MIEDO A LAS MADRUGADAS
- Llopis Ivorra-AgustinDiaz
- 27 may 2023
- 9 Min. de lectura
Actualizado: 24 ago 2023
MIEDO A LAS MADRUGADAS
PUTA VIDA
Crónica desde la Ronda de la Pizarra
Quizás diera comienzo por su inclinación hacia los partidos de izquierdas, quizás fuera por llamar a asamblea con una corneta, corneta esta que usaba para avisar del peligro de barreno a punto de explosionar, la misma con la que avisaba a los mítines de aquel Partido de los Socialistas de entonces, no se si mejor o peor que los de ahora, pero si que eran socialistas de corazón y de ideología, no dispersos y tibios como los que vemos paseando por nuestras calles, en nuestros televisores en el salón de nuestra casa, y en la prensa diaria que más parecen busca comederos que estar en la lucha por el bien común, quizás y solo quizás, lo empezarían a tener por sospechoso en aquel noviembre de 1933, primera de las elecciones democráticas donde las mujeres tuvieron derecho al voto, y aquel muchacho de pelo rizado, apenas un mozo con diecinueve años, se le empezó a mirar mal, por sus inclinaciones políticas, en este país de maldad, en esta madre patria que solo parió bastardos, donde los obreros aborrecen a los obreros, donde los pobres odian a los pobres, donde los ricos se hacen cada vez más ricos gracias a los odios de esos obreros y a esas luchas de pobres contra pobres, de hambre contra hambre, pobre España, que la que la pasean de boca en boca y se arropan en su bandera, son los que la están esquilmado, Esta España, con sus señoritos, y sus caciques, que jamás se fueron de la Extremadura, que se refugiaron en los partidos y que poco a poco vuelven a aflorar, con sus caras blanqueadas de democracia, y a la mínima te sueltan un golpe de mano, como un tal irrelevante dr. Vara le hizo a su partido, no hace mucho de eso, y los militantes lo siguen manteniendo en la poltrona, pero eso es otra historia.
Más una noche mediados el mes de julio de aquel maldito a<ño 1936, y ya cuando soplaban vientos de guerra, volviendo de casa de la novia, una cuadrilla de aquellos valientes falangistas del Café (Camaradas Arriba Falange Española) a aquel joven, apenas un mozo que andaba por su pueblo sin saber que le habia pillado una guerra, por estar enfilado, o por llevar una corbata roja, o colorada, que yo no se distinguir los colores, aquella noche de estío, le pillaron en emboscada le cortaron la corbata a trocitos se la hicieron tragar en medio de chanzas e insultos.
Shhhhhh, ¡!!! Agustín, shhhh
– que pasa quien llama, quien anda hay escondido en la oscuridad a estas horas de la noche
-dos semanas más tarde del inccidente de la corbata, ya en Agosto, y como una horrible pesadilla, cuando la bestia no se conformaba con vencer, también quería humillar a los vencidos, eliminarlos física y moralmente, reducirlos a la nada, como españoles de bien de derecho y de seres humanos. Huertas de Ánimas, (Trujillo) a principio de Agosto del 36, noche cálida y tranquila como las noches de verano en nuestra tierra, volvía a casa o iba, cuando en la plaza del cura escuchó a penas una voz que le llamaba con voz queda, desde la oscuridad y al acercarse a ella, y para su sorpresa adivino más que vio quien era el que le llamaba. -Pero Pater, que hace ahí y a estas horas y en la oscuridad
– Vengo a avisarte hijo, no vayas a tu casa ni pases por la plaza – pero esto a que viene, que es lo que sucede,
– hazme caso hijo y huye, échate al monte o escóndete, pero no vayas a tu casa, los falangistas te están esperando para prenderte
– pero porque páter, yo no he hecho nada, solo asistir a los mítines del frente popular y anunciarlos con la trompeta de los avisos de los barrenos, es más si hasta les doy trabajo a algunos de ellos
– Tal vez por eso mismo hijo, te tienen envidia y ya sabes, desde el golpe de estado de Franco, lo valientes que se han vuelto, estos matasietes y chulospiscinas lo peor de cada familia de este pueblo. Fue la última vez que se vio al Páter ( no recuerdo su nombre ) con vida, solo que años después se supo que lo represaliaron y nada más ,junto con unos cuantos paisanos, entonces no interesaba averiguarlo, y creo que ahora tampoco interesa a nadie ni saber dónde están enterrados y quienes eran los asesinos, a pesar de una ley de memoria histórica que estos demócratas se la pasan por los huevos. Hubo que echarse al monte, no quedaba otra para salvar el pellejo, hasta que se aplacara la barbarie, de los sembradores del terror de los mal nacidos falangistas y guardias civiles afines, a los montes de Alía o Guadalupe con los maquis, y dejar pasar el tiempo, para que la fiera se aplacara. Mientras en el pueblo unos cuantos familiares o conocidos fueron detenidos, maltratados, salvajemente torturados, sacados al amanecer para el paseíllo y simular fusilamientos varias veces, para