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PELIN DE HISTORIA VIII - CÁCERES

  • Foto del escritor: Llopis Ivorra-AgustinDiaz
    Llopis Ivorra-AgustinDiaz
  • 15 feb 2023
  • 7 Min. de lectura

Actualizado: 26 mar

De la villa Cacerense

VIII

LA TABERNA DE LA COLORÁ-PELIN DE HISTORIA XXX

De la Villa Cacerense

VIII

Crónicas desde la Ronda de la Pizarra

Seguía la Eugenia despachando su vino peleón a los parroquianos fijos, aunque el mismo vino se convertía pro arte de magia en lo de mejor de la casa, en cuanto el hijoputa del Piyayo se presentaba con el grupo de señoritos con los que acostumbraba a hacer la ruta, para que enseñarles cómo se divertían lo pobres, entraban acojonaos, mirando con sospechas a los concurrentes, con la mano junto donde guardaban sus abultadas carteras, a pesar de que ya sabían que los alli reunidos eran gente honrada pobres, pero honrados, de ganarse su pan con el sudor honrado, y que más robaban ellos con sus levitas y sombreros, hasta iba con ellos el abogado de lindos, aquel que termino como termino por mangante, entraba siempre el ultimo levando del brazo a la puta oficial, y mientras Piyayo les servia de lo mejor, la puta se quejaba de que iba a cambiar de barrio su negocio, mucho lindo, mucho apellidos ilustres, que si tal y que si cual, que si mucho linaje más de carteras menguadas.

Hubo un par de ellos que hasta se atrevieron a desafiar a los jugadores de la rana, aquellos que siempre estaban a lo suyo, con su Clan, Clan, Clan, cuando tocaban los tejos la boca de la rana.

-Vamos bebiendo que para mañana es tarde, voceo la Eugenia, que aprovechaba cuando pedían los señoritos, para invitar a la concurrencia a costa de ellos, y tu Chivario, comienza la historia, que ya están todos esperando, y recordad que no pienso ir al entierro de nadie que antes no vaya al mio.

-Ya va, dijo Chivario, dando un tiento a la pistola de vino, venga mozo siéntate y saca el cuardenillo, y tu tío Matamoros apura el cacillo de aguardiente, que viene otra ronda.

-Bueno me salió el mozo, seguía Montoya con su modorra, esperando una prometida licencia de Taxi, para la hija y el yerno que los habían despedido de la Seat, y se volvían a casa, que como solía decir, si tenemos que pasar hambre, mejor en casa que no en casa ajena.

Andábamos ayer con la labranza en Cáceres tras la conquista, comenzó el Chivario, haciéndose el silencio en la chabola de la Taberna de la Colorá, escuchándose tan solo el Clan, Clan, Clan, de los tejos al golpear la rana.

Nombra el fuero al Labrador o trabajador de la tierra de condición libre, y que trabaja por una soldada diaria y que es dueño de rendir la jornada o no y con quien quisiera darle trabajo, y el hombre que labra a jornal debe recibir según el fuero, su soldada el mismo día que hace su trabajo, bajo pena de verse obligado el amo por cuya cuenta trabaja a pagarle el doble al día siguiente.

Y también tiene el labrador de condición libre, el llamado mediero o aparcero, y es el que realiza su labor en tierra extraña, teniendo que partir el producto con el señor de la tierra, en Cáceres, se estipulaban las medidas en condiciones distintas y según las épocas, unas veces el mediero ponía solo el esfuerzo de su trabajo, siendo por cuenta del amo de las tierras, bestias, aperos, y simientes, otras veces el señor aportaba solamente la tierra y todo lo demás iba por cuenta del mediero, y otras veces uno ponía la tierra, el otro su sudor, y lo demás lo ponían por mitad los demás elementos necesarios para la labor, pero fuera la que fuera la aportación de cada cual, siempre el reparto era por mitad.

Aparte de jornaleros y medieros, los demás trabajadores eran de la condición de siervos y el fuero Alfonsí, los distinguía entre adscritos y no adscritos, los primeros pertenecían los Collazos, siervo labrador, que trabajaba la tierra de su señor con derecho a una parte de sus frutos, el otro era el llamado Inguero o Gañan, que es el que ara con yuntas de bueyes y que podían ser suyos o del señor de la tierra que trabajaba, la soldada del gañan era de dos Cahices de pan, (medias de capacidad de cereal) medio Cahiz de trigo, medio de centeno, media Onza de Sal y tres pares de alpargatas de las buenas. Cuando labra con yuntas del amo, este le hace entrega de los bueyes por un año y el yuguero corre con el cuidado y la manutención de la yunta, además de su soldada, La Amafaga, que era especie de indemnización, esta se pesaba en trigo y que llegaba a tres Cahices y medio por cada yugo que se les estuviera encomendado.



También existía entre los labradores el llamado Solariego, este era siervo adscrito a un señor, estos eran los auténticos siervos de la tierra.

