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  • Foto del escritorLlopis Ivorra-AgustinDiaz

LA TABERNA DE LA COLORÁ-XXXII LAS MESTAS

Villa Cacerense

Las Mestas II

Crónica desde la Ronda de la Pizarra

Seguía pasando el tiempo, y ya empezaban a verse motocicletas por las calles de tierra del arrabal del Carneril, y de cuando en cuando algún coche pasaba por alguna de las calles más principales, los hermanos capullos seguían trayendo el hielo en barra y en un carro tirado por mulas, Orozco, el practicante, con su moto vespa haciendo la visita para inyectar el medicamento recetado algún enfermo, don Antonio, el cura del Espiri, con la vespa que compro todo el barrio y que solo el usaba, el “Aiga” coche de un rojo llamativo del Dr. Augusto Pîntado, el 4-4 del Taxista CuloPato, y hasta el autobús urbano de la Empresa Gómez, empezó su recorrido por la ciudad feliz llegando hasta el Carneril, poca cosa aun, y aunque de momento se veían más bicicletas que otra cosa.

Y mientras esto iba ocurriendo a cuenta gotas en el barrio, en la pedrera donde se ubicaba la taberna de la Colorá, el tiempo `para haberse detenido hace mucho, los mismos clientes, los mismo rostros, aunque envejecidos, la misma mirada de perdedores, el mismo olor a tabaco de picadura y a sudor honrado, y hasta el vino parecía el mismo de todos los días, cada uno en sentado en su sitio de siempre, como embalsamados retirados al cierre y vueltos a colocar a la hora de abrir, solo la sorpresa de algún viajero equivocado y recién bajado del tren que le trajo a territorio comanche, al lado bueno de las trincheras, si es que las trincheras tienen lado bueno, y mientras la Eugenia, seguía en se empeñó de vaciar la bodega de vino, los mismos de siempre y con su juego de siempre, solo se escuchaba en la taberna el resbalar los tejos por el cuello de la rana Clan, Clan, Clan.



Siéntate mozo, y saca el cuadernillo, que vamos a seguir con la historia de ayer, dijo el tío Chivario, sin esperar a que la Eugenia se lo ordenara, ¡quedamos en que, con carácter de interés de ámbito nacional en lo referente a los ganados, se empezó a instaurar las Mestas.

Ya se van los pastores

A la Extremadura

Ya se queda la sierra

Triste y oscura

Y al compás de la repoblación de la tierra cacerense, tuvo lugar la expansión de la actividad agropecuaria, y desde el principio en forma de colonización señorial y latifundista, y destacado pastoril, y tanto influyeron estos factores en cuanto a la orientación hacia la ganadería que, tomó la región, Nobleza, Monasterios, y Ordenes Militares apostaron por la ganadería extensiva, toda vez que esta requería un menor grado de ocupación y de mano de obra, y estando así las cosas se daban los factores básicos para que se impusiera la opción ganadera y forestal sobre la agrícola.

La incorporación de la región cacerense, al igual que toda la Extremadura, lo mismo que otros territorios al ámbito político y cristiano, tuvo su influencia en la extensión de la trashumancia.

La Extremadura, con un clima suave en invierno constituía una excelente reserva de pastos de invierno, en la penillanura Trujillano-Cacereña, La Serena, Tierra de Barros, Vegas del Guadiana, y así al compás de ir expulsando las tropas moras de las tierras llanas, fueron establecido en ella sus ganados y extendiendo los límites. Las diferentes estaciones les enseño a caminar los climas, naciendo de esta manera los pastos estivos con los de invierno, y quizás fuera clave para la dirección que tomaron para la conquista, ya que la primera opción fue la de penetrar por la Extremadura en lugar de por la parte de Guadarrama.

Y sucedió que, cuando esta provincia se agregó al reino de León, la sequedad y el calor del mismo territorio, se convirtió con la frescura de los pastos del antiguo, quedando establecida la trashumancia entre la Extremadura y Babia, y entre las Sierras y Riberos, y no para afinar las lanas, si no para conservarlas y multiplicar los ganados, esta necesidad se hace imprescindible, ella fue el motivo de establecer la trashumancia y a ella se le debe la rica ganadería, sus preciosas lanas, que desde tan antiguo celebra la historia de España.

Y a mediados del siglo XIII, allá por el año de 1252, Fernando III (el Santo) ampara a los ganaderos de Béjar en los derechos d utilizar los pastos de las tierras de Plasencia durante la temporada de invierno, confirmando así, privilegio dado por Alfonso VIII de Castilla y fundador de la ciudad.

El sector ganadero era de mucha complejidad y ello fue lo que propició la aparición de diversas asociaciones gremiales, La Mesta, y que finalmente y durante el reinado de Alfonso X (El Sabio) se agruparon en el Honrado Concejo de la Mesta en el año de 1273, siendo la creación de la Mesta y la que sería un factor de enorme importancia para el potencial ganadero de Cáceres, de la Extremadura en general.

Ya se van los pastores

Ya se van Marchando

Mas de cuatro zagalas

Quedan llorando

Y es con la aparición del ganado de Mesta, da explicación a la aparición de las dehesas en las tierras de Cáceres a lo largo de la edad media, en principio la mayor parte del inmenso territorio de la Extremadura estaba considerado como terreno baldío o bien como zona comunal, espacio donde los vecinos de los diferentes lugares tenían derechos de utilización colectiva, pero el propietario de la tierra, junto con otros bienes era el monarca, el que también concedía privilegios a la mesta, siendo la única forma que tenían los lugareños de preservar el usufructo es el adehesamiento concejil, eso supone la privatización del pasto en favor de los vecinos, y es que la dehesa surge como mecanismo de defensa de los vecinos ante los privilegios concedidos por la Corona a las Mestas.

