ALONSO DE MONROY-CÁCERES V
- Llopis Ivorra-AgustinDiaz
- 27 mar 2022
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Actualizado: 4 abr
HISTORIA DE LA VILLA CACERENSE DON ALONSO DE MONROY Clavero de la Orden de Alcántara (V) (Alonso de Maldonado-Hechos de Alonso de Monroy 1492)
Cónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra Vida de Don Alonso de Monroy En este tiempo sucedió que, estando Hernando de Monroy, el señor de Belvis en Deleitosa, acaso pasó por allí don Alonso de Sotomayor, hijo del gran Maestre Gutierre de Sotomayor, señor de Belalcázar, Hernando de Monrroy le hizo mucha fiesta porque era su primo hermano, don Alonso rogó á Hernando de Monroy que luchasen: Hernando de Monroy se escusa porque le conocía por hombre bravo y muy soberbio desque cuando se enojaba, pero tanto porfió el don Alonso, que hubieron de luchar, y como Hernando de Monroy fuese de los más recios hombres que hubiese en aquel tiempo, dio con don Alonso en el suelo, don Alonso airado y corrido de esto, dijo muchas palabras de hombre enojado contra Hernando de Monroy, y volvía a importunarle con que volviese a luchar, pero Hernando de Monroy como le tuviese por duro de corazón, le decía que no quería tenerle enojado sino hacerle todo placer. Pero en gran manera más agraviado por de esto el don Alonso dijo palabras más duras que al principio á Hernando de Monroy, más á Hernando de Monroy no se le daba nada de todo esto, pero un criado suyo llamado Paniagua, que estaba ahí, echó mano a la espada y dio una estocada a don Alonso de Sotomayor, y como fuese muy grave murió. Este Paniagua habia sido paje de Don Alonso, muy cazador, y este paje se llevó un halcón y lo lanzase a una garza y el halcón se perdiese con ella, enojado de esto don Alonso mandó dar a este paje cien azotes en un asno por las calles de Belalcázar, este, cuando ya de hidalgo, fuese luego de su casa como hombre afrontado, y se halló en esta coyuntura por donde se quiso pagar de su afrenta. En este tiempo como el Maestre don Góme de Solís, se viese tan poderoso en la provincia de Extremadura, acordó romper la paz con el Clavero, las razones que más legitimas daba para ello, eran estas: que los dos castillos que habia dado al Clavero decía no ser suyos, sino de dos caballeros de la Orden, y que no podía él quitar a estos caballeros que cada uno no guerrease por lo suyo, y con esto les dio mil lanzas, cada uno tomó quinientas lanzas, y fueron á sitiar sus castillos. Sabido esto por el Clavero, bien veía él que mientras el Maestre estuviese poderoso, la paz era escusada a causa de las guerras pasadas y las enemistades que tenían que habían de ellas crecido. Luego el Clavero se partió de Montánchez con doscientas lanzas de su mesnada, y porque el tiempo era en lo más recio del invierno, y las abundancias de las aguas eran infinitas, pasó mucho trabajo pero finalmente, él llegó una noche un poco antes que amaneciese á Piedrabuena, y halló a sus contrarios que en medio tenían muy grandes lumbres, y acometiéndolos bravamente cuando el albor rompía, los del Maestre como no tuviesen consejo por aquella hora, las cosas estaban suspensas y puestas en terror, pero acordaron de tomar sus caballos y pelear a caballo como gente inexperta, ninguna cosa les daño más que este parecer, que como los caballos estuviesen los más sueltos, esparcieronse por muchas partes, los del Clavero, que ordenados venían en ordenanza de guerra, dieron en unos y después en los otros, y desbarataronlos y mataron la mayor parte de ellos, y los que quedaron despojaron y con volvieron buen despojo y muchos caballos.

Después de esto hecho, el Clavero se vino a Azagala por curar de los heridos y descansar para ir a pelear con los que tenían cercada de Mayorga, más sabido esto por la gente del Maestre que estaba sobre Mayorga luego se fueron para Cáceres, a donde a la sazón estaba el Maestre. Luego que el clavero vino a Azagala, le vinieron a ver muchos deudos suyos y cada uno venia con la gente que tenía por saber el rompimiento de la paz, entre los que, vinieron estaba Luis de Chaves mayorazgo de Trujillo, y el comendador de Santibáñez y el comendador mayor de Alcántara Raudona, y otros muchos caballeros deudos y amigos, el clavero, como estos caballeros llegasen, no quiso se volvieran en balde a sus casas, antes luego otro día de mañana mandó tocar las trompetas e hizo sacar su estandarte y dijo a aquellos caballeros que nuevamente habían venido, si les parecía que debían de ir a dar vista a Mayorga y ver si querían pelear los que allí estaban en el cerco. Todos dijeron que de buena gana irían siquiera por no hacerle mentirosas las ofertas que le habían hecho esa noche, y tras esto se partieron, y cuando llegaron a Mayorga ya era ida la gente del Maestre.
