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ENFERMERÍA DE SAN ANTONIO COLEGIO DE SANTA CECILIA- CÁCERES

  • Foto del escritor: Llopis Ivorra-AgustinDiaz
    Llopis Ivorra-AgustinDiaz
  • 16 abr 2024
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 26 mar

                  LA PARROQUIA DE SAN MATEO-XIII

                     ENFERMERIA DE SAN ANTONIO

                         COLEGIO DE SANTA CECILIA

                                        CÁCERES

Crónica Desde la Ronda de la Pizarra.

Situada en la calle Olmo, donde en la actualidad es convento de monjas Jerónimas, y que utilizan como iglesia conventual, la que fuera capilla de le enfermería, este edificio fue construido en el siglo XVII, sobre dos mansiones antiguas que pertenecían a los linajes Pereros, Aldana, Porcallo, de la Cerda o Sotomayor Bravo.

“El actual convento de las Carmelitas fue en su origen, enfermería de San Antonio, perteneciente al Convento de San Francisco, y que este solar fue cedido por el Ayuntamiento a los franciscanos en el año de 1659, solar en la calle Olmo y donde fundaron su hospital con capacidad para treinta enfermos, los dineros para sostener a los enfermos corría a cargo de la    nobleza cacereña, que colocó azulejos talaveranos con sus escudos de armas encima de las puertas de entrada a las celdas, y que al parecer aun hoy e conservan, por lo menos casi todas, cuentan con gran belleza y valor heráldico, y alcobistas fue el nombre que recibieron las familias que sostenían las camas, y sucedió que con la desamortización de Mendizábal trajo la pérdida del edificio como enfermería, entonces los edificios religiosos pasaron a la mitra, quien la cedió a en 1889 a las madres Carmelitas de la Caridad y para colegio de chicas.

Este edificio que albergó enfermería, en la que eran ingresados los frailes que habitaban el Real Monasterio de San Francisco, estos necesitados de un local donde venir a curarse de las enfermedades que los acometían, ya que el sitio donde se edificó el Real Monasterio era malsano, y que sufrían enfermedades como paludismo y tercianas, enfermedades estas corrientes por estar el convento ubicado a orillas de la Ribera del Marco, y que el ayuntamiento cacerense igual que en su día hicieron con los terrenos del convento, les cedió los

de la enfermería como limosna,

(Orti Belmonte-Fundaciones 1850)

Luce en su fachada el escudo de la ciudad de Cáceres, pero con los cuarteles cambiados, figurando el León en el cuartel de la parte izquierda perteneciente el reino de León y el castillo perteneciente al reino de Castilla en la parte derecha, y no al revés como los ordenaron sus católicas majestad Isabel y Fernando, y a la derecha el de la orden franciscana, a la izquierda el escudo de Felipe V.

Ya exclaustrados los frailes, sirvió como Casa Rectoral al cura de la Parroquia de San Mateo, hasta el año de 1889 en que el diocesano, la dio para Casa Residencia   las Hermanas Carmelitas de la Caridad, dedicadas a la enseñanza, y que la denominaron como colegio de Santa Cecilia, para instruir a la juventud femenina, en la actualidad este convento esta regentado por las monjas de la Orden de San Jerónimo.

Construido en mampostería y sillería, tiene capilla de un solo tramo de nave y presbiterio rectangular, y cubierta mediante bóveda de cañón, dicen los entendidos en estos asuntos, que lo más atractivo de este edificio es la decoración en piedra de los placados barrocos que cubre los muros y la bóvedas, en su entorno una serie de dependencias, celdas, salas, pero estas en su mayor parte son posteriores al siglo XVIII, época esta, de la construcción de la ermita, tiene un hermoso patio al que daban las celdas de los enfermos, se conserva un retablo barroco de aproximadamente 1720, de un cuerpo articulado de tres calles con columnas salomónicas, de la que restan varios elementos, nos dice el cronista que el pintor Francisco Mendo Montejo, fue el autor del ciclo dedicado a exaltar los milagros de San Antonio de Padua, de un conjunto e cuadros que existían en la enfermería dependiente del convento de San Francisco, hoy estos cuadros se encuentran en el convento.

Nos sigue contando la crónica del sr Hurtado que, cuando fundaron el monasterio de San Francisco Real, no se tuvo en cuenta las pésimas condiciones de salubridad que por aquel entonces habitaban en el lugar de la Ribera del Marco, ya que era una ciénaga y foco de enfermedades.



