremanto. Igualmente, posee distintos pañuelos, rosarios, anillos y otras piezas de orfebrería y platería (ánforas, candelabros cola, etc.), así como cuatro coronas o diademas, entre ellas una de Lorenzo Llanos de 1992 y otra de Manuel de los Ríos de 1998. En 2009 estrenó candelería y un nuevo trono de plata con medallones dorados, donde se observan las efigies del apostolado. Fue adquirido en Jerez de los Caballeros (Badajoz) a la Cofradía del Ecce Homo y realizado por el eminente orfebre sevillano Jesús Domínguez Vázquez, Premio Nacional de Artesanía en 1957 y 1968, con las técnicas de abultado y cincelado.

También destaca un Amarrado a la Columna del siglo XVII, obra del escultor flamenco José de Arce, donado por el alférez Francisco Martín Carrasco a la Vera Cruz, la imagen tiene una serie de rasgos definitorios del estilo de Arce:

Formas blandas, ausencia de patetismo, complexión fuerte y musculatura desarrollada, pelo voluminoso y un tipo de barba no rayada ni peinada, sino voluminosa también, aunque ya no se aprecia debido a intervenciones desafortunadas sobre la imagen. El 27 de enero de 1656, el alférez Francisco Martin Carrasco dio poder a Benito Martin Carrasco, su padre, para que donase:

‘’por no poderlo hacer por mi persona a la Cofradia de la Vera Cruz una imagen del Señor Amarrado a la Columna que por mi devoción mande hacer en la ciudad de Sevilla y he traído a esta villa’’.



Imagen que procesionó por primera vez el domingo de Ramos del día 9 de abril del año 1656. A lo largo de su historia la imagen ha sido enriquecida y retocada en diversas ocasiones, En el siglo XVIII se la adornó con unas potencias de plata; entre 1775-1777. Se encargaron a un artista de Trujillo las figuras de unos fariseos, y se le puso un cordón de plata. Entre 1784-1787 se retocaron los desperfectos de esta imagen, que se salvó de la invasión francesa en 1811 y del Empecinado en 1823. La imagen ha sido restaurada por un cofrade. El Señor de la Columna recibía inicialmente culto en una ménsula junto a la Virgen de la Salud o de las Candelas, aunque más tarde fue trasladado al altar del Cristo de la Encina. En 1913 la marquesa de Camarena, doña Justa López-Montenegro y Carvajal, regala a la Vera Cruz el paso de la Flagelación. La imagen de José de Arce no fue muy bien tratada y terminó abandonada en el piso superior de la antigua casa del ermitaño, anexa al templo del Espíritu Santo. En ese lugar permaneció durante años, en un estado de conservación lamentable y habiéndosele causado irreparables daños. En 1990 hubo un intento por parte de la Cofradía por Don José Luis Romero Torres, historiador de Arte y conservador del patrimonio histórico de la Junta de Andalucía, investigador y especialista en la escultura sevillana de los siglos XV al XX, descubrió en el Archivo Histórico Provincial de Sevilla el contrato original de compra y hechura del Señor de la Columna, en el que figuran varios datos: está fechado en Sevilla el 22 de junio de 1655, tiene un plazo de ejecución de tres meses, la medida son dos varas de alto, su precio se establece en 133 pesos de plata de a 8 reales cada uno, y el escultor es José de Arce. El documento agrega: “Habrá de hacerse un cajón para su traslado a Cáceres”.

Las cofradías del Humilladero y de la Vera Cruz (propietaria de la imagen) acuerdan que, la primera pueda procesionarla en la noche del Jueves Santo, y en ese año fue restaurada por Venancio Rubio Solana, hijo del escultor de María Corredentora y hermano de la Cofradía. Aunque ya formaba parte de la procesión, se celebró un acto de bendición y coronación de la talla el 16 de marzo de 1997, cuando recibió unas nuevas potencias de plata procedentes de la fábrica de Lorenzo Llanos. Más tarde, en 2001, la Cofradía compró unas potencias doradas a Orfebrería Andaluza. La imagen es nuevamente restaurada en 2004, esta vez por la empresa Foro. El 1 de marzo de 2008 la Cofradía firmó un acuerdo con la de la Vera Cruz por el que ésta cedía la imagen durante veinticinco años renovables, hasta el Jueves Santo de 2033 incluido. Al acto asistieron todas las cofradías de la ciudad, que rubricaron el documento como testimonio histórico de su existencia. Su lugar habitual de culto está en un pequeño altar al lado del Evangelio de la parroquial del Espíritu Santo, donde otrora estuvo el Santísimo Cristo del Humilladero, ante un dosel en terciopelo granate con el escudo de la Cofradía, bordado por la Cofradía de la Vera Cruz de Mérida (Badajoz) en 2001. En el presbiterio existió hasta finales del segundo tercio del siglo XX un retablo dorado en madera que albergó una escultura de San Isidro Labrador. Este santo inspiraba una romería en la explanada de la ermita hasta los últimos decenios de dicha centuria. Actualmente, preside la capilla mayor un crucificado de finales del siglo XV conocido como “El Cristo del Humilladero” (trasladado aquí desde su antigua ermita), se representa muerto, con gran expresividad siguiendo el esquema iconográfico habitual en este tipo de piezas. Presentando tórax plano y brazos extendidos por encima de la horizontal. El “perizonium” está anudado en la cadera izquierda y forma abundantes pliegues, mientras que los pies se cruzan sujetos a la cruz con un solo clavo. Es un crucifijo de gran calidad estética, el canon es alargado, de anatomía muy estilizada, el artista anónimo trabajó con precisión en los detalles anatómicos, sobre todo en el rostro, brazos y piernas. La cabeza está tratada con especial

