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ALONSO DE MONROY-CÁCERES X

  • Foto del escritor: Llopis Ivorra-AgustinDiaz
    Llopis Ivorra-AgustinDiaz
  • 4 abr 2022
  • 11 Min. de lectura

Actualizado: 4 abr

HISTORIAS DE LA VILLA CACERENSE

DE DON ALONSO DE MONROY

Clavero de la Orden de Alcántara (X)



(Alonso de Maldonado-Hechos de Alonso de Monroy 1492)

Crónica desde la calle Cuba de mi llopis Ivorra

Vida de Alonso de Monroy

El Duque de Plasencia tenía por muy gran burla la que el maestre Don Alonso de Monrroy habia usado con su hermano en la toma de Alcántara, y tambien el maestre don Gome el pasado, que en Coria estaba, Entrambos se hicieron a una, e hicieron alianza con el Duque de Alba de Lister y el Maestre de Santiago, el Duque de Plasencia, por haber la fortaleza de Benquerencia, y el Maestre de Santiago por cobrar a Montánchez que el Clavero tenía por suyo.

Tambien se juntó la Condesa de Medellín y otros capitanes, de manera que esta junta era de las más principales de España, Y el maestre Don Alonso de Monroy con su hermano Hernando de Monroy, y su primo el señor de Monroy, presumía defenderse contra todos y aun ofendellos, El Duque de Plasencia y todos los demás señores juntaron sus gentes, que no fueron pocas, con que tenían en poco este hecho del Clavero. Sabida por el clavero esta alianza grande que contra él estaba concertada, salió luego de Alcántara con trecientas y cincuenta lanzas y quinientos peones, dejando Alcántara a buen recaudo de gente y por capitán de ella á Aldana, Capitan suyo, y puso guarnición en las otras fortalezas, y se vino a Montánchez para estar más cerca de la Serena para guerrearla por creer que don Gome estaba en Magacela y otras fortalezas rebeldes que todas estaban por el Maestre Solís, haciendo daño al maestre Don Alonso de Monroy y los de su valía, especialmente de Zalamea y de los que dentro estaban.

Parecía al clavero y Maestre Don Alonso de Monroy, que no era de perder para sus guerras un hombre tan señalado como Hernando de Monroy, su primo el señor de Monroy, y luego de Montánchez le escribió se viniese para él, y prometiéndole dos encomiendas para sus hijos, y la una le dio luego, que fue la de Mayorga, Hernando de Monroy se vino luego para él con sesenta de a caballo y cien peones. Luego el maestre Don Alonso de Monroy determinó ante todas cosas hacer la guerra con la Condesa de Medellín, porque era grande favorecedora de Francisco de Solís y de Pedro Pantoja, sobrinos de Don Gome.

En este tiempo murió el maestre Don Gome en la fortaleza de Magacela (en 1473, triste, olvidado y pobre, nos cuenta don Publio Hurtado, sin más adeptos que sus parientes don Francisco de Solís, don Diego de Cáceres Ovando y don Francisco de Hinojosa). Asimismo, entre el maestre Don Alonso de Monrroy y los citados, se hacia la guerra muy cruda y en tal manera se asoló la tierra, que a causa de la guerra que en toda Extremadura hubo, casi no se cogió pan ninguno, y los labradores andaban como esclavos entre los guerreros. Era tanta la furia de las cabezas de la guerra y la enemistad de ellos, que se temían que no bastaría ningún hombre para cortar las peleas y muertes que en ella hubo entre estos dos años que fueron los postreros del reinado de don Enrique IV*

*Terminaba el año de 1474, año decisivo en la historia del reino, el 22 de diciembre, moría en Madrid el Rey don Enrique IV, su hermana doña Isabel era proclamada reina por la mayor parte de las ciudades, mientras, una facción, alentada por el Rey de Portugal, pretendía colocar en el trono a doña Juana la Beltraneja, dudosa hija del fallecido Enrique IV*.


