IRLANDESES EN CÁCERES
- Llopis Ivorra-AgustinDiaz
- 20 dic 2022
- 7 Min. de lectura
Actualizado: 26 mar
XXI
Crónica desde la Ronda de la Pizarra
Entre los meses de noviembre de 1936 y junio de 1937, 700 voluntarios irlandeses son acogidos y alistados en Cáceres como miembros de la Legión Española bajo la XV Bandera del Tercio, llamada la Brigada Católica. Permanecieron en este lugar hasta que el 16 de febrero de 1937 marcharon al frente. Su intervención en la guerra resultó improductiva y desastrosa, supuso la pérdida inmediata de varios de sus mejores hombres por fuego amigo y enemigo. Los caídos fueron enterrados en el cementerio de Cáceres. La brigada fue calificada por los altos mandos militares españoles como indisciplinada y caótica por lo que, tras cumplir con el acuerdo pactado de permanecer seis meses en la Legión, los voluntarios volvieron a casa devastados y ridiculizados por la opinión pública irlandesa
(Carmen Alvarado-La huella de la Brigada de voluntarios)
Contento general reinaba en la taberna, los parroquianos habían disfrutado de un partido de Futbol de primera división, Real Madrid-Elche, que habían dado en el televisor marca Telefunken, recién comprado por la Eugenia “la Colora”,
Ahí estaba el tío Matamoros con los ojos rojos abiertos, grandes enormes como muelle de carga, los lindos, al fondo festejando el gol que acaba de marcar un tal Amancio, el Piyayo lo festejaba doble, le sacaba los cuartos por llevarlos a conocer a pobres, y por otra los tientos al vino que quisiera, coño si hasta los jugadores de ranas habían dejado aparcada su partida a instancias del tío Mister, ¡leches que tenéis mucho día, y esto es solo un rato! Cansinos que sois unos cansinos.
-Chivario, donde anduviera el tío Chivario que no aparece hoy-pregunto Eugenia.
-Ayer lo vi en la Perra Gorda, que iba a que le miraran de los suyo, mala cara llevaba - dijo el tío Pilonga.
-Pues el mozo esta ya con su cuadernillo, esperando la historia de hoy, dijo la Colorá, venga Mister, cuéntale los de los Irlandeses, aquellos putos y su venida Cáceres, y a los señoritos tambien, que hoy no llega Chivario
-Otra vez, pero si ya dije que estuve con ellos de asistente, y conté lo de las borracheraS y lo del melocotón en almíbar y…
En agosto de 1936, un mes después del golpe de estado de Franco, dio comienzo la aventura de los voluntarios irlandeses. El general O'Duffy, líder de la ultraderecha irlandesa, es invitado por un amigo carlista a que reclute una brigada de combatientes que se una a los Requetés.

Eoin O'Duffy, Nacido en 1892, ya es partidario de la causa nacional sobre todo por su sentimiento ultracatólico. El dominico Paul O'Sullivan dirigiéndose a un grupo de voluntarios irlandeses los arengaba así:
“Vais a combatir en el Santo nombre de Dios, por la gloria de Dios, para defender a Dios, para salvar nuestra Santa Fe, para salvar la Cristiandad, para proteger al mundo de las atrocidades que han sido cometidas en Rusia, en Méjico y ahora en España”.
