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LA VENIDA DE ALFONSO XII A CÁCERES Y LAS MINAS DE ALDEA MORET VII

  • Foto del escritor: Llopis Ivorra-AgustinDiaz
    Llopis Ivorra-AgustinDiaz
  • 1 oct 2023
  • 8 Min. de lectura

LA VENIDA DE ALFONSO XII A CÁCERES Y LAS

MINAS DE ALDEA MORET VII

Al día siguiente, a la hora de costumbre, a esa hora donde se confunde la tarde con la noche, sin llegar a serlo ni dejarlo de ser, a esa hora donde los sufridores trabajadores daban de mano, y sin siquiera pasarse un agua por las manos y cara y conservando el sudor honrado en todo el cuerpo al igual que en las ropas acudían a la taberna de Eugenia la colora, a rumiar sus miserias, a echar un trago de vino, y un poco de conversación por añadidura, o solamente a tener compañía aunque fuera en silencio entre todos aquellos hombres igualados en la pobreza que por no tener no tenían ni fuerza de voluntad para cruzar el Tajo en busca de un poco de aire fresco, pan, y decencia, que hasta eso les quitaron, porque todos perdieron una guerra, Ya cada uno en su sitio acostumbrados, los lindos que traía al barrio del Carneril el Piyayo para que vieran como se divertían los pobres, tambien en silencio expectantes, por ver como terminaba la historia de la venida de Alfonso XII que estaba desgranando el tío Chivario.

-Venga, tomando tragos que aquí se viene a consumir, que yo no vivo del aire, se dejó oír la Eugenia, mirando de reojo a la lata de Carne de Membrillo de Puente Genil, que le hacía las veces de caja registradora, pensando que como Chivario siguiera contando historias, necesitaría cambiarla por una más grande.

Mientras los jugadores de la rana, seguían con su sonsonete de Clan, Clan, Clan, al entrar los tejos por la bica de la rana

Ayer quedamos a su majestad y a todo su sequito, comenzó Chivario su historia, saliendo de misa de Santa Maria y se disponían a hacer un recorrido por la ciudad Monumental de Cáceres, ahora ya si ciudad que lo habia dicho el Rey.

Y donde nada más asomar en la Plaza de Santa Maria, se encontraron con el Palacio Episcopal, el solar de Hernando de Monroy y Mencía de Ulloa, el Solar de Carvajal, el Palacio de Mayoralgo, palacio de la diputación que en el siglo XIV habia suido casa principal de don Lorenzo de Ulloa, luego Convento de Santa Maria de Jesus, el magnífico palacio de los Golfines de Abajo, y enfrente la casa fuerte de los Duques de Valencia, junto a las ruinas de la ermita de Santa Catalina.

Entrando en la hoy plaza de San Jorge, el impresionante edificio conventual de jesuitas, y la iglesia de San Francisco Javier, subieron por la Cuesta de la Compañía, vieron las casas del Sol, del Águila y la Torre de Sande, salieron a la plaza e iglesia de San Mateo, donde dicen que antes rezaba el moro, el solar de los Ulloa, la casa de Diego García de Ulloa “el Rico” casa primitiva de Espadero donde por matrimonio con Lorenzo de Ulloa en el siglo XIV la hizo su casa familiar, Comendador de Alcuescar, Marqueses de Torreorgaz, Solar de Diego de Cáceres de Ovando, torre de las Cigüeñas, el Convento de San Pablo, el Palacio de las Veletas, antes Alcazaba de Moros con su aljibe del siglo XII, bajando por la calle Ancha hasta la Plazuela de Santa clara, por haber allí un convento regido por ellas madres Clarisas, y haciéndose tarde tiraron por la calle Pizarro y calle Carniceros hoy Sergio Sanchez, pasando por la plaza de San Juan, San Pedro, y San Antón saliendo la comitiva al descampado, donde un cordón humano esperaba para celebrar a su majestad hasta la estación de ferrocarril, ubicada en lo que hoy son los Fratres, y a pesar de que el barro era pegajoso y abundante el Borbón hizo el camino , todo el camino a pie, toda una proeza, andar un kilómetro, tuvo que acabar hecho polvo, destrozado y hasta cuenta algún cronista que de tanto esfuerza pareció como si orina sangre.