Y así las cosas, durante siglo y medio estuvieron los padres franciscanos sufriendo los azotes de algunas de las enfermedades contagiosas, siendo la principal la del paludismo, al punto, dispusieron en la calle Solana, hoy calle Pizarro de la capital cacerense, una enfermería de reducidas dimensiones donde trasladar a los enfermos, sucedió que al poco, se dieron cuenta de que este espacio habilitado era sumamente pequeño para albergar a los frailes dolientes, entonces el ayuntamiento se puso manos a la obra con la intención de paliar esta situación.

Y en 1659, se les dio como limosna una espacioso solar, casa que tenía el número 6 de la calle Olmo, donde con limosnas y aportaciones personales, edificaron un gran edificio, para la época se entiende, que denominaron como enfermería de San Antonio de Padua, contaba con patio, jardín, muy buena ventilación, y bien soleado, con habitaciones en la parte baja y alta, y con capacidad para treinta enfermos, y como recordatorio de que aquel edificio los observantes de la regla se lo debían a la munificencia del concejo, pusieron sobre la puerta principal el escudo de armas de la villa cacerense.

Y como se consigue más pidiendo que no dando, la nobleza de la villa se puso a tenderle una mano a los frailes, y cada una de las familias de las mejores acomodadas de Cáceres, se obligó a mantener al religioso que ocupase la celda de la que se habia hecho cargo, y sobres cuyas puertas colocaron como distintivos de a quien pertenecían, los blasones de los respectivos linajes.

Y a estas familias se las llamó alcobistas, que al parecer y a los ojos de Dios era título de mucha honra, de los hombres parece que también, y siguió siendo enfermera hasta que, en 1836 se vino Mendizábal con su amortización y quedaron suprimidos las comunidades religiosas, y de pronto la enfermería de San Antonio Pasó a ser la rectoral de la parroquia de San Mateo.

Hasta que se instalaron en la casa de la calle Olmo, la comunidad de religiosas Carmelitas de la Caridad, que tuvieron su venida a Cáceres en 26 de enero de 1889, y fue a través de las gestiones que realizó el obispo de la diócesis de Coria, Felipe Ortiz, que lo hizo atendiendo la solicitud de varias damas de alcurnia de la villa cacerense, y para la más selecta educación de sus hijas.

La hermandad de religiosas Carmelitas, fueron instituidas en Vich (Barcelona) un 26 de febrero de 1826, y la constitución de esta hermandad fue aprobada por la Santa Sede en el año de 1880, su principal motivo era, la dedicación a la enseñanza y demás misterios de la caridad, esta hermandad fue muy difundida y con una muy buena aclamación general, según nos cuenta el cronista en el año de 1917, ya contaban con 152 casas, 1988 religiosas, 32839 educandas y 8363 personas asistidas.

En Cáceres llamó a su colegio con el nombre de Santa Cecilia, no solo educaron a las niñas de las familias pudientes y linajudas de la capital y poblaciones de alrededor, tambien acogieron a las más necesitadas para las que establecieron escuela gratuita.

Comenzaron con once religiosas que cuidaban de la educación de las alumnas, que vivían de las pensiones que, ya fueran internas o como externas les cobraban a las educandas.

La capilla en la antigua enfermería de San Antonio de Padua, al igual que el resto del edificio sufrió reformas en el transcurso del siglo XVIII y fueron las monjitas las que lo cuidaron, asearon, y restauraron el retablo de estilo del taller del maestro Churriguera, del único altar que esta sacristía tiene lo doraron pero el paso del tiempo lo habia deteriorado la mayoría de los cuadros pintados al oleo que cubren las bóvedas y paredes del recinto y en los que apenas se distinguen los motivos, y de los milagros que se le atribuyen al santo de Padua.

“La enfermería que estuvo en la calle Olmo, pasó a manos de las monjas Jerónimas, y estas utilizaron como iglesia conventual la capilla que tenía la enfermería, construida en el siglo XVII en el solar que ocupaban otras dos mansiones más antiguas de los linajes Pereros-Aldana-Porcallo-De la Cerda-Sotomayor-Bravo.”

(Miguel Orti Belmonte)

Puede que este convento contenga la mejor colección de emblemas sobre azulejos policromados de la provincia de Cáceres. En la fabrica de mampostería de la puerta de entrada se puede ver tres escudos, uno el de la ciudad de Cáceres con un león en una parte y un castillo en la otra, pero al revés de su orden habitual, el de la Orden de San Francisco el otro es el escudo del rey Felipe V.

(Fuentes Publio Hurtado-La parroquia)

(Fuentes Orti Belmonte)

(Fuentes Ramos Rubio-ermitas)

(Fuentes Corrales Gaitan-ermitas)



Agustín Díaz Fernández

 

 
 
 

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