A pesar de la declaración de ilegalidad de la participación de irlandeses en el conflicto español, efectuada por el gobierno irlandés, El general Eoin O’Duffy reclutó a 700 “Camisas azules”, que parten de las islas Británicas en 1936 hacia su destino en Cáceres, divididos en dos contingentes: Uno vía Galway-El Ferrol-Salamanca-Cáceres y el otro dirigido por el propio O’Duffy vía Liverpool-Lisboa-Badajoz-Cáceres. Bueno, pue ya tenemos a estos fascistas en Badajoz hay testimonio de un corresponsal irlandés, Francis McCullagh, que cuenta como nada más llegar a Badajoz se pasearon con sus camisas verdes, con su chulería y prepotencia, marchando que a estos hijos de mala madre, les gusta mucho marchar, esa misma noche los oficiales le llamaron al orden en sus barracones debido a su estado de embriaguez. En Noviembre de 1936 ya los tenemos aquí, a los putos Irlandeses y a la madre que los parió, la brigada llega a Cáceres donde permaneció alojada en barracones hasta Febrero de 1937. Tan pronto como se instala en su cuartel, la brigada irlandesa se somete a una preparación intensiva bajo mando del capitán Capablanca, un instructor español. La nueva unidad se llamara XV Bandera y lleva el uniforme del Tercio con arpas célticas en las solapas. Se hizo habitual ver, cada domingo, a la bandera en formación dirigirse a la ciudad para asistir a la misa que se impartía en la iglesia de los Padres Franciscanos de Santo Domingo; El Obispo permite que durante los oficios se desplieguen el estandarte de la brigada y los banderines de las compañías. O’Duffy no perdía ocasión para hacer un alarde de sus tropas, con presencia en todos los actos públicos que se realizaban en la ciudad de Cáceres y alrededores. Muchas procesiones contarán con la nota exótica de una Banda de gaiteros de la Legión Irlandesa. La estancia de la XV bandera irlandesa en Cáceres no está libre de altercados, la afición de los irlandeses a las borracheras sus salidas por la ciudad fácilmente acababan en pelea. En una ocasión estas pendencias acabaron con el resultado de la muerte de un magrebí y varios españoles heridos, por lo que se detuvo a varios irlandeses. Alojado en el Hotel Álvarez, el general O'Duffy supervisa el entrenamiento de su tropa cuyas condiciones de vida se esfuerza por mejorar. Acompañado por un ayudante bilingüe (el teniente de aviación Matamoros) acude regularmente a Lisboa para recoger cartas y paquetes; se ocupa también de la comida de sus hombres, parce que estos hijos putas hacían asco del aceite de oliva, vamos, que coño se puede esperar de gente de esta calaña, al mismo tiempo intenta que estos pendencieros aviven los contactos con el vecindario a fin de asociar a su brigada con la vida de la guarnición. En vísperas de Navidad, O'Duffy, visita los hospitales de la ciudad con una banda militar para entregar regalos a los heridos y, al día siguiente, recibe a las autoridades civiles, religiosas y militares. El día de año nuevo, el coronel Yagüe visita de improviso a la XV Bandera, y el 3 de enero, el coronel Pinillos invita a todos los oficiales de la brigada a visitar el monasterio de Guadalupe. Enarbolando banderas irlandesas, la pequeña localidad acoge de manera triunfal a los irlandeses y el Prior del monasterio les habla con mucho afecto. Algunos días después, la Bandera desfila para celebrar la toma de Málaga, y el 6 de enero, el mismo general Franco viene a pasar revista. El 31 de enero de 1937, una ceremonia imponente señala el fin del período de instrucción. tras de una misa que celebra el Obispo en la Iglesia de Santo Domingo, el general O'Duffy descubre una placa de bronce conmemorando la estancia en Cáceres de los irlandeses. Flanqueada por los escudos de España e Irlanda, por una cruz céltica, una Virgen y tréboles. La inscripción dice:
