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ALONSO DE MONROY-CÁCERES XIII

  • Foto del escritor: Llopis Ivorra-AgustinDiaz
    Llopis Ivorra-AgustinDiaz
  • 8 abr 2022
  • 9 Min. de lectura

Actualizado: 4 abr

BREVE HISTORIA DE CÁCERES

ALONSO DE MONROY

Clavero de la Orden de Alcántara (XIII)


(Alonso de Maldonado-hechos de Alonso de Monroy 1942)


Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra


Vida de Alonso de Monroy


Salido que fue el maestre Don Alonso de Monroy de Magacela de sus prisiones, que fue enel año de mil y cuatrocientos y setenta y seis años, fuése luego para Montánchez, y fue tanta el alegría de aquellos sus criados y abogados, que no les parecía sino que habia resucitado, que no pensaban verle jamás. Acudió a Montánchez a verle infinita gente, vinieron los más desus deudos, tambien se le juntaron otras gentes de mala vivienda y malhechores fugitivos de otras partes, de toda esta gente juntó doscientas lanzas y cuatrocientos peones,.

“Hicieronle aquesta sazon aquellos sus abogados infinitas coplas, algunas de las quales son estas”


Demos gracias al Soberano, Pues es suelto ya nuestro amo, Pecado era tener preso

A una tan valiente lanza, Y a nosotros en bonanza de no tener que acudir, Pues más nos valieramorir Que no la de dolor sufrir.

Demos gracias al Redentor, Pues es suelto ya nuestro amo Don Alonso de Monroy, Con esto amaneció hoy

El día con tal claror,

Que nos hizo sabidor

don Alonso de Monroy

Que era suelto de su prisión.

Alégrense los hidalgos

De toda la Extremadura,

Y los buenos por sus manos

Den al diablo la cordura:

Que ya viene el destemplado,

De guerreros más osado

Que nunca lo fue romano,

Y el vencer es en su mano.


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En este tiempo ninguna fortaleza habia del maestrazgo que la Duquesa no la tuviese ganada, y como el Duque de Plasencia supiese como estaba en libertad el Maestre, escribió luego a la Duquesa su mujer que estaba en Arévalo a la sazón, diciéndole que le hacía saber cómo el gran ladrón era suelto de las prisiones de Magacela, y que no le convenia tener las manos en la labor, sino el corazón en la guerra y en la defensa del maestrazgo de Alcántara.

Ya enterada de esto la Duquesa, vino a Plasencia a más jornadas de las que convenia a su persona, y luego con gran presteza envió a Diego de Trejo, señor de Grimaldo, con trescientas lanzas y cuatrocientos peones que se metiesen en Alcántara, Luego abasteció todas las otras fortalezas del maestrazgo, así de gente como de vitualla, Luego el Maestre, sabido esto, salió al campo á guerrear contra la Duquesa y contra Hernando de Monroy, su hermano, para satisfacerse de los agravios que le habían hecho, y como una noche el Maestre diese salto en Almenara , no se la pudieron resistir los que estaban dentro, que no la tomase, y de allí entró en tierra de Plasencia y vino a las Casas de Millán, y saqueándola, guardando siempre dos capitanes suyos que lo que estuviese metido en la iglesia ninguno lo tocase, más enterada de esto la Duquesa, envió un capitán muy diestro en la guerra con trescientas lanzas a Serradilla, para que guardase por aquella parte, y como el capitán viese que el Maestre habia de volver a robar a Serradilla, puso sus espías por los caminos por donde el Maestre Don Alonso de Monroy podía venir. Una mañana le vino la nueva que el Maestre venia camino de Serradilla, el capitán de la Duquesa que esto supo salió de la Serradilla con sus trescientas lanzas y marchando a la dehesa haciendo muestra que huía.

Esto hizo a fin que, los del Maestre estuviesen ocupados con el robo y apeados, él y los suyos irían a dar en ellos, y que con seguridad serian vencidos y muertos, pareciéndole que por esta vía se haría con menos daño de su gente, y acabado que fue, se escondió en el monte aguardando al maestre Don Alonso de Monroy que llegaba ya con su gente a Serradilla. Como en las cosas de la guerra limpiamente ningún hombre le engañó, el Maestre no quiso entrar en la villa de Serradilla, antes le dio una vuelta a la redonda, y llevando ordenada su gente para pelear, preguntando siempre por la gente de la guarnición que allí estaba, los vecinos del lugar le certificaban haber salido huyendo, pero él no confiando, envió gente a buscarle a la dehesa, y aun para que si no la hallasen recogiesen la boyada, porque él no quiso entrar en el lugar hasta saber si habia con quién pelear, y estando en esto, vinieron dos escuderos y le hicieron saber cómo la gente de la Duquesa estaba en la dehesa por guarda del ganado.

