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FRANCISCO PÌZARRO GONZÁLEZ CONQUISTADOR

  • Foto del escritor: Llopis Ivorra-AgustinDiaz
    Llopis Ivorra-AgustinDiaz
  • 29 ene 2024
  • 18 Min. de lectura

Actualizado: 26 abr 2024

                     FRANCISCO PIZARRO GONZÁLEZ

                        CONQUISTADOR DEL PERÚ

Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra.

*El de Trujillo no se dejó ganar por la pasión y desenvainado su espada, acudió con ella desnuda hasta donde se hallaban sus hombres, se detuvo ante ellos, los miró a todos, y evitando una a renga larga, se limitó a decir, al tiempo que, según posteriores testimonios, trazaba una raya en el suelo:

Por este lado se va para Panamá, a ser pobres, por este otro se va al Perú, a ser ricos, escoja el que fuera buen Castellano lo que más bien le estuviere*

Y fue en Trujillo (Cáceres) el lugar de nacimiento de Francisco Pizarro González, y según algunos cronistas fue un día 12 del mes de mayo del año de 1468, otros cuentan que nació el mismo día, el mismo mes, pero le añaden un año más, pero tambien hay otros historiadores que datan su nacimiento en el año de 1471, aunque eso sí, al parecer están de acuerdo en el día y mes.

Y según la crónica nos cuenta que fue hijo con señorío de naturaleza española del hidalgo Gonzalo Pizarro Rodríguez del Águila, este hombre nació en 1446 y falleció en 1522, y era llamado “el largo, o el Romano” y por lo visto este caballero gozó de bastante importancia en su época, y que participó en la campaña de Italia, bajo el mando de Fernando Fernández de Córdoba “el Gran Capitan” y de Francisca González Mateos, dama de recamara noble de Beatriz Pizarro, tía de Gonzalo y devota del convento de San Francisco el Real, Pizarro era pariente lejano de Hernán Cortes.

“desde Su procedencia fue tan oscura e ilegítima como brillante y merecidos los triunfos alcanzados en el transcurso de su vida, nacido en 16 de marzo de 1.478, la tradición lo cuenta como porquero en sus primeros años, y quizás tan bajo de oficio lo enajeno toda protección, cuando en la carrera de las armas, buscó a su existencia más amplios horizontes. Hijo natural del capitán Gonzalo Pizarro, muy joven participó en las guerras locales entre señoríos.

(Publio Hurtado-Indianos)

Cuando contaba veinte años de edad, se alistó en los tercios españoles, junto con su padre y bajo las órdenes de Gonzalo González de Córdoba, participo en la guerra de Nápoles contra el francés y según el cronista Lope de Gamara, sirvió a las órdenes del “Gran Capitan” y siempre en calidad de soldado raso en el sur de la península, Calabria y Sicilia, desde donde viajó a Sevilla donde permaneció hasta que embarcó para America.

Ya en 1502 y con la expedición de Nicolas de Ovando*, nuevo gobernador de la española, más no hay noticias de sus primeros años que pasó en América, aunque dijo que le pareció verlo pasear por la isla la Española.

* Fue el Freire Nicolás de Ovando y Cáceres, hijo del capitán Diego Fernández de Cáceres y Ovando y de su primera mujer Isabel Flores de las Varillas, Dama de la Reina Isabel I de Castilla, ilustre familia cacereña. Aunque nacido por accidente en Brozas, en 1.460, obtuvo desde bien joven el hábito de la orden militar de Alcántara. La encomienda de afincado en la capital extremeña desde mediados del siglo XIV, al de Cáceres.

Nicolás de Ovando fue nombrado Gobernador de las Islas y Tierra Firme el 3 de septiembre de 1501, en sustitución del juez pesquisidor Francisco de Bobadilla, quien poco antes había depuesto de dicho cargo a Cristóbal Colón. Con la llegada de Ovando a La Española comenzó el período de auténtico asentamiento y colonización de los españoles en las Antillas.