minuciosidad. Lleva corona de espinas directamente tallada, de la que brotan de las heridas borbotones de sangre, tiene los ojos cerrados y la boca entreabierta, se pueden percibir los dientes. De las heridas de las rodillas y de las manos brota sangre, contribuyendo a reforzar el dramatismo de la imagen. En la actualidad recorren las calles de Cáceres en los días de la Semana Santa bajo el estandarte de la “Pontificia y Real Cofradía del Espíritu Santo y del Stmo. Cristo del Humilladero y Stma. Virgen María Corredentora”.

Esta imagen presidía desde muy antiguo la ermita del Humilladero, propiedad de la Cofradía de la Vera Cruz, derruida en 1900 para construir una fábrica de harinas. Estando en su primitiva ubicación recibió una Bula Pontificia por la que se ganaban mil quinientos días de indulgencia por cada Misa que en su altar se dijese, mandase decir o se oyese en los días de la Cruz, Resurrección, San Francisco, San Juan y Espíritu Santo. Fue restaurado en varias ocasiones, por Francisco Mendo Montejo en 1674 y por Francisco Antonio Tallo en 1753, En los inicios del siglo XX la imagen fue trasladada a la ermita del Espíritu Santo, situándose en un altar en el lado del Evangelio, donde recibió culto hasta que se trasladó al altar mayor a finales del segundo tercio del siglo (como consecuencia de la retirada del retablo del templo), donde se encuentra actualmente. Cuando se refundó la Cofradía en 1950 fue conocido con el nombre de Santísimo Cristo de la Buena Muerte o Santísimo Cristo del Espíritu Santo. Durante siglos esta Cofradía rindió culto al Cristo del Espíritu Santo, un Crucificado del siglo XVII que fue llevado a la iglesia de San Mateo tras la guerra de la Independencia, donde corona el retablo, el cual terminó denominándose Cristo de la Buena Muerte. Conocido el error en la advocación, la Cofradía volvió a denominar Cristo del Humilladero a su titular gótico. En 1970 dejó de procesionar debido a su delicado estado de conservación, y fue sustituido por otro Crucificado, de factura moderna, que actualmente es conocido como Santísimo Cristo de la Preciosa Sangre. Restaurado por Gracia Sánchez-Herrero Rosado, Ángeles Penis Rentero y Fátima Gibello Bravo, salió de nuevo a las calles de Cáceres en la Semana Santa de 1990. Foro Restauraciones intervino levemente en la imagen en 1998 y en 2007. También, se conserva un Crucificado moderno de serie, conocido como “Santísimo Cristo de la Preciosa Sangre”, de tamaño natural adquirido por la Cofradía en Representa a un Cristo muerto, aunque puede destacarse, no obstante, la hermosura de su rostro. En un primer momento sustituyó al titular e histórico Cristo del Humilladero con la misma advocación, debido al mal estado de conservación de la talla gótica. En posición vertical desfiló durante veinte años, hasta 1990. La Junta General de la Cofradía propone en su sesión del 2 de abril de 1992 que la imagen no se abandonara y que se incluyera en el Vía-Crucis que la Hermandad realizaba el Lunes Santo, lo cual no pudo llevarse a efecto. En 1999 la Cofradía decide organizar otro desfile procesional, un Vía-Crucis el Miércoles Santo. Tumbada, la imagen adquirida en Cataluña desfiló en ese día ya bajo una nueva advocación: Santísimo Cristo de la Preciosa Sangre, lo cual agradó mucho a los religiosos del mismo nombre asentados en Cáceres. La empresa Foro lo restauró en 2005. Cuatro años más tarde estrenó unas nuevas potencias y se empezó a realizar un Traslado Procesional con esta imagen, el viernes de Dolores, desde su lugar de culto hasta el de salida de su procesión: el templo del Buen Pastor. Su lugar habitual de culto está a los pies de la iglesia del Espíritu Santo, en el muro del Evangelio, ante un dosel en terciopelo granate y con el anagrama “INRI” bordado en oro. La ermita del Espíritu Santo fue campamento de tropas en el año 1798 y, años después, los franceses la quedaron en ruinas durante la Guerra de la Independencia y en el año 1833 fue restaurada. En el año 1950 a iniciativas del entonces Gobernador Civil don Antonio Rueda, se efectuaron importantes obras de restauración a cargo de los fondos del Paro Obrero y de la Obra Social del Movimiento. Entre las cinco nuevas parroquias que se crean por Decreto del 10 noviembre de 1958 figura la del Espíritu Santo, con sede en esta ermita, dependiente de dicha parroquia, está la iglesia del Buen Pastor, de nueva construcción, en la barriada del en la barriada del Obispo Llopis Ivorra.

(fuentes Miguel Muñoz San Pedro).

(Fuentes José Antonio Ramos Rubio - Óscar de San Macario Sánchez)



Agustin Díaz Fernández

 
 
 

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