Enterado de esto por el maestre Don Alonso de Monroy, caminó para allá y vio que habían querido engañarle, el capitán de la Duquesa, como vio que su celada habia sido descubierta, salió al campo con su gente bien ordenada, diciendo a los vecinos de la Serradilla que peleasen bien y librarían sus haciendas, y puso delante de la boyada su batalla ordenada. Y como el Maestre llegase, arremetieron los unos a los otros, y tuvieron una batalla harto herida por ambas partes, pero al fin el Maestre y

los suyos los vencieron y pusieron en huida, y allí fue muerto el capitán de la Duquesa, que nunca quiso huir, y perdió la más gente suya, El maestre Don Alonso de Monroy, volvió a Serradilla, tomando gran cabalgada de ganados que se habían allí recogido con aquel capitán, y caballos, y armas, y otras cosas.

Tras esto hecho, el Maestre fue en una noche desde allí á Deleitosa, villa de Hernando de Monroy, su hermano, y como llegó, comenzó luego a combatir la fortaleza de aquella villa, y como Hernando de Monroy viese la guerra que habia de tener con este su hermano, habia abastecido sus fortalezas lo mejor que pudo, de manera que la fortaleza de Deleitosa estuviese bien guarnecida de buenos escuderos, duró el combate gran rato, e hicieron mucho daño en la gente del maestre Don Alonso de Monroy, e hirieron malamente a su alférez con un vigón, que dieron con él de la escala abajo, y su estandarte fue por el suelo, porque el alférez perdió su sentido del golpe.

Visto esto por el Maestre, y que le habían muerto y herido muchos de los suyos, se paró como un león bravo y apeándose de su caballo, jurando de jamás se iría de allí hasta a haber rendido aquellos y tomado la fortaleza. Y luego se apearon con el Maestre los más principales guerreros y esforzados de su gente, y arrimaron muchas escalas, y comienzan a subir por ellas denodadamente, los del otro punto, puesto que hubiese copia de gente de valientes hombres, y como se les se les habia acabado todas las saetas y pólvora que tenían, peleaban encima de la muralla todo cuanto podían.

El maestre Don Alonso de Monroy subió encima de la muralla con gran trabajo, y luego los suyos subieron tras él, el Maestre daba voces que fuesen muertos todos, el primero que topó el Maestre fue con un amo suyo, que le habia criado de Belvis, y era muy viejo, el Maestre como le vio, se sufrió de no herirle, y el viejo se echó a sus pies y le demandó misericordia para él y para los otros con muy gran llanto. El Maestre quería bien a este y tuvo piedad de él, y mandó que todos fuesen presos, y después los soltó a todos, y allí en Deleitosa dejó por alcaide a un caballero que se llamaba Arias de Ulloa, y dejándole la gente que bastaba para bien defenderla la plaza.

En este año que estas cosas acaecieron fue el primero que reinando en este reino de Castilla el rey don Fernando y la reina doña Isabel, por muerte del rey don Enrique IV “el impotente”, que fue este año de nuestra reparación de mil y cuatrocientos y setenta y cinco años. Pues como el Rey y la Reina supiesen el acto que el rey de Portugal hizo en Plasencia, y los grandes que le favorecían, luego el Católico Rey y la Reina, comenzaronlos a guerrear, y la Reina escribió al Maestre mandándole que guerrease a los rebeldes, sus comarcanos. Esta empresa aceptó el maestre don Alonso con grande alegría, y comenzó a guerrearlos muy bravamente. En este tiempo, a causa de esta guerra de los portugueses, tenía tanta licencia el mal hacer, que nunca en tiempos pasados tuvo una cosa de tanto destrucción y tanta rotura, que como los grandes metieron al Rey de Portugal, como fuesen muy poderosos así de gente como de castillos, era tanta la guerra que se hacían en sus tierras, y tantos los robos, y tantas las crueldades, siendo estas cosas mucho más que entre moros y cristianos, porque los prisioneros que se tomaban con nombres de traidores eran muertos, y los otros hacían otro tanto, en los mismos pueblos estaban faltos de vituallas con bandos, y muertes, y robos.

Los que estaban deseosos de guerra y bullicios cada día eran con la parte que querían, así que en cada lugar habia discordias, codiciando novedades los soberbios y codiciosos de bienes ajenos, los escandalosos, y la juventud sobraba a los viejos y a los mesurados, primero cada uno en su ciudad donde era natural comenzaba á robar por su parte, después de lo cual ordenados en manadas andaban por el territorio haciendo robos de mayor cuantía, de aquí sucedían grandes crueldades y actos muy feos, cada uno sucedía y obedecía al movimiento del ánimo.

