LA VENIDA DE ALFONSO XII A CÁCERES Y LAS MINAS DE ALDEA MORET VI
- Llopis Ivorra-AgustinDiaz
- 30 sept 2023
- 7 Min. de lectura
LA VENIDA DE ALFONSO XII A CÁCERES
Y LAS MINAS DE ALDEA MORET VI
Crónica desde la Ronda de la Pizarra.
Pero hoy, tal como los días anteriores, Eugenia la Colora tiene la taberna petada, y aunque todavía no a anochecido ya ha tenido que vaciar la caja de Carne de Membrillo de Puente Genil, que le hace las veces de caja registradora, ya están todos aguardando, cada cual con sus iguales, cada cual en su sitio, en la bancada de atrás, junto a la pared, los lindos que el hijoputa del Piyayo no deja de traer a pasear por el barrio para que conozcan los señoritos como viven y se divierten los pobres, el tio Matamoros en su sitio de toda la vida, pensando que quizás le hubiera ido mejor si no le hubieran quitado todo, todo hasta el nacimiento, y dando gracias que sin documentos el amo le hubiera dado trabajo como carbonero, rumiando sus penas y sus cicatrices de las palizas que le daban, por que se les escapó hasta de dos campos de concentración con cazillos de aguardiente, Montoya a su lado, por que no se había ido con su hija a trabajar a la Seat a Cataluña cuando pudo hacerlo, y menos mal que su hijo, desde Alemania le mandaba para que nada le faltara, ¡bueno le habia salido el chico! Y los jugadores de la rana en su sitio como cada dia con el Clan, Clan, Clan, que hacen los tejos al resbalar por el cuello de la rana.
-A ver ya estamos todos, tu Chivario dale cuerda a la historia, y si se puede que se acaba ya, que llevas muchos días con la venida del Rey y el ferrocarril, voceó la Eugenia, esperando que no se acabara, que desde el tio Chivario contaba las historias de la villa, la taberna habia triplicado las ventas,
Venga vamos con ella, dijo Chivario, toma nota mozo, En el capítulo anterior nos vimos todos marchándonos cada uno a su casa, o donde tuviera menester, su majestad Alfonso XII, viendo el peligro que corrían los toreros y sus cuadrillas por el agua que caía incesante, decidió que ya estaba bien, y dio la corrida por suspendida recién iniciada la lida del tercero de la tarde, lo mismo es que el Borbón se mojo los pies y dijo quita, quita, que a qui hemos venido a emborracharnos y lo de los toros nos da igual,
Y a eso de las ocho de la tarde, y por haber sido suspendida la recepción oficial tras terminar la corrida de toros, tuvo lugar la comida de los Reyes en los salones de la Diputación Provincial, en una mesa elegantemente vestida acudieron como las moscas, ministros de ambos reinos, marqueses y condes, Ministro de Justicia, Obras Publicas, y tal, por la parte que toca al de Portugal tambien trajo a los suyos, no vayan a creer, autoridades locales y provinciales y así hasta un numero de ochenta comilones de gente bien comida de por sí, un excelente menú elaborado por el prestigioso restaurador Sr. Larhdy venido de Madrid para la ocasión, se sirvieron hasta un total de trece platos, acompañado de excelentes vinos y aperitivos exquisitos que vieron que se pusieran las botas tan ilustres invitados a la comanda.
Menú que elaboraron nueve cocineros, que dos días antes se procuraron sitio en los corredores de la planta baja de la Diputación, mas treinta camareros que asistieron las mesas.
Mientras estos señores comían y chaqueteaban, el pueblo, que es sabio, estaba en la calle aclamando a sus majestades, muertos de hambre y mojados como bacalao puesto a desalar.
Terminada la comida, el Borbón hizo un brindis por el de Portugal, dando muestras de la fraternidad que unía a ambos países, fraternidad que se consolidaría con la inauguración de la nueva línea de ferrocarril, que acercaba aún más a los dos reinos, a los que don Luis I de Portugal, correspondió con sus buenos deseos, evocando a los conquistadores de los dos reinos y tal y tal, todo esto en un correcto Español que para si lo quisiéramos la gente del común, repitiendo los brindis y mencionando que eran pueblos hermanos y a sus pasadas glorias, congratulándose de haber llevado la civilización al nuevo mundo “Civilización” y más de más en fin.
Más hubo en el brindis del Borbón un lapsus que no pasó desapercibido por los menos a los más avisados y es que su majestad Alfonso XII, alzando su copa dijo:
“Brindo por la ciudad de Cáceres”
Carajo, había un problema, Cáceres no tenía el título de ciudad, sino de Villa, así es que el avispado alcalde Lesmes Valhondo, cuando tuvo la oportunidad de realizar su brindis añadió:
“Majestad, en nombre de la hasta ahora villa de Cáceres, os agradezco profundamente el honroso título de ciudad que acabáis de otorgarle.”
Pero los reyes no se equivocan, según Real Decreto del 9 de febrero de 1882 Cáceres pasa a tener el título de ciudad y el tratamiento de Excelencia al ayuntamiento.
No hay que decir que todos los presentes asintieron a tan lindas palabras, con aplausos y aclamaciones y de paso dándole fin a las botella con tanto brindis.