volverlos locos, las mujeres peladas al cero, les daban aceite de ricino y las paseaban desnuda por el pueblo , obligando al resto del pueblo a presenciarlo, para mayor vergüenza de la víctima y de los mismos paisanos que impotentes asistían con resignación a aquel sin sentido, como escarmiento, decían los hijos de puta, tan católicos ellos que incluso contaban con la bendición de la iglesia, esa misma iglesia que vive y muy bien de nuestros impuestos, de los impuestos de los hijos de aquellos de los que fueron cómplices de asesinato, a los que no les quitaron solo la vida, les quitaron más mucho más , les quitaron la dignidad les hicieron desaparecer como personas, tanto que hasta les hicieron desaparecer la documentación en los archivos como si nunca hubieran existido ,fueron alimañas hasta para negarles el certificado de defunción a aquellas mujeres que iban buscando a maridos, padre e hijos que ellos asesinaron, corrían malos tiempos, estábamos en la época del miedo, miedo a los vecinos por si te delataban aunque fuera sin motivos, miedo a hablar miedo a callar, a la bulla al silencio, pero lo peor era a las noches, más concretamente miedos a la madrugada. Es paradójico la gente que ha vivido y tenido como vecinos de la misma calle e incluso en la puerta de enfrente de los asesinos de los suyos durante muchos años y no haya pasado nada de nada., al igual que consentimos que el dictador muriera en su cama de viejo y también con la paradoja rodeado de los padres de los que ahora nos gobiernan, de los que se llaman padres de la patria. CONTINUIDAD Pero no pararon hay, había que dar continuidad al esperpento y al miedo y a la barbarie, al odio contra los vencidos, y para ello les colgaban el San Benito de desafectos al régimen, lo que equivalía a morirse de hambre les robaban la identidad como si jamás hubieran existido como si jamás hubieran sido hijos de este país de malnacidos hijosdeputa, nadie quería saber nada de los desafectos, unos por obligación otros por devoción, y por supuesto también entre todo esto vivía la barbarie y los asesinatos, sin motivos sin juicios sin nada que los justificase , solo porque si , por la chulería de estos inútiles y zánganos porque fueron los que vencieron, sin documentación sin aparecer en ningún registro solo en el de ellos y como figuraran como desafecto lo tenías claro, se ha dado el caso de mucha gente que los quitaron de los archivos ni como vivos ni como muertos, dejando a las viudas sin cobrar la pensión que por lógica les correspondía, casos de estos y peores existen y muchos, otros que van a pedir certificados y figuraban como muertos o desaparecidos sin haber salido nunca de su pueblo. Seguir viviendo entre gente hostil y territorio comanche, gente de mirada perversa, solo porque se era más listo que ellos, se sabía escribir y leer y algo más , que por aquel entonces y más para el menor de tres hermanos hijos de campesinos huérfanos desde muy chiquititos y criados por una tía solterona estraperlista de café y oro, y todos lo que se pudiera trapichear, ya era todo un logro, como su trabajo se consideraba esencial para el florecimiento de España ,lo de desafecto que figuraba en sus papeles se tenía en cuenta pero menos, estos tipos sin moral ni decencia le permitían seguir trabajando, en lo que sabía hacer, que era hacer carreteras, echar números y cuentas para presupuestar obras públicas, fueron tan amables que hasta le permitieron el carnet de uso y manejo de explosivos, ¡qué horror vaya locura a uno que en la documentación aparecía como desafecto al régimen, ya ven en aquella época y entre cobardes y gente sin moral, Así empezó otro suplicio. Viviendo de casetas de camineros en casetas de camineros, en un rincón con una manta colgada a modo de puerta y pared con la mujer y los pocos enseres que se tenían, sin poder apenas entrar en los pueblos por donde se trabajaba, la guardia civil no se lo permitía, solo para contratar a los hombres para el trabajo, y como siempre no a los que se quería si no a los que el jefecillo local del movimiento decía, y no siempre a los mejores trabajadores de la localidad, estos casi siempre también que casualidad figuraban como desafectos al régimen, desafectos de que y de quien, que se murieran de hambre se lo merecían por haber perdido una maldita guerra que ellos jamás buscaron. Se vivía siempre con el miedo a la noche, a que cualquier analfabeto comandante de `puesto de la guardia civil, ordenando por el hideputa de jefe local del glorioso movimiento ,siempre apestándole el aliento a aguardiente o a vino barato, de cualquier pueblo perdido, muerto de miedo, se le antojara hacer una visita a la caseta del caminero donde estaban hacinados , para llevárselo al cuartelillo para interrogarlo y siempre a la hora del miedo, poco antes del amanecer.