El clavero mostró algún enfado por no haber llegado a tiempo de probar a aquellos caballeros noveles sus huéspedes que eran más de cien lanzas, volviendo a Azagala y cenaron aquella noche con mucho placer, cada uno de los huéspedes hablaba en lo que pudiera hacer en la batalla si los del Maestre esperaran. Luego en cenando vino un mensajero al Clavero de parte de Lorenzo de Ulloa , y Juan de Carvajal y sus deudos, le mandaban una carta firmada de muchas firmas de caballeros por la cual le hacían saber que en la villa de Cáceres habia gran bullicio por echar al Maestre de ella, y que no querían comenzar esta cosa sin su favor, por tanto, pues era servicio del Rey tomarle su villa a aquel Maestre que tiranizada la tenia , que luego en la mañana fuese con ellos, y que ellos saldrían a meterle a él por una puerta de la villa., cuando el Clavero supo esto, mandó ensillar y aderezar a los suyos con mucha alegría, y dijo al Comendador mayor y a Luis de Chaves que él haría que pagasen el escote de la cena, aunque mucho más debiesen a él, por ponerles en las manos cosas en que ganasen mucha honra. Luego salieron de Azagala, iba con el clavero trecientas lanzas y cuatrocientos peones, y en saliendo el sol fueron en Cáceres, y cuando llegaron hallaron muy gran alboroto, porque los del Maestre habían peleado con los de la parcialidad del Clavero, y los tenían en una parte del lugar cercados, al Clavero salieron algunos caballeros a mostrarle por donde habia de entrar, y dijeronle que por la puerta de Coria estaba menos gente, el Clavero fue a la puerta de Coria con mucha furia por mezclarse con los del Maestre, y como esta puerta guardase un caballero de los más principales de Cáceres que se llamaba Gonzalo de Cáceres Espadero, hizo alguna resistencia como buen caballero, pero no podía él durar a la muchedumbre de los del Clavero, que luego le mataron.
Como el Maestre don Góme de Solís, supiese que el clavero venia en socorro de los de Cáceres y que estaba ya tan junto a él, salióse de la Villa por otra parte más que de paso y sus parciales con él, El Clavero quedó en mucha amistad de los de Cáceres y quedó la Villa en servicio del Rey, y después volvió á Azagala para desde sus fortalezas guerrear al Maestre. Luis de Chaves y el comendador de Santibáñez y los otros caballeros todos se volvieron a sus casas muy contentos del Clavero, solamente quisieron quedar con una mesnada de treinta de a caballo, todos mancebos deseosos de guerra, entre estos quedó un hermano de Luis de Chaves que se llamaba Nuño de Chaves.
Tambien quedó el Comendador mayor, porque tenía perdido su estado por haber seguido al Clavero, que se lo tenía el Maestre tomado, después de ahí a seis días, el Clavero y el Comendador mayor un día amanecieron sobre las Brozas, lugar de la encomienda de Alcántara, con doscientas y cincuenta lanzas y otros tantos peones que habían llevado a las ancas de los caballos, pensando tomarlos descuidados a los que estaban en las Brozas, y en llegando que, llegaron descabalgaron todos y comenzaron el combate reciamente con gran furia, más como los del Maestre fuesen quinientos hombres que estaban a la guarda de la villa y muy escogidos, y los vecinos de la villa eran aficionados al Maestre, y la villa estaba muy separada, sostuvieron la arremetida de los del Clavero, que no recibieron daño ninguno.
Visto por el clavero estar la villa fuerte y bien reparada, determinó de no combatirlos por parecerle recibirían más daño que provecho él y su gente, sino cercarlos muy bien, y la gente de caballo andaba por el campo, y en saliendo algunos de los de la villa luego eran muertos, porque la villa tenía muy poca gente de caballo y no osaban salir.