Pero pasan los años y en el año de 1509, nos encontramos a Francisco Pizarro en la expedición que organizó y comandó el que fuera bachiller y Alcalde Mayor de Nueva Andalucía Martin Fernández de Enciso, este salió a socorrer a su superior jerárquico el gobernador Alonso de Ojeda que, con setenta de sus hombres habia fundado el poblado de San Sebastián de Urabá en Nueva Andalucía, fue en este lugar donde pasado un tiempo se levantaría la ciudad de Cartagena de Indias, sucedía que el asentamiento de la huestes de Ojeda, estaba rodeado de indígenas guerreros, que usaban flechas y dardos emponzoñados de veneno, y en resultas de una de estas agarradas el propio Alonso de Ojeda, cayó herido en una pierna, al poco Ojeda emprendió retirada en barco a la Isla la Española, dejando al mando a Francisco Pizarro que, en ese momento solo era soldado raso y lo ascendió a capitán em propio Ojeda, este tenia al de Trujillo en alta estima por su valor, sagacidad y arrojo, en la espera de que llegara la expedición de Enciso, alonso de Ojeda pidió a Francisco Pizarro que se mantuviera en el poblado por cincuenta días y con un puñado de hombres, o que si dado el caso se viera apretado por los indígenas usara todos los medios disponibles para regresar a la Española.

Nos cuenta un cronista, cuyo nombre no acierto a adivinar que, era don Francisco hombre de fuerte carácter, y poco dado a la holganza, ya en 1510 diez se vio alistado en la expedición que Alonso de Ojeda, que exploró América Central y Colombia, después con otra expedición que capitaneaba Vasco Núñez de Balboa que, culminaría con el descubrimiento de el Mar del Sur, al que conoceríamos como Océano Pacifico, ya corría el año de 1513.

Pero y en 1514, Pedro Arias Dávila, conocido como “Pedrerías” se convirtió en el nuevo gobernador de Castilla de Oro, que sucedió a Balboa, seria durante los siguientes cinco años, hasta 1519, que Francisco Pizarro se convertiría en el más estrecho colaborador  de Dávila, hasta el punto de que el gobernador la signo un numero importante de indígenas y ganado, pero ocurrió que Dávila y por desconfianza, decidió deshacerse de Vasco Núñez de Balboa, para ello ordenó al de Trujillo para que lo apresase y llevara a juicio, este juicio termino con la sentencia de Vasco Núñez a morir decapitado en 1519, cerca de la ciudad que el mismo fundó Santa Maria de la Antigua de Darién, primera ciudad española en lo que por entonces se llamaba Tierra Firme, Pedro Arias Davala, era conocido como el de los ojos grises, tambien Furor Domine, La colera de Dios.

Por lealtad y los servicios prestados al gobernador Dávila, Francisco Pizarro fue recompensado con los cargos de alcalde y encomendero de Panamá en 1519 y hasta 1523.

Más ya llegamos al año de 1524 y francisco Pizarro se asoció con Diego de Almagro y Hernando de Luque, hombre este de gran influencia  y cura de Panamá, el motivo de esta asociación no era otro que la conquista del “Biru o Birú” lo que se conocía como el imperio Incaico y del que tenían noticias aunque estas eran vagas, se repartieron las responsabilidades para la expedición, y Pizarro seria el que la capitaneara, Almagro se encargaría de la financiación de la empresa, y el cura de la provisión de ayudas, pero existen noticias de que hubo algún asociado más, pero que rehusó a participar en la expedición y se cree que fuera un tal Espinosa, licenciado, y que era el principal financiador de la expedición hacia el Perú.

Y ya han transcurridos dos años desde que emprendieron el viaje, estamos a finales del año de 1526 y siempre viajando en dirección Sur, afrontando inclemencias y multitud de calamidades sin conseguir resultados alguno, Francisco Pizarro intentaba convencer a su hueste de valentones para que siguieran adelante, pero ocurría que la mayoría de la gente querían desertar y emprender el regreso, y este es el momento en que se produce la reacción extrema por parte de Francisco Pizarro González, al trazar una raya en la arena en la isla del Gallo, obligando con esto a sus hombres a decidir entre seguir o abandonar la expedición.

Trece, y fueron tan solo trece los valientes que cruzaron la línea, los trece de la fama o los trece caballeros de la Isla del Gallo, y que fueron:

Bartolomé Ruiz Estrada, Pedro de Halcón, Alonso Briceño, Pedro de Candia, Antón de Carrión, Francisco de Cuellar, García Jerén, Alonso de Molina, Martin de Paz, Cristóbal de Peralta, Nicolas de Ribera y Laredo, Domingo de Soraluce y Juan de la Torre.