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Emblema de la Orden de Alcántara

Pues como el maestre Don Alonso de Monroy saliese de Montánchez y toda su gente contra la Condesa, tuvimos tres batallas con ellos, y en todas ellas tuvimos la victoria, sin otros rencuentros que tuvimos sobre robos muchos que les hicimos, pues teniéndolos ya que casi no osaban salir de Medellín, el Maestre se concentró con unas velas que le darían entrada en la dicha fortaleza a la hora de la noche que ellos velasen, más la Condesa como trajese tanta diligencia en las cosas de la guerra, que ningún capitán romano le hacía ventaja , lo entendió, y armó con las velas trato doble, y fue así:

que como el Clavero y Maestre don Alonso de Monroy llegase y los suyos, y las velas del concierto velasen haciendo la seña, luego el Maestre mandó aparejar a todos y arrimaron las escalas al muro, los escaladores subieron y con los escaladores escuderos escogidos, y como subiesen obra de treinta, los de la Condesa mataron y prendieron estos, y echaron tantas piedras y saetas que tuvimos por bueno de desarrimarnos del muro, los de la Condesa decían:

«fuera ciego». Visto esto por el Maestre Don Alonso de Monroy, que su trato habia sido descubierto, mando retirada y fuímonos á la Serena, y puso el Maestre cerco a tres fortalezas, la una era Zalamea, era Capitan del cerco Hernando de Monroy, el señor de Monroy, puso otro cerco sobre Benquerencia a donde estaba Diego de Cáceres y Ovando, dejó por capitán de este cerco a Antón Bernal, y el mismo Maestre estuvo sobre Magacela , y de allí guerreando a los del Maestre de Santiago. Duró esta guerra por dos años, en la cual hubiera harto que escribir de los hechos del maestre Don Alonso de Monrroy y de sus parientes.

Pasado este tiempo sucedió que Francisco de Hinojosa entregó a Zalamea con cierto trueco, y el maestre Don Alonso de Monroy la dio á Hernando de Monroy por la otra encomienda que le habia prometido, y Hernando de Monroy puso por alcaide en Zalamea á Andrés Cambero, un valiente escudero, y de allí y de las otras partes se hacía continuamente muy gran guerra contra el Maestre de Santiago y sus valedores. Este año fue tan estéril a causa de las muchas guerras, que no se cogió pan ninguno, y eso que se cogió fue tomado y puesto en fortalezas para los militares de la guerra, pues como en este tiempo en el Andalucía hubiese grandes diferencias entre el Duque de Medina Sidonia y el Marqués de Cádiz a causa de las grandes guerras y muertes que entre ellos habían pasado, fue un recuentro grande entre estos dos señores. en el cual el Marqués de Cádiz mató dos hermanos bastardos del Duque de Medina Sidonia, y por escusar tantas muertes de caballeros que por su causa se mataban, como buenos caballeros acordaron desafiarse y entrar en el campo cada uno con tres compañeros, y como les fuese tanto, los buscaban por no. El Duque de Medina Sidonia, como oyese decir la gran fama de valientes caballeros como eran el Maestre Don Alonso de Monroy y Hernando de Monroy su hermano, señor de Belvis, y Hernando de Monroy, su primo, señor de Monroy, determinó de escribir a cada uno rogándoles quisiesen ser con él en este desafío, y que fuesen en Sevilla con el primero día de mayo, y como estos caballeros fuesen amigos de ganar honra (y esta fuese señalada), de buena voluntad respondieron al Duque que ellos serían en Sevilla el día señalado, y en aquel tiempo tenía ya el maestre Don Alonso de Monroy a sus enemigos muy flojos, que de todo punto se tenían por vencidos, y por haber perdido los mejores y más ejercitados guerreros que tenían, y por no estar ocioso estaba muy regocijado con la nueva empresa que a su cargo tenía, aunque los más de los que con él estaban le aconsejaban que no lo hiciese, que harto tenía que hacer en sus proprios negocios.

Hernando de Monroy, señor de Monroy, le dijo que no fuese, porque las cosas de Extremadura que entre manos tenía no se perdiesen, y que él tomaría a su cargo este negocio, y que para ello tenía dos caballeros, y que los tenía por tales que otros en Castilla más valientes que ellos no los hallarían, y que luego señalaba para el dicho caso a Rodrigo de Monroy, su primo, y al capitán Luis de Herrera. A esto respondió el Maestre, que pues allá habian querido, no quería su honra ponerla en brazo ajeno, ni corazón sino el suyo.