“En honor de Dios, en honor de Irlanda y en recuerdo de la XV Bandera, brigada irlandesa del Tercio, que rezó en esta iglesia mientras servía la causa de la Fe combatiendo al lado de su antigua aliada y protectora, España”. La placa sigue en la Iglesia de Santo Domingo de la villa cacerense. Y por fin llegan las órdenes, a cada cerdo le llega su San Martin, y deben dirigirse a Ciempozuelos, en el frente del Jarama. El 16 de febrero de 1937, los irlandeses atravesaban en formación Cáceres en dirección a la estación. La banda de gaiteros de St Mary’s de Dublín toca mientras ellos marchan con las cabezas bien altas, de siempre los fascistas las llevan levantadas por aquello de no rozar la cornamenta por los suelos, portando la bandera irlandesa y los colores de su estandarte – Un perro lobo de caza de color naranja sobre un prado verde esmeralda- ondeando orgullosamente al frente. La aventura se les complica desde el principio. El viaje en tren hasta Torrijos duró veintiséis horas en vez de las cinco previstas, cuando bajaron del tren no había nadie para informarles cómo llegar a Valdemoro, gracias a un chiquillo que se ofreció a guiarles llegaron al destino a medianoche y la orden era partir a las seis de la mañana hacia el frente. Puestos en marcha hacia Ciempozuelos ya en la línea del frente, deciden abandonar el camino principal por otro secundario que ofrecía mayor cobertura. Mientras se abrían en formación de avance, divisaron tropas dirigiéndose hacia ellos. Detenidos unos en frente de otros se inicia un tiroteo durante el cual dos oficiales irlandeses y tres soldados resultan muertos más otros tantos heridos, en la tropa a la que se enfrentan también hay varias bajas. Una vez acabado el tiroteo se dan cuenta, de que son fascistas contra fascistas, los que se tirotean, los adversarios resultan ser una unidad de voluntarios falangistas de las Islas Canarias recién llegados al frente como los irlandeses. Los falangistas habían confundido a los irlandeses con soldados rojos de las Brigadas Internacionales.
Y así fue la entrada en combate de estos mierdecillas irlandeses. Eoin O’Duffy se encargó de que los cuerpos de sus soldados fueran trasladados a Cáceres para darles sepultura. El funeral resultó ser, Para satisfacción de O’Duffy, uno de los de mayor asistencia de los oficiados en la ciudad.
A la Bandera Irlandesa que se encuentra en el frente, se les presentan los problemas que hacen que finalmente se llegue al acuerdo de disolver la unidad, en ella había más de 100 voluntarios menores de 21 años cuya repatriación pidió el gobierno irlandés Se presentan quejas contra O´Duffy por haber instaurado la censura en la correspondencia, pero lo más grave era la indisciplina que reinaba entre los irlandeses. Estos se emborrachaban día si, día también, se agredían entre ellos e incluso llegaron a hacerlo tanto con sus oficiales como con los españoles agregados a la bandera, hasta los propios oficiales irlandeses llegaron a las manos entre ellos y una noche un oficial irlandés no identificado llegó a disparar contra dos oficiales españoles. Yagüe, jefe de los tercios legionarios, el 28 de marzo de 1937 solicita la disolución de la brigada en base a la indisciplina reinante en la unidad por la falta de mandos profesionales irlandeses, más proponía que los voluntarios que quisieran permanecer en España fuesen repartidos entre las diversas banderas del Tercio. El facista O´Duffy se opone a ello y echa las culpas de lo ocurrido a los oficiales españoles, y a algunos irlandeses y sobre todo a los de origen inglés. El 12 de abril, tras un incidente entre el mando de la brigada y un alférez español, Yagüe destituye al jefe irlandés y lo envía de vuelta Cáceres.
Franco autoriza la disolución de la bandera.
-venga pasando por caja a pagar todo el mundo hoy no se fía, que hay que pagar el televisor, dijo la Eugenia, y cada uno a su rumiar sus putas miserias.
Clan, Clan, Clan, sonaban los tejos al resbalar por el cuello de la rana.
(Fuentes Biografias)

Agustin Díaz Fernández
Vaya texto lleno de odio sobre unos voluntarios que con todos sus defectos, vinieron a luchar contra algo mucho peor, el totalitarismo comunista y la salvaje persecución de católicos, monàrquicos, o cualquier otro que no se arrodillarse ante los chequistas.
Cómo si no hubiese habido borrachos y, mucho peor, comisarios asesinos en las Brigadas Internacionales.