Sobre las diez y media se dio por terminado el banquete, y que la banda del regimiento de Mallorca tocara algunas piezas, sus majestades conferencias por unos instantes, y cumpliendo la recepción con conversaciones en general, retornaron a las Casas Consistoriales, pero al poco volvieron a Sali, el de Portugal regresaba a su reino y a sus quehaceres, de vuelta de la Estación, a su majestad Alfonso XII, lo pasearon por los centros de la vida cacerense, casinos, bibliotecas, y salones de reuniones de la gente de bien, al Casino de la Concordia, donde celebró la belleza de las hijas de los menestrales cacerenses, asistiendo a un baile, para pasar después al edificio del Ayuntamiento a la zona que le habían preparado para un merecido descanso.
Mientras el pueblo llano, se admiraba del encendido de la luz eléctrica que, partiendo de las ventanas altas del ayuntamiento, y se entretenían con la música del tamboril y la dulzaina, estos instrumentos resonaban en la plaza mayor.
Más no fue este el único evento de la ciudad aquel día, la compañía propietaria de la línea férrea, daba otros agasajos en los claustros del antiguo convento de los Jesuitas, donde acudieron personajes de relevación local y que no tuvieron cabida en las invitación para el evento con su majestad el Borbón y el de Portugal, magistrados, diputados, senadores, concejales, paniaguados y figurantes, que en Cáceres por figurar de ayer hoy y de siempre niegan hasta el santo sacramento, donde se les echó de comer y bien por cierto, menús preparado por en fondista Fornos, tambien venido desde la capital para la ocasión. Presidia el evento don Segismundo Moret, que tambien inicio los brindis, y como gran orador lo hizo con gran finura y acierto, quedando a los presentes con la boca abierta, siendo recibidas sus palabras con gran entusiasmo, y grandes fueron tambien las felicitaciones que le tributaron.
Contestaron a las palabras del Sr, Moret, el Sr, Trujillo después brindó el señor Jaraíz, la prensa tambien hablo, y los hizo a través de la Crónica de Extremadura, y el Sr, Muñoz Chaves ese sí, el mismo, el que derribo las puerta romana del Socorro por que le salió de los huevos, también conocido como abogado y político liberal, propuso que se declarase al Sr, Moret hijo adoptivo de la Villa cacerense, el sr García Carrasco, sindico a la sazón del ayuntamiento, recogió con gusto esta propuesta y hasta se postuló como padrino para defendedera ante el concejo en pleno, y así, tras brindis y brindis, que se bebieron hasta el aljibe que tienen los padres jesuitas en los bajos de su monasterio, salieron todos tan contentos, y encantados de haberse conocido. ¡por aquí en Cáceres y entre gente avisada y de bien o se divierten todos o tiran al cura al rio.

Puerta del Socorro
Al día siguiente, estamos en la mañana del día 9 del mes de octubre del año de 1881, mañana que amaneció clara, aunque no hay clara que no sea puta, unos cielos serenos y despejados, y al toque de diana, se pusieron en movimiento todo el vecindario, que por si no habían tenido bastante con lo del día anterior, se echaron a la calle, a vitorear al monarca, y a eso de las siete de la mañana el Borbón recibió a las comisiones de buena parte de los ayuntamientos de la provincia cacerense, estos les fueron presentados a su majestad por el Gobernador Civil, estas comisiones venían vestidos con los trajes típicos , aquellos eran representantes de la gente trabajadora que día a día, y con su sudor honrado obligaba a que la tierra diera fruto, y que esquilmaba los ganados para satisfacer los impuestos, los que daban mano de obra barata a la industrias y soldados las guerras, estos no esperaban como nunca la gente sencilla y honrada ha esperado de los poderosos ni un vaya Vd. con dios.
Terminada esta recepción y ya señalaban los relojes que iban a dar las ocho, a los acordes de la Marcha Real anunciaban la salida de don Alfonso de las Casas Consistoriales, casas donde habia pernoctado, y que carajo, era día de domingo, y su majestad como buen católico tenía que cumplir con el precepto de oír misa. El alcalde y otras personalidades de la villa cacerense le acompañaban, el Rey y su sequito iban a pie, coño pues a ver si aprende estos presidentes de la diputación que para hacer el mismo recorrido necesitan llevar sus huevos asentados en la parte trasera de un vehículo oficial, y encima esos coches asquerosos los espera en la puerta, obstaculizando la vista a los visitantes a un edificio del siglo XV, tan maravilloso como es el de los Golfines de Abajo, y en una ciudad declarada como Patrimonio de la Humanidad, huevones sin fronteras son estos mediocres políticos que tenemos de andar por casa, y así es como cuidan la joya de la corona, pero en fin, eso demuestra lo que les importa la ciudad.
La comitiva de su majestad, una vez terminada la misa, comenzaron un recorrido hacia la parte alta de la ciudad.
-Venga Chivario, mira la hora y mira el candil, mañana sigues con el recorrido que hizo su majestad por Cáceres, pasad todos por la caja, y cada mochuelo a su olivo.
Tan solo quedaba en la taberna de la colora, el sonique ya medio apagado de los tejos al golpear en la rana Clan, Clan, Clan.
(Fuente Publio Hurtado-la Venida)
(Fuente Biografías)

Agustin Díaz Fernández
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