Hernando de Monroy, señor de Belvis, se partió con su gente para donde estaba el Maestre, puesto que días habia que no se hablaban juntos todos tres, el Maestre escogió doscientas lanzas y doscientos peones de los mejores guerreros que tenía, La demás gente dejó en guarnición en sus fortalezas, y de esta suerte partieron para Sevilla. El Duque de Medina, desde que lo supo, salió a recibirlos con gran compañía, tuvo abrazado gran rato al Maestre Don Alonso de Monroy diciéndole que era la persona del mundo que él más habia deseado ver, y así se fueron a Sevilla a donde el Duque continuamente les hacía grandes fiestas.

Extrañamente estaba aficionado a la persona del Clavero, y cada día se ejercitaba las armas con que en el campo habia de entrar.

Más sabido este desafío por el rey Don Enrique, envió a mandar a los unos y a los otros que no se efectuase, y que vistos sus mandamientos fuesen amigos, y así aquellos señores lo obedecieron.

Como aquellos caballeros no quisiesen estar ociosos, vista la resolución de los negocios, se partieron de Sevilla muy contentos del Duque, decía el Maestre de Santiago que habia sido en mucho acrescentamiento de la fama de los Monroyes, el que se buscasen por todo el reino tres caballeros escogidos para un desafío, y que acertasen a ser todos de este linaje, como el Maestre y su compañía llegasen a Extremadura, supieron las nuevas de sus enemigos, las cuales eran que el Maestre de Santiago habia socorrido a Diego de Cáceres y Ovando y Francisco de Solís con vitualla y gente, y que estaban más fuertes que al principio.

A esta sazón Francisco de Solís urdió un trato falso contra el Maestre, el cual fue de esta manera:

Que el Maestre diese una hija suya a Francisco de Solís, para que se casase con ella, y que la fortaleza de Piedrabuena se diese a Pedro Pantoja su hermano; y haciendo esto él entregaría la fortaleza de Magacela al Maestre.

Hecho asiento y concierto de esta manera, el Maestre cumplió todo lo que de su parte era prometido, más como Francisco de Solís andaba por engañarle, de este concierto habia dado parte a la Condesa de Medellín y al Maestre de Santiago y le prometieron todo favor para todo lo que quisiese hacer, y así Francisco de Solís escribió al Maestre, suplicándole quisiese llegar a la fortaleza de Magacela. Más La fortuna al Maestre hasta aquí le habia sido muy favorable en cualquier cosa que hubiese comenzado, pero de aquí adelante le sucedió al revés, porque siempre le fue envidiosa de lo pasado, aunque en su fuerte corazón nunca pudo echarse de ver.

Sucedió que, como el maestre Don Alonso de Monrroy partiese de Montánchez con doscientas lanzas a ir a ver a su yerno Francisco de Solís a Magacela, hartos malos agüeros vieron, que cuando salió de Don Benito un caballo overo, que él quería mucho y al presente iba en él, se le cayó muerto entre las piernas, todos cuantos caballeros iban con él le aconsejaron que no entrase en Magacela, especialmente Hernando de Monroy, el señor de Monroy, se lo dijo muchas veces, diciéndole que de muerto o preso no escaparía, y que renegase de tal parentesco, y que él no quería entrar en la fortaleza, más que se quedaría en el lugar aguardando lo que sucedía; Otros caballeros que con él iban se hicieron malos, Juan Núñez de Prado le importunó mucho tomase el consejo de aquellos caballeros, y que si no quería, que se lo hubiese a solas, más ninguna cosa bastó a estorbarle que no llamase a la puerta de Magacela, y estando llamando, un escudero le dio voces que no entrase hasta que leyesen aquella carta, la cual era del Conde de Feria, grande amigo suyo, en que le decía que por ninguna vía entrase en Magacela porque él sabía que habia de ser preso.

El Maestre no quiso creer al Conde ni a todos los demás que sobre este caso le aconsejaban, porque estaba ya aparejada la hora de su mala fortuna, El Maestre don Alonso de Monroy, dio esta carta a Francisco de Solís, en entrando en Magacela, y quiso imitar a Alexandre, cuando su físico le dio a beber la purga, que le escribió un su capitán que no la tomase porque él sabía que le habían de dar en ella ponzoña, y así Alexandre, cuando comenzó á tomar la purga, dio la carta al médico, y así el Maestre dio la carta a Francisco de Solís, diciéndole:

“Mirad, hijo, esa carta que me escriben, y así veréis lo que confió de vuestra persona,” y Francisco de Solís le hizo muchas fiestas y regalos.