Volviendo a los hechos del Maestre, sucedió que, don Alonso de Monroy grandes tiempos guerrease y mucho a los favorecedores del Rey de Portugal, y supiese como la Duquesa de Plasencia tuviese ocupada la ciudad de Trujillo*, por el rey de Portugal, teniendo dentro en ella seiscientas lanzas y muchos peones, el Maestre de Alcántara don Alonso de Monroy con sus espías hizo trato con Luis de Chaves, dándole una puerta de la ciudad, y él entró por ella en Trujillo y comenzaron a pelear con los de la Duquesa por las calles muy bravamente, los de la Duquesa traían por Capitan a un muy valiente caballero, y muy experto en las cosas de la guerra que se llamaba Juan Ternero, y este, estando peleando en una calle como escudo de los suyos, vino ahí Hernando de Monroy con su gente y Ternero con la suya, y se hizo una pelea muy brava, trabada y

cruel los unos con los otros.

Como el Hernando de Monroy viese el estrago que el Ternero hacía en los suyos, arremetió a él, y como Ternero le vio y le conoció hizo lo mismo, de manera que denodadamente se viene el uno para el otro, Ternero dio un golpe a Hernando de Monroy que le cortó casi toda el adarga, y le hirió en el brazo un poco, cortándole las armas que en el traía, Hernando de Monroy arremetió con un golpe en el pescuezo, que muy grueso era, que le echó la cabeza muy lejos del cuerpo con un pedazo del gorjal de malla cortado.

Muerto este, comenzaron a desmayar y aflojar la pelea, los del Maestre los arremetían muy reciamente, de manera que tuvieron de volver las espaldas y dejaron toda la ciudad, Los del maestre don Alonso de Monroy tuvieron muy gran robo, así de caballos como de armas, y pertrechos y dineros, y aquí puso el Maestre la voz de los Reyes Católicos, y quedó Luis de Chaves por guarda en la ciudad por el Rey y Reina, y el Maestre se volvió a Montánchez, y como no pudiese acabar con su corazón tener reposo, tuvo voluntad de entrar en los reinos de Portugal para guerrear al rey de Portugal en su tierra, porque como él fuese amigo de cosas grandes y de empresas, que parecía imposible tan solamente pensarlas, salió de Montánchez con cuatrocientas lanzas, todas de caballeros guerreros muy escogidos, y aunque todas las fronteras de Portugal tuviesen mucha gente de a caballo, por miedo que no les hiciesen algún daño los castellanos, el Maestre hizo dos batallas de a caballo con ellos, y puesto que los portugueses eran más, ambas le sucedían prósperamente, y les hizo grandes daños, y les robó dos lugares pequeños, dejadas estas dos fronteras desbaratadas hacia la parte de Badajoz, se volvió a Castilla.

Sabido esto por los Reyes Catolicos, enviaron al maestre Don Alonso de Monroy gracias por los servicios que les habia hecho, así en la toma de Trujillo como en la entrada de Portugal, y le prometieron mercedes, que de verdad en este tiempo no era más hablar en el maestre don Alonso de Monroy que en Héctor en su tiempo.

El Maestre envió a besar las manos a los Reyes por las mercedes que le hacían, y picado de estos favores, tornó a entrar en Portugal el año siguiente con cuatrocientas lanzas y doscientos peones, y llegó a una villa cercada y bien fuerte por sitio que se llama Alegrete, y dentro estaba un caballero portugués con doscientas lanzas y seiscientos peones sin contar la gente de la villa.

Más como el Maestre llegase a Alegrete a eso de media noche, hizo espiar las velas, y como pasasen a la otra parte contra donde él estaba, él teniendo los mayores escaladores que habia en toda la tierra, mandó poner escalas, y luego fueron puestas por Melgarejo, que era el mayor escalador, y mandó subir a Pero Rodríguez de las Varillas, y a Rodrigo de Monroy, y a Anaya de Monroy, y a Luis de Herrera, y al Capitan Orozco, que estos con cien escuderos de los más escogidos subiesen por las escalas y se fuesen derechos a abrirle la puerta de la villa por donde él estaba.


*De esta villa Trujillo, estaba a la sazón apoderado un alcaide llamado Pedro de Baeza, que la tenía por el marqués de Villena, pero como el conde y condesa de Plasencia, duques de Arévalo, seguían el partido de Doña Juana “la Beltraneja”, cuyo principal favorecedor era entonces D. Diego López Pacheco, marqués de Villena, hijo de D. Juan Pacheco, maestre que fue de Santiago, no contradice esto a lo que se refiere Alonso de Maldonado, por ser muy natural que unos y otros se favoreciesen y ayudasen para conservar aquella villa al Rey de Portugal”.

(Fuente Alonso de Maldonado-Hechos de Alonso de Monroy)


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Agustin Díaz Fernández

 
 
 

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