Ya en la estación de ferrocarril el tumulto de gente era impresionante, parecía que toda la ya ahora ciudad más los forasteros hubieran acudido a despedir a su majestad, las fuerzas vivas de la poblacion tambien acudieron, menestrales, caleros, zapateros, desempleados, funcionarios que desde la llegada de la Real Audiencia de Extremadura se habia empezado a poblar de ellos, hasta alcanzar el inmenso número de los de ahora, vendedores ambulantes esperando hacer su octubre, descuideros, pordioseros, lindos sin ocupación conocida, rentistas, y descuideros, todos a aclamando a su majestad, estamos a día 9 de octubre del año de 1881.

Más sonó el silbato del jefe de estación y el tren Real se puso en marcha, y a eso de las 9,10 minutos el tren hizo su entrada en la estación de las Minas, donde un lindo arco triunfal de bienvenida, se alzada a la mirada del viajero, en los talleres de reparación de la compañía, siendo recibido su majestad por los altos directivos de la empresa minera, mucho mas formales que estos que nos quieren meter con calzador una puta mina de litio en contubernio con políticos y demás gente de la farándula y el buen vivir, sonando como salvas de ordenanzas un estampido de barrenos preparados en honor de su majestad Alfonso XII.

Paso la comitiva continuación a inspeccionar las instalaciones de donde se extraía el material, empeñando por el pozo de la Abundancia, continuando después por los demás, y hasta bajó a una de las galerías, con el fin de hacerse carga de los trabajos que se practicaban dentro y fuera de la mina, para la extracción y clasificación del fosfato, mostrando interés por el tema, ¡carajo si era un rey campechano! Visito las escuelas, el comedor, el economato, y hasta piscina tenían para el disfrute de tanta gente trabajadora.



Tras la comida, ofrecida por el afamado repostero Lardys para la ocasión, tomo la palabra el sr, Moret, con brindis por su majestad y tal, después tuvo lugar a un desfile de niños y niñas, hijas e hijos de mineros, mineros y mujeres, mujeres de mineros, y las que clasificaban el material, aquellos niños habitantes de aquellas cien casas del poblado, que cobijaban a la vez la pobreza y la honradez,

Más ya es hora de partir, y después de bien cumplimentado hasta el empalago, por las autoridades locales y provinciales, , el Borbón pilló el tren, que por entonces funcionaban y más ese recién inaugurado, que estamos en 9 de octubre de 1881, calla, calla, que tambien hubo otro tren, recién inaugurado, por otro Borbón y con toda la calaña política a bordo y no funciona ni para atrás en pleno siglo XXI.

Por fin el pueblo cacerense, habitantes de la ciudad de Cáceres, quedó satisfecho con la visita del monarca, por fin Cáceres esa gran olvidada y dejada por todos y de todos volvía a marcar una pagina en la historia de España.


Segismundo Moret

POBLADO MINERO DE ALDEA MORET

A mediados del siglo XIX, nacía tras el descubrimiento de la fosforita, mineral rico en fosforo, en 1.864el comisario de policía Francisco Lorenzo y Diego Bibiano González, los cuales en encontraron una piedra blanca en la falda occidental del Cerro de Cabeza Rubia, que resultó ser fosfato de cal con una riqueza del 62%.

Recibió el nombre de Segismundo Moret Prendegast, político y que gracias a su influencia consiguió que un ramal del ferrocarril, llegase hasta la boca de la mina, con la que la fosforita pudo ser distribuida por todo el país, con el tiempo este sencillo asentamiento minero, dirigido en un principio por Unión Española de Explosivos, más tarde Explosivos Rio Tinto, llegándose a convertirse en un pequeño poblado, gracias a la prosperidad económica.

Desde el año de 1.886, se exporta material a países, Inglaterra Francia, Bélgica, Holanda, un mineral de alta calidad, que llego a Segismundo Moret a adquirir todos los derechos del rico coto minero en el año de 1.876, gracias a su iniciativa e influencia en Madrid, se creó el primitivo barrio de Aldea Moret, y se construyó en 1,880 el ferrocarril que enlaza Cáceres con Lisboa, lugar este de embarque de los fosfatos hacia Europa.

Al cierre de la amina, en 1963, existía en Aldea Moret una explotación de fosfatos parada desde 1,960, dos instalaciones para la elaboración de ácido sulfúrico con dos baterías de Horno-Cuba cada una, una planta para la obtención de cobre en cascara electrolítico y un almacén de fosfatos con cintas móviles de transporte.