Sobre este episodio que tuvo lugar en la Isla del Gallo un Juan Tafur, le trasmitiera la orden del gobernador Pedro de los Ríos, nos la cuenta el cronista de la siguiente manera:

*El de Trujillo no se dejo ganar por la pasión y desenvainando su espada, avanzo presto con ella desnuda hasta donde se situaban sus hombres, y deteniéndose ante ellos, los miró y evitando una arenga larga se limitó a decir, al tiempo que, según posteriores testimonios, trazaba una raya en el suelo:

Para este lado se va a Panamá, a ser pobre, a ser ricos por este otro, escoja el que fuere buen castellano lo que más bien le convenga*

Entonces corrió un silencio de muerte entre los valentones, que rubricaba las palabras del Trujillano, sucedió que, pasados los primeros instantes de dudas y desconcierto, se sintió crujir la arena bajo los borceguíes y las alpargatas de los valientes y que fueron en número de trece los que pasaron la raya, entonces Francisco Pizarro cuando los vio cruzar la línea marcada en el suelo, no poco se alegró dando gracias a Dios por ello, ya que habia sido ponerles en corazón la quedada, sus nombres, de los que cruzaron la raya quedaron en la historia.

(José Antonio del Busto-Historiador)

Y estando, así las cosas, Francisco Pizarro y los trece de la fama, se aprestaron a esperar los refuerzos que vendrían tras cinco meses de espera en la Isla del Gallo, estos llegaron procedentes de Panamá y que habia sido enviados por Francisco de Almagro y su otro socio Hernando de Luque, al mando de la tropa de refuerzos iba un Bartolomé Ruiz, cuyo navío encontró a Francisco Pizarro y a los treces bravos en la isla de la Gorgona, hambrientos y vestidos con harapos y por si fuera poco estaban siendo acosados por los indígenas, más al mismo día de la llegada del socorro, Francisco Pizarro ordenó se zarpara con destino dirección Sur, pro ni el de Trujillo no fue el primero, ni el único tampoco que intentara la conquista del Perú, en el año de 1522 y con dos años de antelación Pascual de Andagoya intento llevar la empresa a feliz término, pero esta expedición tambien termino en fracaso, pero la noticia de la existencia del “Birú” y de sus enormes riquezas y posibilidades en oro y plata, fue lo que influyó en el animo de la sociedad que al efecto crearon y que pudieron ser decisivas en las tomas de decisiones para acometer la gran empresa.

Pero ya llegamos a 1529 y es cuando se produce la capitulación de Toledo, firmado por la reina Isabel de Portugal con la autoridad del Rey Carlos I, se concedieron entonces los derechos de dominio sobre la zona del Perú, zona que estaba siendo explorada hasta ahora.

Entonces el territorio que le correspondía a Francisco Pizarro iba desde el rio Santiago, este era conocido como rio Tempula o Cayapas, en el Norte de Ecuador hasta el Cuzco, y ya en el año de 1531 el de Trujillo zarpó desde la ciudad de Panamá con 180 soldados, y desembarcó muy cerca de Puerto Bolívar, lo que ahora se conoce como ciudad Machala, por entonces eta zona formaba parte del impero Tahauntinsuyo que se extendía desde Colombia y hasta Chile y con una poblacion aproximada de doce millones de habitantes, y según parece Pizarro mantuvo una estrecha relación de alianzas con la nobleza Incaica, estos eran partidarios de Huáscar emperador de los Incas, estas alianzas le permitieron logar la conquista del Cuzco un día 15 del mes de noviembre del año de 1533, ciudad esta que era defendida con gran determinación por Quizquiz el general de los ejércitos de Atahualpa, que aunque puso todo se empeño no pudo evitar que la ciudad cayera en manos de Pizarro y su gente, y esta se produjo mayormente por las deserciones por parte de los Incas de gran parte de las tribus sujetas a los señores del Cuzco, que se pusieron de parte de los conquistadores.

Y sucedió que, al punto, comenzaron a trabajar con gran astucia los españoles para sembrar y alimentar las rivalidades y nombraron gobernantes títeres con el objeto de que dirigieran sus propios intereses, confiando la lealtad del pueblo a las instituciones Incas, Tupac Hualpa se convirtió en uno de los primeros colaboracionistas y que a su muerte fue elegido Manco Inca, que era hermano de Atahualpa y que era leal a Huascar quien resultó poco o nada maniobrable.