Andado siempre con salvoconductos para poder transitar de un pueblo a otro, de cuartelillo en cuartelillo presentándolos a cualquier analfabeto que se los pidiera, Las Navas, Brozas, Alcántara, así era la vida y siempre con miedo mucho miedo, una noche tras otra sin dormir , esperando a la guardia civil a ver que gracia les obligaba el miedo a hacer, a ver que se les ocurría esa noche, como sacarlo de la cama para simular un fusilamiento, y otra perversiones más, mientras la familia se mantenía acurrucada tras el portón de entrada de la caseta en un sin vivir esperando acontecimientos, carajo que largo se hacia el rato que duraba la pantomima de los hijos de puta y siempre con miedo mucho miedo.
Vinieron los hijos, algunos de ellos en los años del hambre, hasta que se asentaron por fin en Cáceres en la populosa barriada del Carneril, también rodeados de guardias civiles por el acaso, teníamos en el bloque tres familias de guardias civiles, malos como su puta madre, por las noches con la cabeza tapada con una manta junto a la radio, toda la familia reunida escuchando, Radio Pirenaica, por donde entraba alguna noticia que nos informara de lo que pasaba en España, bajo, el volumen muy bajo, y siempre miedo, con mucho miedo, miedo de que nos escuchara cualquier vecino, miedo siempre con miedo todo era miedo, y una noche y otra sin dormir esperando la madrugada y los golpes a la puerta, miedo se vivía solo por y con miedo las madrugadas. EL DECLIVE ¡!!! Shhhhh, sé que estás ahí, mira no me contesta, sí sé que estás ahí ¡!!!. Los días pasaban más o menos tranquilos, la función empezaba como en los mejores tiempos a la medianoche y duraba toda la madrugada. ¡!!!! Shhhhh, mira escúchame sé que estás ahí, tenemos que cruzar el puente, vosotros coged la dinamita mientras yo con unos cigarrillos y una botella de coñac entretengo al capitán de la guardia civil, la pasáis por debajo del puente, tenemos que llegar a nuestra posición con la dinamita y las municiones antes del amanecer, rápidos. ¡!!! Cuidado no asomes la cabeza, no están tiroteando desde todos lados, estad atentos no están intentando copar, cuando lleguen los refuerzos, ¡¡¡seguir subiendo hasta las cuevas de Alía!!! ( Pueblo en las sierras de Guadalupe ) Así todas las noches, hasta la hora maldita del amanecer, a esa hora que no se saben si es tarde o temprano, según para que cosas, que no son horas ni para ir ni para venir. Unos días te hablaba como a un hijo otras como a un compañero, otras ni siquiera te reconocía, se acordaba de personas y cosas de hacía mucho tiempo y no recordaba lo que acababa de comer, se acordaba de las horas de las tabernas bebiendo vino con los que contrataba ajustando precios de los machacadores de almendrilla o el de las bestias de carga, trajinando con bidones de alquitrán, y trasegando vino en la taberna de la “Colora” para contentar a los jornaleros cuando no llegaba el dinero del jornal y había que seguir trabajando, pero no se acordaba de quienes eran sus hijos ni su mujer, supongo que eran las consecuencias del Alzheimer, y así se fue apagando un buen hombre, al que creo que jamás hizo daño a nadie, al que el tiempo y las circunstancias le obligaron a llevar una vida que él no quería ni para él ni para nadie de eso estoy seguro, jamás se quejó de ser lo que fue y de hacer lo que hizo en este mundo, poco a poco se fue apagando y murió el mismo día, paradojas de la vida que nació, noventa y dos años después, que la tierra te sea leve Agustin, siempre en el recuerdo, jamás morirás porque mientras alguien te recuerde nunca se muere, siempre en el recuerdo

Agustin Díaz Fernández
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