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MONASTERIO SAN FRANCISCO EL REAL DE LA VILLA CACERENSE III

  • Foto del escritor: Llopis Ivorra-AgustinDiaz
    Llopis Ivorra-AgustinDiaz
  • 26 oct 2023
  • 8 Min. de lectura

MONASTERIO DE SAN FRANCISCO EL REAL

DE LA PROVINCIA CACERENSE III

Crónica desde la Ronda de la Pizarra

En el capitulo anterior dejamos fundado el monasterio, y que La bula fundacional le fue otorgada por el Papa Sixto IV en día 3 del mes de diciembre del año de 1472.

Así las cosas, y los clientes de la taberna de la colora cada uno en si sitio y con las pistolas de vino sobre las mesas, en silencio esperando que el tío Chivario siguiera con la historia de la fundación del Monasterio, donde tan solo se escuchaba el monótono Clan, clan, clan, de los tejos al golpear en los labios de la rana, tan solo Eugenia la colora, rondaba por el local, terminando de servir las consumiciones a la vieja clientela.

Y fue, con esta bula papal que los franciscanos consiguieron la instalación definitiva del Monasterio, construyéndose gracias a las limosnas de los nobles cacereños, donde destacó la figura de don Diego García de Ulloa “el rico” y de doña Maria de Ovando, que fuera hija de Diego de Cáceres y Ovando, paladín de los Reyes Catolicos y capitán de sus majestades de la tropa de Extremadura, la ayuda económica de la propia orden, la de los Reyes Catolicos y la intervención del Cardenal Mendoza, tambien se reseña la contribución de otros mecenas como el Arzobispo de Toledo don Pedro González de Mendoza y el obispo de Coria don Iñigo Manrique de Lara, fue en tiempos de los Reyes Catolicos cuando se ejecutaron las principales dependencias del cenobio.

En la Clave de la capilla mayor, están las armas reales de los monarcas con lasa cifras F de Fernando e Y de Isabel, el Arzobispo de Toledo, colaboró con la construcción del crucero donde quedó esculpido su escudo en la bóveda, el resto de las capillas del convento se realiza a expensas de la nobleza cacereña, Aldanas, Saavedras, Carvajales, Ulloas, Torres, Ovandos, la sacristía se realizó por mediación de familias ilustres, Toledo, Vargas, Torres, Golfines.

Pasado el tiempo, y ya bien avanzado el siglo XVI, se arreglo el convento, se hicieron trabajos en el refectorio, enlosados, puertas ventanas, escaleras, obras que fueron proyectadas por el maestro cantero Pedro de Marquina, siendo ejecutadas por Martin Guerra y Lorenzo Martin, sien el valor de estas reparaciones 37.740 maravedis.

Siendo el día 3 del mes de mayo del año de 1496, se fundó la Cofradía Penitencial de San Francisco, a la que pertenecían Nobles, algunos miembros del claustro secular y los frailes del convento, con motivo de hacer frente a las cargas del cenobio y que se verían reforzadas con la fundación en día 1 de noviembre de 1623 de la cofradía de San Diego Alcalá, patrón de los franciscanos.



Pasado el tiempo y ya en 1871, este Monasterio de San Francisco el Real tuvo un colegio de teología escolástica:

*Es convento magnifico, sus habitaciones cómodas, capaz de 60 religiosos, su biblioteca copiosísima, es casa de noviciado, colegio de teología escolástica desde 1781, y aquí se colocó el archivo general de la provincia, que después se trasladaron a Badajoz, tiene buena huerta y por ella y varios parajes del convento pasa el caudal de agua de la Fuente de Rey.