Hay constancia de que los primeros adehesamientos datan del siglo XIII.

Y estando así las cosas, a la corona real no podía convenir d modo alguno la formación de un núcleo de poder tan importante y que una gran extensión de terreno, cerraba todos los caminos del Sur, ¡y es por ello por lo que decide crear en Cáceres, una villa de realengo, con territorio propio y con fuero autónomo, y sin más dependencia que la de la Corona Real de León, así lo hizo, y así quedó el termino de Cáceres enclavado como un enorme islote, rodeado en su totalidad por el poderío de las Ordenes Militares, las dificultades del terreno y la inseguridad de la situación, hacía suponer se compensaran de forma natural y corriente a aquellos tiempos, esto es, por medio de concesiones y exenciones y franquezas consignadas en el fuero, en todas las clases de órdenes y aspectos, siendo fundamental el de la propiedad de la tierra!.

Sucedió que la Villa Cacerense era del Rey que la conquistó, y las pretensiones surgidas tras la conquista, como la de los Fratres de Cáceres, o Caballeros de la Spada, que la reclamaban por heredad, como consecuencia de la conquista del año de 1169 por Fernando II de León, tras la que la villa cacerense, había quedado en poder como salvaguarda de estos caballeros, esta orden al final cede, pero con compensaciones.

El conquistador, Rey de León y Galicia, Alfonso IX, hace de la villa cacerense, lo que es su voluntad, y le da al concejo con todo su término el suelo de Cáceres, y así el suelo de Cáceres queda como concesión Real.

El núcleo principal de los primeros pobladores, a comienzo en Cáceres con los soldados venidos a la conquista, es decir las hueste de Alfonso IX de León y Galicia, y algunos soldados de este, deciden quedarse en la villa recién conquistada, y entre ellos se hace el reparto de tierras, más este reparto no debió hacerlo aún el concejo, si no que de manera militar, como botín de guerra, pero según parece que con los que optaron a dejar el ejercito y optaron por ocupar la tierra, no era suficiente para poblar tan inmenso territorio como es el asignado a Cáceres, con lo que el Concejo tenia para sí, la facultad de continuar con los repartos del territorio para atraer a más pobladores, y a poder se no fueran soldados y asi se siguieron haciendo particiones.

Se supone que las particiones del Concejo debieron tener un plazo de otorgamiento que se calcula en los veinticinco años que siguieron a la conquista y que durante estos años quedó constituido la totalidad del vecindario, tras estos ya no quedan noticias ni de reparto ni de pobladores, ya se les empieza a hablar de vecinos, y es que parece que el propio fuero Alfonsí lo confirma, disponiendo que no se dé ración de heredad, si no, a pobladores que vinieran antes de la repartición de la tierra, y a los que después llegaron no se les de nada y que las compraran el que quisiera.

Hacia 1250 Cáceres está totalmente poblada, completa su constitución y actividad durante el reinado de Alfonso X, llamado el Sabio, reinado en el que reforzó la base jurídica de su existencia, con privilegios y complementos del fuero, quedando entonces, la propiedad en Cáceres escindida en dos categorías, una propiedad privada y otra pública municipal o común.

Y así las cosas tenemos que solo el vecino de Cáceres, podía ser propietario de bienes raíces en su territorio, y por lo cual el particionero por heredad o por Concejo solo al que tuviera la condición de vecino podía vender su heredad, cabe destacar la prohibición de poseer propiedad raíz en Cáceres a las ordenes religiosas según quedo expresado en el fuero, siendo esta causa que hasta época bastante tardía, y cuando el fuero iba ya de pasada no hubiera conventos en Cáceres, sobre todo de frailes, y para establecer convento de Franciscanos, a finales del siglo XV, tuvo que valerse de un subterfugio Diego García de Ulloa, llamado el Rico, para darle terrenos en el que construir iglesia, monasterio y huertas, (el milagro de la moneda)

Pero alto ahí, el hombre de Cáceres, que quisiere vender su heredad, lo había de hacer primero a sus parientes o a aquellos que debieran de heredas sus bienes, estos tenían derecho de comprarle por cuanto diere por ellos, en el supuesto que el vendedor realizara la venta sin hacerlo saber a sus parientes, estos podían anular la venta y recabar para si la heredad en el precio que le fuere vendido, y aun con la condición de poder pagarle en tres plazos de nueve en nueve días.

Como curiosidad estaban las tierras llamadas germanas, estos eran pedios que debían estar siempre juntos, bajo dominio de un mismo dueño, fueran estas tierras o n o colindantes, este fue el origen en Cáceres e las tierras de Mayorazgo.

-Venga ya Chivario, se escuchó decir a la Eugenia la Colorá, que hoy ye has desviado del tema, y ya se está apagando el candil, todo dios a pasar por caja, que hoy no se fia, y vosotros los del juego de la rana, me debéis tres pistolas de ayer, enseñando la caja de Dulce de Membrillo de Puente Genil que le hacía de caja registradora, y volved mañana, que el cabrón del Tío Chivario sigue con las mestas, Salud.

Ya se van los pastores

Hacia la majada

Ya se queda la tierra

Triste y callada

(Fuente Floriano Cumbreño-Villa)

(Fuentes Trashumancia Extremadura)



Agustin Díez Fernández





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