Pero tras la conquista, la tierra cultivada era escasa en la villa cacerense, porque era escasa la tierra cultivable, y por si fuera poca la escasez, rendía poco y eso con mucho esfuerzo y sudor, estando así las cosas fue natural que se comenzara a labrar en los alrededores de la villa, entre la Fuente del Rey, o Acuífero del Marco, y el Guadiloba, sembrando en parcelas que se regaban con aguas de la Ribera, y que estas se denominaban Alcaceres. Alcaceres se denomina al terreno de poca dimensión, más o menos con la dimensión de un huerto, en los llanos se cultivaba predios de secano, designados estos con el nombre de Haceres, y que viene de faceres y esta de facer, que es tierra de hacer o trabajar.

Unas cuantas huertas y algunas viñas eran todo lo que se cultivaba, las grandes tierras de labor no surgen hasta cuando comienza el descuajo del campo, más cuando esto ocurría, ya habían pasado siglo y medio después de la conquista.

La disposición foral y en virtud de la cual tan solo el Concejo podía alegar pleno dominio, sobre el momento en que la heredad de quadriella daba solo dominio sobre el suelo cultivado, dejando el resto como terreno abierto y de aprovechamiento común.

Pero tanto el Concejo como los particulares podían pedir para si el aprovechamiento exclusivo de cualquier producto espontaneo dentro de un área de terreno determinado y que en la edad media se llamó Canto, que es lo mismo que seguro o reservado y de donde viene en romance las palabras Coto o Cotada.

Se podía establecer Coto sobre las yerbas, sobre la leña, la caza, la pesca y sobre determinados frutos como la bellota y en las aguas, y como quiera que estos productos quedaban al establecerse el coto defendidas de cualquier intromisión Extremeña, la tierra acotada tenía la denominación de defensa, y de ahí, se pasó a la denominación de dehesa.

Así las cosas la palabra dehesa, solo afecta a lo que la tierra produce sin intervención humana, lo que hoy se denominan dehesas de labor, recibieron en Cáceres y a partir del siglo XIV, el nombre de labranzas, y eran tierras del Concejo que este cedía particulares para los ciclos de labor, posío, barbecho, siembra, rastrojera, y que mientras no era abandonado por el labrador al cual le habían dado la concesión, continuaba bajo s dominio y que la podía transmitir a sus herederos, más revertían al Concejo en cuanto el labrador, o n o las cultivaba en las debidas condiciones para cederlas a otro cultivador que la solicitase, único requisito era que el solicitante fuera vecino de la villa cacerense.

Estas condiciones no tenían limite ninguno, y un labrador podía ser dueño de todas cuantas labores podía tener en cultivo, entonces podríamos decir que la dehesa era solamente un coto para el aprovechamiento de yerbas, como la dehesa de pastos, de leña, de madera, corcho, bellota, caza y pesca, no se tiene ni que decir que, los cotos de yerbas y bellotas, eran los más amplios y de mayor importancia en tierras cacerenses.

El asegurar yerbas para el pastoreo del ganado fue vital para la burguesía ganadera que se estableció en Cáceres a raíz de la conquista y bajo el amparo de las libertades concedidas por el fuero, más en el comienzo de la villa como población cristiana, ni los particulares ni el Concejo tuvieron esta en cuenta necesidad, o al menos no sintieron que les apremiara, ya que los habitantes eran pocos y el termino amplísimo, las llanuras por el Norte y Este y loa valles por el Oeste y Sur, bastaban y sobraban Para el mantenimiento de la ganadería, pero pasados los primeros veinticinco años, es cuando la necesidad comienza a hacerse sentir, por lo que el primero en acotar fue el propio Concejo, que en 1270m reserva la Zafra y en 1278 establece en la Arguijuela la primera dehesa Boyal, al poco tiempo y ya por particulares acotan e Alpotreque y ya en el siglo XIV se establece la dehesa Guadiloba.

Tenemos entonces que la dehesa Boyal es el terreno defendido, y por lo tanto acotado para el pastoreo de ganado vacuno del común de los vecinos, que por la mañana sueltan sus reses, que por si solos marchan a la dehesa y ya por la noche del mismo modo regresan a los tinados.

Y Cáceres tuvo su dehesa Boyal, de igual modo que tuvo una dehesa potril, que es la dehesa de los Caballos, donde vivo yo, y algunos más claro está, poco más tarde también se fundó dehesa para los cerdos, denominada las Varas del Común, que seria pasado el tiempo en el porquero, esta dehesa no se donde estaba ubicada.

-Vamos que el candil se apaga, y la caja de carne de membrillo de Puente Genil está llena de aire, pasando a pagar, que la historia se acabó, mañana más, y tu Piyayo hijoputa, los lindos deben dos duros de ayer, y cuatro de hoy total 8 duros, por el porcentaje como si fuera un Puyol cualquiera, gritaba la Eugenia tras el mostrador de zinc.

-Clan, Clan, Clan, sonaban los últimos tejos de la partida al resbalar por el cuello de la rana.

(Fuentes Floriano Corbacho-Villa)

(Orti Belmonte-Vida en Cáceres)



Agustin Díaz Fernández




 
 
 

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