*Simón Benito Boxoyo-Noticias de Cáceres

Durante la guerra de la independencia el convento sufrió saqueos, por parte de los generales franceses Soul, Foy, Digeán o Reguier, donde expoliaron el órgano, dos que este convento al parecer tenia, destruyeron el retablo mayor en 1809, este retablo databa del año de 1625, y en los días 17, 18, 19 del mes de octubre de 1823, cuando la sangre corrió por las calles de Cáceres, las tropas del general liberal Juan Martin ”el Empecinado” incendiaron el convento, donde se llegaron a quemar 25 de sus celdas, cometieron sacrilegios, ocasionando muchos daños perpetuados dentro del recinto, las causas fueron por acoger en este convento a algunos miembros del bando absolutista, quizás estos hechos fueron los que marcaron la floreciente vida del monasterio, ya que no se volvería a recuperar, y para rematar al herido, la desamortización de Mendizábal del año de 1836, (19 de febrero, y 8 y 24 de marzo de 1836) fue la causante del éxodo definitivo de los frailes franciscanos de Cáceres.

y ya abandonado el feudo franciscano a su suerte, pasó a poder del estado el edificio al que le dieron utilidad como cuartel y a la cría de ganado en establos de un importante contingente de tropa de caballería, con alrededor de 800 infantes y 200 caballos, y legamos al año de 1841, año en el que el antiguo Monasterio se convierte en Hospital Provincial, Casa de Misericordia, y refugio de pobres y transeúntes, estas instituciones se trasladaron a San Francisco el Real desde Santo Domingo, y lo habilitaron para estos menesteres, el día 27 de junio del año de 1844 hubo que realizar obras de adecentamiento se transformaron las dependencias destinadas al clero secular, para el cuidado de enfermos se destina el piso bajo, los claustros altos se cierra a tal efecto y el dormitorio alto que daba al patio posterior, el resto del edificio es ocupado por la dependencias de los empleados sanitarios, botica, dos escuelas, dirección, iglesia, y donde la capilla de los Torres-Blazquez, servía como depósito de cadáveres, almacenes de telas que desbordaban el monasterio, y el poco espacio que quedaba le dieron uso como hospicio de niños.

Pero al elegir el convento como Hospital Provincial, no tuvieron en cuenta el problema de falta de espacio y de unas condiciones higiénicas de ventilación e iluminación adecuadas para el cometido que se le dio, la capacidad de las habitaciones no permitía más que una hilera de camas dejando un pequeño espacio en medio para el paso del personal sanitario, el aire que se recibía lo proporcionaban los patios y los enfermos no tenían más vistas que la pared de enfrente o el techo.

Todo el claustro del convento incluido su vestíbulo, estaban pintados al fresco representados paisajes de la biblia, retratos de santos, franciscanos de la orden, milagreros y penitentes, más todo desapareció, y tuvo que ser un lumbreras de esos que por Cáceres hay bastantes, un administrador de la beneficencia quien en su ignorancia los mando enjalbegar, perdiéndose para siempre la vista de aquel místico mural.

Pero ya estamos en el año de 1890, y con el traslado del hospital al nuevo edificio, junto al parque de Calvo Sotelo, ahora de Gloria Fuertes, el monasterio de San Francisco el Real, quedo dedicado exclusivamente a hospicio de niños, y que en 1935 compartió el espacio con tropas regulares marroquíes y expedicionarios italianos, 1939, fecha del termino de aquella horrible y puta guerra “incivil” pasó a denominarse Colegio Provincial de San Francisco y así seria hasta 1980, año en que paso a denominarse Complejo Cultural San Francisco.

Con la salida definitiva de los frailes franciscano del convento cacerense, y los sucesivos expolios que se sucedieron, fueron la constante de las perdidas de los ornamentos y objetos de valor que el monasterio habia conseguido conservar, y que fueron depositados en la parroquia de San Mateo como Casa Matriz, aunque el patrimonio que durante siglos habían atesorados a estas alturas estaba bastante diezmado, las huertas del convento fueron malvendidas al baratillo según dice el cronista.

Y así llegamos de vuelta a 1981, fecha en que se le da al edificio nuevo contenido como Centro Cultural, que empezó su camino allá por el año de 1881, se aprobaron las obras de adaptación como hospicio a centro cultural, por entonces regia la Diputación Provincial un tal Jaime Velázquez, creo.

Con motivo de esta restauración, de dejaron a la vista un conjunto de pinturas murales en e claustro y en algunas capillas donde se desarrollaban varios frescos en escudos, motivos vegetales, y escenas de santos que proceden de las historias de santos franciscanos, y que se dataron de la segunda mitad del siglo XVII.