Ya por entonces Francisco Pizarro que era gobernador de un basto territorio tenia en mente estructurar los territorios administrados de tal forma que le diera prestigio al alto cargo que ocupaba. Cuzco habia sido la capital de los Incas, pueblo montañés cuyos intereses estaban lejos del mar, cuando para  los intereses de los españoles necesitaban una salida al mar que les garantizaran una relación duradera con los otros territorios, para el caso se decidió fundar una nueva capital en la costa, y seria el propio Francisco Pizarro el puso empeño en su construcción, y así fue y un día 18 de enero del año de 1535 se fundo la ciudad y le dieron el nombre de Ciudad de los Reyes, esta ciudad con el tiempo pasaría a llamarse Lima, y que seguiría siendo capital del Virreinato del Perú.

Pero aun quedaban territorios por explorar, y Francisco Pizarro y sus huestes los fueron conquistando y ocurrió que el de Trujillo en un alarde de generosidad repartió entre sus compañeros de conquista los cargos y deberes creando así una red de fieles colaboradores al que debían las riquezas adquiridas.

Y fue allá con nuevos y mayores elementos, y sojuzgó al magnifico imperio de Cuzco, y ensancho los dominios españoles, y remitió a las arcas de Castilla riquezas sin cuento, y todo a fuerza de desvelos y perseverancia, en medio del borrascoso oleaje de miserias de que se vio contantemente combatido, de carácter difícil, las conveniencias políticas, el interés individual y sus naturales instintos, no modificados por una esmerada educación, dieron a sus determinaciones los tonos más variados y antiéticos.

A veces cruel, a veces compasivo, noble, generoso en ocasiones, se mostraba otras, rastrero y codicioso, con la misma mano premiaba una acción heroica que un oficio bajo y vergonzoso, y a rasgos de franqueza y magnanimidad, mezclaba destellos de doblez y de perfidia con vivos de traición. Además de aquellos cargos, los monarcas castellanos le asignaron sueldos fabulosos y propiedades territoriales y mineras de suma consideración, otorgándole por último los títulos de marqués de Atabillos y de las Charcas.

Conquistando el Perú, procuró poblar su extenso perímetro, y a tal efecto fundó, entre otras, las ciudades de los Reyes (Lima) San Miguel de Piura, Trujillo y Arequipa

Y murió asesinado en Lima en 26 de junio de 1.541.

Habiendo él acordado o consentido, la muerte de su antiguo camarada Diego de Almagro, por causa de rivalidades y enemiga personal existente entre ambos hacía tiempo, el hijo del muerto se conjuró con otros descontentos y con los soldados afectos a su padre, y asaltado el palacio del Marqués el domingo 26 de junio de 1,541, cuando Pizarro estaba comiendo lo cosieron a estocadas.



Los partidarios del hijo de Diego Almagro, antiguo aliado de Pizarro, entraron en su palacio el 26 de junio de 1541 para darle «tantas lanzadas, puñaladas y estocadas que lo acabaron de matar con una de ellas en la garganta», relata un cronista sobre su amargo final

Francisco Pizarro sobrevivió a casi todo. A la ingrata tierra extremeña, al duro viaje a través del Atlántico y a una lucha contra millares de guerreros incas, pero no pudo hacer nada contra la ira de sus propios compatriotas: acabó sus días apuñalado por otros españoles en su palacio en Lima.

Francisco de Pizarro, nacido en la localidad de Trujillo (Extremadura), era un hijo bastardo de un hidalgo emparentado con Hernán Cortés de forma lejana, que combatió en su juventud junto a las tropas españolas de Gonzalo Fernández de Córdoba en Italia. En 1502, se trasladó a América en busca de fortuna y fama, no siendo hasta 1519 que Pizarro alcanzó un cargo de cierta relevancia: alcalde de la colonia de Panamá, una insalubre aldea de covachas poblada por una horda de aventureros europeos. Estando en este cargo, el conquistador debió escuchar las historias que llegaban sobre un rico territorio al sur del continente que los nativos llamaban «Birú» (transformado en «Pirú» por los europeos). Frustrado por su mala situación económica y sus pocos logros profesionales, Francisco Pizarro, de 50 años de edad, decidió unir sus fuerzas con las de Diego de Almagro, de orígenes todavía más oscuros que el extremeño, y con las del clérigo Hernando de Luque para internarse en el sur del continente.