Cuando estaban en pleno rendimiento de extracción este complejo minero funcionado a tope las minas de Perla de Cáceres, la Esmeralda, San salvador, María Estuardo, Abundancia, Labradora, Agricultura, San Eugenio, Estrella, Eloísa, Esperanza, y Carvajala, totalizando 12 pozos y 119 construcciones anexas.

Un tren de invitados llego a Cáceres, a las 7 de la mañana del día 7 de octubre de 1,881, para la inauguración de la línea de ferrocarril internacional Cáceres-Lisboa, en el que vinieron sus majestades Alfonso XIII y Luis I de Portugal, al que fueron a recibir a la estación de Valencia de alcántara, junto asas majestad Alfonso XII iba el presidente del gobierno Práxedes Mateos Sagasta y Segismundo Moret, cuatro máquinas del ferrocarril fueron bendecidas por el sr obispo de Coria. Al dio siguiente tras la misa en Santa María, viajaron en tren hacia las minas, visitando la de la Abundancia, ls escuelas y alguna casa, fueron recibidos con salvas mineras, y tras los discursos de Alfonso XIII y Segismundo Moret, hubo desfile minero de niños, mujeres y hombres.

Al día 9 de octubre de 1.881 siguiente a la partida del rey, el ayuntamiento acordó distinguir a Segismundo Moret, con el título de hijo adoptivo de la villa, y en real decreto de 9 de Febrero de 1,882 concedió su majestad Alfonso XIII el título de ciudad a Cáceres.

Aparición Mariana

La primera aparición se produjo junto al Pozo Esmeralda, pero que los encuentros inmediatamente se trasladaron a la zona del Malacate, junto donde vivía la niña y por dos veces al día, la pequeña caminaba hacia este malacate, se arrodillaba, rezaba y se marchaba, la niña ya iba de rodillas, y junto a los rezos aparecían llantos y algún que otro desvanecimiento, La gente empieza a acudir para acompañar a Mercedes en su camino y en sus plegarias, pero verse, seguía sin verse nada. Un día la niña le pide un milagro a la Virgen para confirmar lo que ella está viviendo, y que la gente empieza a cuestionar. La Virgen le dice que en nueve días tendrá el milagro que le reclama. Concretamente el gran día sería el 6 de mayo de 1947.

Como es de imaginar, en esos nueve días la noticia recorrió toda la ciudad y sus alrededores, y ese día de comienzos de mayo llegan en coche, a pie o en tren, miles de personas a la zona del poblado minero. El apeadero de Aldea Moret recibe centenares de viajeros venidos en el ferrocarril y que no quieren perderse el milagro. El diario ABC del día siguiente informa de lo que allí aconteció y afirma que más de 30.000 personas llegaron a Cáceres para contemplar el prodigio que Nuestra Señora tenía previsto realizar. A duras penas la niña puede avanzar de rodillas hasta el lugar del encuentro, pero finalmente llega y comienza a rezar, a llorar, parece que se desvanece, pero continúa con sus plegarias, sin que pasara nada. Transcurrido un tiempo prudencial, la niña se encamina de nuevo a su casa entre la decepcionada multitud que se marcha con una terrible sensación de estafa. Poco a poco la niña deja de ir al encuentro de la Virgen, ésta ya no se vuelve a manifestar más.

Este hecho esta unido a la llegada del tren a la villa de Cáceres, a Segismundo Moret, al alcalde Lesmes Valhondo y al rey de España Alfonso XII.

“Terminado el banquete, el rey Alfonso XII alzó su copa para hacer el brindis final y exclamó:

“Brindo por la ciudad de Cáceres…”

Al oír estas palabras el alcalde Lesmes Valhondo se sorprendió, pero como experimentado político y hábil en estas lindes, al terminar el rey su brindis, y antes que el eco de aquellas palabras se perdiera, se levantó raudo a recoger el brindis diciendo:


“Majestad, en nombre de la hasta ahora villa de Cáceres, os agradezco profundamente el honroso título de ciudad que acabáis de otorgarle.”

El asombro del rey fue considerable, pues sin quererlo la había elevado Cáceres a la categoría de ciudad, más como bien decía Francisco de Quevedo, “De ninguna, manera conviene que el rey yerre; más si ha de errar, menos escándalo hace que yerre por su parecer que por el de otro.” Y en vez de retractarse el rey se ratificó en sus palabras.



(Fuentes Publio Hurtado-la venida)

(fuentes Biografías)

(Fuentes Jesus Sierra Bolaños)

Agustin Díaz Fernández

 
 
 

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