Así estuvieron dos meses pasando gran hambre, hecho saber esto que pasaba por los de la villa al Maestre, luego el Maestre se partió con la más gente que pudo reunir y llevó seiscientas lanzas consigo y quinientos peones, que con la prisa que le daban, no habia podido juntar más, y vino a las Garrovillas (Garrovillas de Alconetar) con toda esta gente, el conde de Alba de Lister le hizo gran recibimiento, que a aquella sazón era su amigo, y de aquí envió el Maestre sus espías para saber que gente tenía el Clavero sobre las Brozas, y tuvo esta manera:
Envió dos criados suyos al Clavero, y les mandó decir que alzase el cerco que tenía sobre las Brozas y les devolviesen lo que les habían robado, y que él no pasaría adelante, sino que se volvería a Coria. Esto no lo decía el Maestre a fin de cumplirlo, si no para saber la gente que habia, según después pareció, porque bien sabia el Clavero no haberse puesto tan tibio allí.
Como fuese el Clavero bien avisado y diestro en la guerra, tenía puestas guardas y escuchas en todos los cerros y altos más cercanos a su real, y como los de un cerro vieron venir cinco o seis de a caballo, vinieron a dar aviso al Clavero, y Luego que esto supo el Clavero, envió treinta de á caballo, y al capitán Orozco con ellos para que prendiesen á aquellos y los trajesen, y hecho esto, mandó a Luis de Herrera otro de sus capitanes, que con doscientos de a caballo se metiese tras un cerro que allí cerca estaba, y que tuviese aviso que no fuese visto, hecho esto, cambió a mandar al Capitan Orozco que trajese los presos, los cuales vinieron y dijeron su embajada, el Clavero los recibió y los respondió que ellos se fuesen enhorabuena, y que él enviaría al Maestre la respuesta con un criado suyo.
Los del Maestre, vista la poca gente que el Clavero traía, según dijeron los de la embajada, diciendo que el Maestre traía mil y quinientas lanzas y muchos peones, y luego el Clavero escribió de su mano al Maestre la respuesta, que iba en seis ó siete capítulos, y en uno de ellos era que las Brozas se le devolviesen al Comendador mayor, y que lo que tenía ocupado del rey don Enrique IV, que lo soltase, quedándose con las fortalezas que tenía tomadas y otras cosas acerca de esto, y que haciéndose así, la concordia era hecha. *Mandóme a mí que cabalgase con otros tantos de a caballo como eran los del Maestre, y me fuese a las Garrovillas, y pusiese al Maestre en las manos estos capítulos, y que si no quisiese concluir en ellos, que le dijese que él sería a cenar con ellos, por eso que le aguardasen con la cena, yo me partí luego para las Garrovillas, y en llegando hallé juntos al Maestre, y al conde de Alba de Lister, y al conde de Coria, y a otros muchos condes y caballeros, y el Maestre muy regocijado por haber sabido la poca gente que el Clavero tenía. yo llegué y le di la carta en sus manos, y después que la leyó fue muy encendido en saña contra el Clavero, y dijo algunas palabras de soberbia contra él, y al fin me dio por respuesta:
Decid a ese gran ladrón que yo estoy determinado de no parar hasta destruirle por los muchos enojos que me ha hecho.» Parecióme tiempo aparejado para decirle lo que el Clavero me habia dicho, y entonces dije al Maestre como el Clavero decía, pues no quería otorgar los capítulos, que él se tenía por convidado de ellos a la cena esa noche, por eso que le esperasen, entonces el Maestre respondió muchas más soberbias y amenazas, y algunos caballeros de los que allí estaban ayudaban al Maestre, heridos de la envidia de la prosperidad y hazañas del Clavero, y ayudaban más despertar la discordia. Yo me partí luego para el Clavero, y hállele esa tarde a la mitad del camino.
En las Garrovillas tuvieron esa noche gran fiesta y banquete porque el conde de Alba de Lister, hizo la fiesta, la cual acabada se fueron a dormir. No temía el Maestre Góme de Solís, al Clavero Alonso de Monroy, en nada por lo que le habían jurado sus espías, pero con todo esto mandó poner guardas.
*Esta es la crónica de don Alonso de Maldonado, el escritor de los Hechos de don Alonso de Monroy, que aparte de escritor era caballero y amigo del Clavero de la Orden de Alcántara*.
(Fuente Alonso de Maldonado-Hechos de alonso de Monroy)

Agustin Díaz Fernández
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