Diego de Almagro procedía de la villa manchega de Almagro, en Ciudad Real, de donde tomó el apellido por ser hijo ilegítimo de Juan de Montenegro y Elvira Gutiérrez. Criado por su severo tío Hernán Gutiérrez, Almagro decidió refugiarse a los 15 años en el hogar de su madre, que permanecía separado de su vástago a causa de su condición de hijo ilegítimo. La madre de Almagro le entregó un trozo de pan y unas monedas y le dijo: «Toma, hijo, y no me des más presión, y vete, y ayúdate de Dios en tu aventura». Así lo hizo. Almagro arribó en el Nuevo Mundo el 30 de junio de 1514, donde iba a iniciar años después una lucrativa aventura con Pizarro. Tras aventurarse en las profundidades del Imperio Inca, la pequeña expedición de españoles se abrió paso entre miles de incas para capturar al líder local Atahualpa, en Cajamarca. «En Cajamarca matamos 8.000 hombres en obra de dos horas y media, y tomamos mucho oro y mucha ropa», escribió un miembro vasco de la expedición en una carta destinada a su padre.

No en vano, la captura y posterior muerte de Atahualpa no trajo tras de sí la caída del Imperio Inca. La guerra se alargó varias décadas, precisamente, por los conflictos internos entre los conquistadores. Las rencillas internas ente los partidarios de Almagro y los de Pizarro, que luchaban por delimitar los territorios que pertenecían a cada uno de los bandos, como si fueran ellos los propietarios y no la Corona, estallaron en conflicto armado en 1535. Tras un choque entre facciones, conocido como la batalla de Las Salinas, Pizarro cogió prisionero a Almagro y lo condenó a muerte. El conquistador suplicó por su vida, a lo cual respondió uno de los hermanos de Pizarro, Hernando, diciendo: «Sois caballero y tenéis un nombre ilustre; no mostréis flaqueza; me maravillo de que un hombre de vuestro ánimo tema tanto a la muerte. Confesaos, porque vuestra muerte no tiene remedio». Finalmente, fue ejecutado el 8 de julio de 1538 en la cárcel por estrangulamiento de torniquete y su cadáver decapitado en la Plaza Mayor de Cuzco.

El conquistador «se defendió bravamente»

Pizarro despojó de sus tierras al hijo de Almagro y le cerró el acceso al cargo que había ostentado su padre, gobernador de Chile. Pero en un nuevo giro de los acontecimientos, el 26 de junio de 1541 un grupo de veinte españoles congregados en torno a la figura del hijo de Diego Almagro, cuyo nombre era similar al de su padre, entraron sigilosamente en el palacio de Pizarro en Lima y asesinaron al conquistador extremeño. Pizarro, de 65 años de edad, murió con al menos 20 heridas de espada. En posteriores estudios, el antropólogo forense Edwin Greenwich ha defendido que por las evidencias se puede afirmar que «Pizarro se defendió bravamente» e incluso su rostro quedó desfigurado: recibió una estocada que indica que le vaciaron el ojo izquierdo y otro corte recto en el pómulo derecho.

Los agresores obligaron a las autoridades de Lima a nombrar gobernador al joven Diego Almagro y forzaron que Francisco Pizarro fuera enterrado de forma casi clandestina en un patio de la catedral de la ciudad, pero quedaron lejos de tomar ventaja en esta guerra civil entre conquistadores. El conflicto se prolongó durante años obligando incluso a la Monarquía hispánica a tomar partido. En este contexto, el hermano menor de Pizarro, Gonzalo, encabezó la Gran Rebelión de Encomenderos en 1544 contra la Corona española en protesta por la dación de las Leyes Nuevas. Él y muchos de los conquistadores rebeldes fueron ajusticiados por esta causa.

                                 El Asesinato de Pizarro

Nos situamos en un día 25 del mes de junio del año de 1541, sábado, y el hombre de 63 años, abre los ojos al resplandor rojizo del amanecer que se resbalaba por entre las rendijas del postigo mal encajado de la ventana, aunque hacia tiempo que ya rumiaba despiertos sus cuitas, en especial en cómo se tomaría el emperador Carlos V la ejecución de Diego de Almagro, incluso llegó a llorar cuando se lo comunicaron, ya que estaba seguro que los Almagristas, que eran muchos y bien situados, lol acusarían ante el emperador y el Consejo de Indias.