Las mesas fueron puestas y sentaronse a ellas muchos caballeros parientes del Maestre Don Gome de Solís, con doscientos escuderos del Maestre de Santiago y Condesa de Medellín, todos bien escondidos.

Pues como el maestre Don Alonso de Monrroy se sentase a la cabecera de la mesa, lo primero que el maestresala le sirvió fueron dos fuentes de plata y alzando la una, encima de la otra venían unos fuertes grillos. Luego todos los de la mesa y casa arremetieron al Maestre para prenderle, él procuró defenderse, mas no pudo con tantos hombres como le tenían. y como se viese de esta manera tratado, dijo a Francisco de Solís:

“Esto, hijo, ¿es hecho de caballero hacer tal traición?” Francisco de Solís respondió:

“padre, seáis vos del diablo, que mío no lo seréis.”

y luego le pusieron gruesas cadenas y en una cámara con muchas guardas, Luego Francisco de Solís se hizo elegir por Maestre de Alcántara a los comendadores que allí estaban, porque él pensaba al otro día matar al Maestre, y tras esto sucedió que aquella noche la gente del Maestre de Santiago y la de la Condesa de Medellín, vista la cena que al huésped habían dado, salieron y dieron en la gente del maestre Don Alonso, que descuidada estaba en la villa, y desbarataronlos y robaronlos.

Cada uno fue perdido por su parte, y esta misma noche Juan Guerra, que era un escudero muy valiente y muy querido de Francisco de Solís que se llamaba el Electo, en prendiendo al Maestre, siempre fue su voto que luego lo matasen, y él salió con mucha gente por matar al señor de Monroy con muchas hachas y pajes con cubiertos a manera que pareciese que el Maestre le enviaba presente, más Hernando de Monroy, como tuviese por cierto lo que habia pasado, cabalgó en un muy buen caballo y saliendo de su posada y fuese á Zalamea.

Juan Guerra, que el Electo Solís, le habia mandado la encomienda de Zalamea, a condición que matase a Hernando de Monroy, y viendo que se habia ido de su posada, cabalgó á gran prisa con doscientas lanzas y al más correr fue la vuelta de Zalamea por alcanzar a Hernando de Monroy, pensando, si lo matase, tener aquella encomienda, todo lo mas del camino fue corriendo, de manera que cuando amaneció lo alcanzó, Hernando de Monroy que solo iba con su lanza y adarga, y Juan Guerra le comenzó a dar muchas voces, diciéndole:

“Esperad que yo os pagaré lo que vos mereceis, que vuestro compañero ya está en sal”.

Y otras palabras muy injuriosas, Hernando de Monroy volvió la cabeza y el caballo, y como vio venir tras sí tanta gente, picó las piernas y comenzó a ir de vuelta de Zalamea. Juan Guerra lo seguía, y su caballo era muy ligero e iba delante de los suyos gran rato, Hernando de Monroy no quería hacer la batalla hasta llegar cerca de Zalamea, porque Juan Guerra no le matase el caballo y se quedase a pie entre tanta gente. En este tiempo llegaron cerca del lugar, Hernando de Monroy volvió su caballo contra Juan Guerra que no cesaba de decirle muchas palabras feas, y arremetieron el uno contra el otro, bien cubiertos de sus adargas y á vista cada uno de su gente, pero la batalla fue partida de los primeros encuentros, porque Hernando de Monroy encontró a Juan Guerra tan duramente, que no le prestó armadura que trajese, porque le pasó con la lanza el adarga y le echó una braza de lanza de la otra parte del cuerpo, y así feneció en presencia de su gente la soberbia de Juan Guerra, aunque él encontró al caballo de Hernando de Monroy en la cabeza, de suerte que luego cayó muerto, y Hernando de Monroy salió aprisa de él y a pie, como estaba, se metió en Zalamea, porque ya llegaban sus contrarios.

Los de Zalamea les dieron gran grita por la victoria por su capitán.

(Fuentes Alonso de Maldonado-Hechos de Alonso de Monroy)


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Fortaleza de Magacela

Agustin Díaz

 
 
 

2 Comments


emiliavera2018nov
emiliavera2018nov
Dec 20, 2022

Tu pagina es una maravillas sigue asíntota gracias

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emiliavera2018nov
emiliavera2018nov
Dec 20, 2022

Todo que pongan megustas mi tierra cacereña es una preciosidad

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