Tiene iglesia este convento de estilo gótico, de últimos del siglo XV, más la fachada tal y como se puede apreciar ahora es del siglo XVIII, del año de 1723, la planta tiene aspecto de templo catedralicio de cruz latino con tres naves, dos tramos con crucero marcado en altura y su presbiterio de forma ochavada.

Pero no nos adelantemos ni nos atrasemos en el tiempo, estamos a comienzos del siglo XIX, y la vida y la vida monástica de los padres franciscanos debía de transcurrir con total normalidad, y según parece estos frailes tenían mucho predicamento en el vivir diario de la villa cacerense y hasta el punto que el Concejo cacereño y sus dignatarios en lo que debió ser la primera remodelación que se hizo en el monasterio después de los estragos perpetrados por las tropas francesas durante la guerra de la independencia, donde resulto incendiado el retablo mayor y el expolio del órgano, al menso asi lo cuenta don Publio Hurtado, en el poco tiempo en que el convento siguió existiendo como tal en el siglo XIX.

*los franciscanos de remota antigüedad en la villa, apadrinados por el ayuntamiento y la nobleza desde la época de su fundación, con una falange respetable de cofrades, escuela de novicios y catedra de teología, gozando de ilustración en la villa cacerense, porque el colegio fundando por el obispo García de Galarza padecía en su vida escolar de intermitencias, y si alguna vez estuvo completo de cardenalicios y elementos docentes fue por poco tiempo, y ellos servían siempre a la capellanía del consistorio popular, su guardia era indispensable y consejeros del municipio em las circunstancias difíciles y de su sede capitular partía siempre comitiva burocrática que acompañaba a los regentes electos de la Real Audiencia de Extremadura, cuando estos venían a posesionarse de sus cargos, los frailes eran los oradores de la catedra sagrada , los directores de hecho de las conciencias, los solcitos amigos de grandes y pequeños, los zanjadores de rencillas familiares, y los que departían a diario con las autoridades locales sobre los asuntos que tocaban a la vida pública pues a su convento a guisa de distracción y recreo, acudían a diario todos los prohombres de la villa que eran discreta y disimuladamente agasajados por los frailes, con sendas jícaras de chocolate “exquisito como de frailes”.

*Publio Hurtado-recuerdos.

Existía la tumba de un caballero llamado Juan de la Peña, y que debio ser un prodigio de obra y así lo definía José Ramon Mélida en su catálogo:

Esta al lado del evangelio y es de alabastro, sobre arca sepulcral, se ve estatua yacente de noble caballero vestido ropón o tabardo de mangas perdidas por cuyas aberturas saca los brazos que por estar abierto por delante descubre y un jubón y un collar, lleva birrete y el rostro esta por desgracia, frusto, con ambas manos tiene sobre si la espada, a sus pies un lebrel que esta mutilado, el frente del arca esta decorado con dos escudos blasonados, el uno el mismo mencionado en la parte de las estrellas y muralla almenada, el otro con cinco calderos, en el borde superior del arca esta la inscripción :

Aquí yace el honrado cavallero Juan de la Peña que santa gloria aya.

Junto a este sepulcro se encuentra el de doña Maria Valverde, su esposa que fuera fundadora de esta capilla.

Y a pesar del manifiesto interés por parte de la Diputación por las capillas, este Monasterio fue expoliado por ultima vez en el año de 1963, los causantes de este expolio, no fueron los prepotente franceses, ni las tropas del “Empecinado” no, los últimos que asaltaron el monasterio de San Francisco el Real de la villa cacerense, fueron la comunidad religiosa que por entonces regia esta institución, según testimonios de los propios trabajadores, soliviantaron el arca donde estaba enterrada Juan de la Peña, con alevosía y nocturnidad, ya que fue de madrugada cuando se lo llevaron, camino de Sevilla donde los frailes Salesianos tiene su casa Matriz.

(Fuentes Vicente Méndez-Rubio Ramos-el Monasterio)

(Fuentes Simón Benito Boxoyo-Noticias)

(Fuentes Publio Hurtado-recuerdos)

(Fuentes José Ramon Mélida-catalogo)



Agustin Díaz Fernández

 
 
 

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