Sucedía en España, lo mismo todavía sucede que, la diferencia entre que te ahorquen o te nombre adelantado o tal vez gobernador de una provincia, depende de que tus enviados lleguen antes que los del tu adversario, untando con largura voluntades, eso le dijo a su hermano Hernando Pizarro, cuando lo envió a la madre patria a defender la causa familiar.

Partió Hernando del puerto del Callao, llevando un buen cofre con oro para sobornar a quien fuere necesario, por esa parte sabía que podía estar tranquilo, el sabia bien cual era el funcionamiento de la corte, y confiaba en la buena embajada de su hermano.

También su pensamiento iba hacia su hermano Gonzalo, al que envió en busca del dorado y del país de la Canela hacía ya siete meses de esto, y no tenía nuevas, ni buenas ni malas; menos reflexión dedicaba a lo rumores que por varios conductos le llegaban sobre una conjura para asesinarlo por parte de los almagristas.

Y sucedía que no tenía la cultura Francisco Pizarro que su sobrino nieto Hernán Cortes, quizás de haberla tenido se hubiera acordado de como murió Julio Cesar, “guárdate de sus Idus”.

Unos días antes un sucedido dio que hablar y pensar, y es que habia amanecido la picota con tres sogas prendidas de los ganchos, de las que pendían sendos papeles que decían:

Para Pizarro.

Para Picado.

Para Blazquez.

Pedro Gutiérrez de Santa Clara, que era su mayordomo, entró en la estancia donde dormía Pizarro para preguntarle si le servía el desayuno

-Oiré primero misa, contestó el Marques de la Conquista

-Señor esta en boca de toda la ciudad que os van a matar.

-Algún deseoso hay

No quería dar crédito don Francisco a los rumores sobre la conjura de los de Almagro, más sucedió que la noche anterior, cenando en casa de su hermanastro, por parte de madre, Francisco Martin Alcántara se presentara su secretario Picado y el sacerdote Alonso de Henao, este le comunicó que, habiendo recibido en confesión a Francisco de Herencia, se enteró de que mañana piensan matar a voace, al secretario Antonio Picado y a otros de los vuestros, y la señal para comenzar el ataque será que, uno de los de su confianza y que lo traiciona, pondrá a secar un pañolizo en el balcón.

Gracias por el aviso Páter, solo os ruego no digáis nada a nadie, que yo sabre que hacer, dando por terminada la cena y ya en su despacho, mandó a un paje de confianza llamara a Juan Blazquez y Francisco de Chave, y acordaron que al día siguiente apresarían a los almagristas.

Y aquella noche se movieron muchos embozados por las oscuras calles de Lima, el doctor Blazquez, acompañado por un esclavo negro que portaba una linterna, fue avisando a sus amigos, más ignoraba que uno de ellos, el tesorero Alonso Riquelme, trabajaba para el enemigo Almagro.

Domingo 26 de junio 1541

Habían pasado los conjurados la noche en vela, reunidos en casa de Diego de Almagro “el Mozo” perfilando los detalles del golpe de mano que, al día siguiente descabezarían a los Pizarros y se apoderarían de la Ciudad.

Y en esas estaban cuando llegó a casa de los conjurados Pedro de San Millán, anunciando que, a través de Alonso Riquelme, se habia enterado de que Pizarro conocía los planes de la conjura, y se disponía a arrestarlos a todos.

Entonces Diego de Almagro “el Mozo” propuso que ya que los habían descubierto mejor sería suspender el plan, más San Millán opinaba que, de que no se escondieran bajo las piedras Pizarro daría con ellos y los ahorcarían igual que le hizo a Almagro padre, otro propuso que habia que madrugarlo, ahora mismos vamos por él.

Y eso que era el tal San Millán de familia segoviana, tipo más cobarde, más bien flaco de carnes como de valor, pero aquella madrugada debio de sacar valentía de donde la hubo, y abriendo la puerta salió a la calle con una rodela embrazada, esperando todos que Pizarro entrara en misa, y estando en la calle ya San Millán caminando y llamado a voces a los conjurados almagristas a salir a la calle y allegasen donde el Marques para darle muerte, todos ya reunidos dieron voces de “fuera los traidores” y se fueron para la casa de Pizarro hasta quince hombres armados de arcabuces, ballestas, lanzas, espadas, así como dagas de esas llamadas de alivio.

Pizarro en la ignorancia de los palanes de los conjurados, aplazó lo que tenía planeado para después de la misa, que por seguridad se iba a oficiar no en la catedral como acostumbraba sino en la capilla del palacio.

Cuando llegó Pizarro ya le esperaban la docena de habituales, secretarios y gente de confianza, y al parecer ninguno de los presentes notó el nerviosismo del padre Damián Ruiz, capellán este del Marques, más tarde se sabría que el cura tambien estaba implicado en la conjura.

Terminado el oficio religioso y ya de vuelta en su despacho, y tratando de algunos temas de casa con su mayordomo, cuando alcanzó a oír ruidos y alboroto de la turba almagrista que asaltaban el palacio con Juan de la Rada a la cabeza, al grito de “Viva el Rey, mueran los traidores”.

Irrumpieron en el vestíbulo y según lo dispuesto en el plan, Juan Diente quedó guardando la puerta, con el encargo de cerrarla si la lucha se prolongaba sin dar tiempo a la llegado de refuerzos para Pizarro, ya en las escaleras salieron a su encuentro el capitán Francisco de Cháves y sus criados, Francisco Mendo y Pedro Hardón, y sin mediar palabra Juan de la Roda asesto estocada en el vientre al capitán Chávez, este sintiéndose herido y entendiendo que venían a matar a Pizarro, dio voz de alerta y a las voces acudieron criados y pajes, más al ver subir por las escaleras a los almagristas corrieron a esconderse, de un tajo decapitaron a Juan Hurtado, guardia este de palacio, que se precipito escaleras abajo con la dada aun empuñada.

Algunos se subieron al tejado, el doctor Juan Blazquez y el mayordomo Francisco Ampuero, escaparon por la ventana, tan solo el paje Juan de Vargas supo mantener la calma y avisar a Francisco Pizarro, fue entonces cuando Pizarro corrió a la Panoplia, donde guardaba sus armas, y cuando estaba tratando de ajustarse el peto de cuero, escucho el batirse de las espadas con el paje García de Escandón y Francisco Martin, este el medio hermano de Pizarro, al que hirieron de muerte de dos estocadas, Gómez de Luna y Juan Ortiz de Zarate, que acompañaban al Marques, al punto fueron tambien heridos y apartados de la puerta.

De pronto los asesinos accedieron a la estancia donde Pizarro trataba de abrocharse las correas de la coracina, más viendo que llegaban los traidores asesinos, les arrojo el peto al tiempo que les acometía con su espada.

Al primer conjurado, que iba a embrazar la rodela con el brazo izquierdo para protegerse, Pizarro le entró de frente y por derecho y con la velocidad del rayo, con una estocada plana y breve, apenas medio palmo de acero, que entro directa al corazón.

Al punto arremetieron contra el marques hasta cinco de los conjurados a la vez, este rompió la guardia con un paso lateral y girando con una agilidad impropia de sus muchos años , dirigió una estocada directa al vientre del más delantero de sus enemigos, dejándole listo de papeles y sin confesión, pero Juan de la Rada en la entendedera que el marques estaba defendiéndose como león acorralado, no iba a dejarse matar sin pleito, y temiendo que el próximo en probar el acero de Pizarro fuera él, propino un empujón a Diego de Narváez, era este, uno de aquellos bravos matachín, que habia jurado que corriera la sangre del marques por la hoja de su espada pero en su presencia flaqueaba, hizo que con el empujón el cobarde de Narváez trastabillara y Francisco Pizarro lo atravesó con su acero, y antes de que pudiera liberar el acero del cuerpo de esta bravo, rada y los otros almagristas hicieron en él; Todos lo alcanzaron en el pecho y en la cabeza, más la estocada mortal se la asesto Martin de Bilbao, que le atravesó el cuello de parte a parte.

Herido de muerte y cegado por la sangre, cansado por la refriega donde defendió su vida como lo que era un valiente, cayó de rodillas, y en ese mismo momento su antiguo mayordomo Juan Rodríguez Barragán, le quebró el rostro con un cantarillo de agua.

(Fuente Eslava Galán-la conquista)

(Fuentes Paginas de Historia)

(Fuentes Publio Hurtado-Indianos)

(fuentes Conquistadores)



Agustin Díaz Fernández

 
 
 

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